La economía americana, y también todo su sistema financiero, saldrá de la pandemia varios pasos por delante con respecto a sus homólogos europeos. En un año se espera que vuelva a ser rentable, con retornos que cubrirán el coste del capital que se estima en el 10%, mientras que las entidades comunitarias recuperarán ROE (según sus siglas en inglés, return on equity) del 6% para la media de mayores bancos del continente por capitalización. Según las estimaciones que recoge el consenso de mercado, las mayores entidades de EEUU recuperarán un retorno sobre el capital del 9% al cierre de este ejercicio y rozarán el 10% ya en 2022, un 50% por encima que lo que se espera para los gigantes bancarios de Europa, con un perfil claramente más enfocado a la banca tradicional, o retail, frente a grandes bancos de inversión americanos.
La economía americana, y también todo su sistema financiero, saldrá de la pandemia varios pasos por delante con respecto a sus homólogos europeos. En un año se espera que vuelva a ser rentable, con retornos que cubrirán el coste del capital que se estima en el 10%, mientras que las entidades comunitarias recuperarán ROE (según sus siglas en inglés, return on equity) del 6% para la media de mayores bancos del continente por capitalización. Según las estimaciones que recoge el consenso de mercado, las mayores entidades de EEUU recuperarán un retorno sobre el capital del 9% al cierre de este ejercicio y rozarán el 10% ya en 2022, un 50% por encima que lo que se espera para los gigantes bancarios de Europa, con un perfil claramente más enfocado a la banca tradicional, o retail, frente a grandes bancos de inversión americanos.
Con el debate sobre la inflación de vuelta al parqué, en las dos últimas semanas el mayor temor de los inversores en bancos en EEUU ha sido un posible aumento de tipos de interés, algo que descartó el propio presidente de la Fed, Jerome Powell la semana pasada. "Con lo cual, en un contexto donde se espera un fuerte repunte del crecimiento económico sin que haya posibilidades de terminar con la política monetaria expansiva, los inversores se están decantando por comprar activos de riesgo y vender bonos", apuntan desde IG. Esto no quita que aún les dure el susto de poder haber visto al bono EEUU en cotas de rentabilidad del 1,5%, lo que ha reducido sus ganancias en el año al 15% en el caso de los bancos estadounidenses, próximos al 12,5% que suman en Europa en 2021, aunque su punto de partida era mucho más lejano.

¿Qué se espera de los bancos estadounidenses? Su ROE medio estará en el 9,2% en 2021, subirá al 9,7% en 2022 y rozará el 10% en el 23. Aún así, será inferior al 13% que de media lograban en época pre-Covid. Parte de que ese ROE sea inferior lo que les está penalizando el exceso de capital que han acumulado el último año, ante las limitaciones de la Fed para el reparto de dividendos. Se calcula que a cierre de 2020 los 10 bancos que se consideran sistémicos en EEUU -entre ellos, JP Morgan o Bank of America- tenían unos 155.000 millones de dólares de exceso de capital, cifra que desde Bloomberg Intelligence esperan que "se reduzca este año teniendo en cuenta que la Fed podría relajar las exigencias" a las entidades a la hora de retribuir.
De los big four americanos, JP Morgan logrará el mayor ROE este año, de vuelta al 12,2%; seguida de BofA, con el 8%, Citigroup, en el 7% y Wells Fargo, en el 6%.
Europa
"No solo lograron batir las expectativas del mercado en 2020, sino que el coste del riesgo les llevará a revisiones al alza de su beneficio los dos próximos años", afirman en Credit Suisse. Un dato a favor de las grandes entidades comunitarias frente a las de EEUU es que sus ganancias serán un 16% superiores al 2019 en 2022, mientras que en EEUU no se contempla siquiera esa posibilidad. Ahora bien, con retornos pobres, que están lejos de cubrir el coste del capital ante unos tipos en mínimos. Se estima un ROE del 6% este año y del 7% para 2022 y 2023 de media para los gigantes europeos. Solo la banca nórdica, con Nordea a la cabeza, logra codearse con la americana en cuanto al retorno que logran de su capital. Su ROE será del 8,5% este año y volverá al 9% en dos ejercicios. Los analistas estiman que otros cinco de los grandes sitúan su ROE por encima del 6% este ejercicio, entre ellos, Santander y BBVA, además de ING, BNP e Intesa San Paolo.
