Wall Street es un manojo de nervios. El S&P 500 y el Dow Jones cerraron planos, en los 2.884 y los 26.007 puntos, respectivamente, y el Nasdaq 100 repuntó un 0,38%. Pero este es un resultado engañoso. En la sesión cotizó de todo: el miedo a una recesión, el pulso del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, con la Reserva Federal (Fed), la entrada del petróleo en un mercado bajista técnico -ya corrige más de un 20%- y la desbandada de los inversores hacia la deuda, que de forma general llevó los intereses a mínimos y dejó a la temida curva de tipos nortemericana -el diferencial entre el interés que ofrece el bono a 10 años respecto al del 2 años- al borde de la inversión, lo que, efectivamente, es augurio de una contracción de la actividad económica.
En el inicio de la sesión, las caídas volvían a imponerse y los principales índices de Wall Street se aproximaron a la que el equipo de analista de Ecotrader señala como "la base de sus respectivos canales en un movimiento que podría ser muy similar al visto en mayo". Esta zona de soporte se encuentran en los 2.800 puntos del S&P 500, pero no "descartamos incluso que vaya a los mínimos de junio en los 2.725 puntos, que son el origen del último y potente giro alcista, cuyo alcance los veríamos como una oportunidad para comprar", continúan los expertos del portal de estrategias de inversión de elEconomista.
Las ventas iniciales encontraron la excusa perfecta en el enésimo de Donald Trump con el presidente de la Fed, Jerome Powell. En su tirada matutina de este miércoles, el presidente acusó al banco central estadounidense de ser "demasiado orgullosa para admitir su error" de haber subido los tipos "demasiado rápido (¡yo tenía razón!)".
A continuación, exigió al banco central estadounidense que "baje los tipos más rápido y más fuerte" y frene su "contracción cuantitativa ¡AHORA!". Y dijo que la "incompetencia" de la Fed es "dura de ver". "La Fed debe entender, lo que no hace, que estamos compitiendo contra otros países, a los que le va bien a nuestra costa", concluyó.
"Three more Central Banks cut rates." Our problem is not China - We are stronger than ever, money is pouring into the U.S. while China is losing companies by the thousands to other countries, and their currency is under siege - Our problem is a Federal Reserve that is too.....
— Donald J. Trump (@realDonaldTrump) August 7, 2019
Este último enfado de Trump coincide también con una carta de Janet Yellen, Ben Bernanke, Alan Greenspan y Paul Volcker, los cuatro de los expresidentes de la Fed todavía vivos, en The Wall Street Journal para defender la independencia del banco central estadounidense. Una independencia, a su entender, puesta en peligro por los ataques continuados de Trump a Powell.
No es de extrañar que los inversores, que han sufrido en los últimos días la inestabilidad de la guerra comercial, huyan de las bolsas. De hecho, los principales índices de Estados Unidos ya acumulan pérdidas entre el 3 y el 4% desde que empezó agosto, mientras las compras de deuda se disparan y hunden las rentabilidades de los bonos y el oro, el activo refugio por excelencia alcanza máximos de los últimos 6 años.
Citi cree que hay una posibilidad de un 60% de que las tensiones comerciales entre China y Estados Unidos empeoren
Los miedos a una recesión global también se ha hecho notar en las decisiones de política monetaria de algunas economías emergentes. Tres de los bancos centrales más importantes de Asia-Pacífico han recortado tipos de interés cogiendo por sorpresa al mercado. Nueva Zelanda ha recortado en 50 puntos básicos las tasas, India, 35 puntos básicos y Tailandia, 25 puntos básicos. En un informe publicado este mismo miércoles, Citi apuntó que hay una posibilidad de un 60% de que las tensiones comerciales entre China y Estados Unidos empeoren.
Las esperanzas del mercado sobre que la guerra arancelaria no acabe en una recesión se encuentra actualmente en la capacidad de los bancos centrales para amortiguar el golpe. "Espero que las cabezas más sabias prevalezcan en esta batalla comercial y algo salga bien", implorta Bob Phillips, director general de Spectrum Management Group.