Ver a los bancos estadounidenses cotizar por debajo de su valor en libros es un hito histórico, que ni el Covid, ni los tipos en mínimos, han logrado. Las diez mayores entidades de EEUU cuentan con una capitalización media que es 1,5 veces el valor de sus fondos propios, situación que en Europa es la opuesta, a pesar de las últimas subidas. Su valoración está en las 0,6 veces/valor en libros en el caso de los 'gigantes' financieros y no hay visibilidad para que la banca recupere su valor contable en bolsa, al menos, en los próximos tres años.
Los 'gigantes' nacionales
Los tres grandes bancos españoles (Santander, BBVA y CaixaBank) comenzarán a acercar su rentabilidad a los niveles previos a la pandemia de cara a 2023. Las entidades mejorarán el ratio de rentabilidad sobre recursos propios a la espera de una mejora de la economía, lo que impulsará el negocio financiero y con éste, la mejora de beneficio, pero también muy especialmente a través de una fuerte reestructuración de las redes para reducir costes y con un impulso de la digitalización para ganar eficiencia. Estas dos últimas vías, son las recetas básicas que están exigiendo los reguladores para mejorar la rentabilidad.
El Santander ya aprobó el pasado trimestre un plan de ajustes de plantilla y de oficinas en España para recortar gastos. El banco reducirá 3.572 empleados, lo que supone el 13% del total, y cerrará 1.033 sucursales, el 35% de la red. El grupo ya provisionó este recorte en las cuentas de 2020, junto con parte de los ajustes que realizará en el resto de las filiales europeas dentro de su plan de eficiencia. No obstante, la entidad seguirá en su estrategia de reducción de costes a lo largo del año en el continente europeo, donde prevé ahorrar hasta mil millones de euros anuales a medio plazo. De hecho, los analistas de Barclays esperan que el banco dote otros 450 millones de euros más de provisiones este año para financiar los ajustes de Reino Unido, Polonia, Portugal y la filial de créditos al consumo. La entidad comenzará a notar una mejora de la rentabilidad a medida que vaya digiriendo los costes de reestructuración y comience a ver los resultados de su plan digital. El banco prevé aunar todos los servicios y productos financieros en una única plataforma online, lo que le permitirá ganar sinergias entre países. El grupo cerró 2020 con un ROE negativo, se situó en el -9,5%, tras las pérdidas de 8.700 millones con las que acabó el ejercicio. No obstante, en el aislado del cuarto trimestre mejoró la ratio situándola en el 5,54%.
BBVA también anunció el pasado enero, coincidiendo con la presentación de cuentas anuales, que realizará un ajuste de plantilla en España. Aunque la entidad aún no ha aproximado cifras, los analistas prevén un recorte de unos 3.000 empleados, lo que afectaría al 10% de la plantilla del país. Además, el banco prosigue con su plan ordinario de cierre de oficinas y clausuró 116 oficinas en enero, el 5% de la red en España. Aún así, según las estimaciones del consenso del mercado, estos ajustes se ven aún insuficientes para lograr recuperar el ROE del 9,9% que el grupo tenía a cierre de 2019. Según los analistas, el banco lo situará en el 7% de cara a 2022.
Por su parte, CaixaBank tiene en la fusión con Bankia una clara oportunidad para mejorar su rentabilidad, motivo de la operación. El banco, no obstante, se ha mantenido estable durante la pandemia y cerró el año con un ROE del 5%, frente al 6,4% de 2019. Sin embargo, el mercado espera que se recuperen e incluso sobrepasen estos niveles una vez se ha ejecutado el total de la fusión y se hayan digerido sus costes. La unión podría conllevar 8.000 despidos, lo que supondría un recorte del 15% de las plantillas combinadas, y el cierre de unas 1.400 oficinas.
A la mejora de la rentabilidad a través de la reducción de costes y el impulso de la digitalización, habrá que sumar la mejora de la economía, que será clave no solo para el negocio bancario nuevo, sino también para contener una mayor entrada de impagos tanto de los créditos normales como los que lleguen una vez se culminen los periodos de carencia de los avales ICO. La banca exige ayudas directas para las compañías viables, pero con problemas de solvencia, con el objetivo de evitar una mayor entrada de impagos que les obligue a seguir elevando las provisiones. Las seis grandes firmas cotizadas ya provisionaron a lo largo de 2020 más de 8.300 millones de euros para cubrir las futuras pérdidas, pero es consciente de que tendrá que seguir elevando estas dotaciones de cara a los próximos años, lo que recortará un bocado de los resultados y por tanto de la rentabilidad. La cuantía de estas provisiones va a depender directamente del paquete de medidas en forma de ayudas directas que prepara al Gobierno, gracias a los ansiados fondos europeos, y del impulso de la vacunación que permita una mejora de la economía.