La inversión verde, destinada a la transición energética, creció un 9% en 2020, superando el hito de los 500.000 millones de dólares por primera vez, a pesar de la pandemia. Los fondos para renovables crecieron un 2%, hasta los 303.500 millones y la emisión de deuda sostenible se disparó un 29%, hasta los 732.000 millones; los bonos verdes batieron un nuevo récord, con 305.300 millones.
Así lo ha calculado la consultora BloombergNEF (BNEF), en un par de recientes informes sobre el balance del pasado ejercicio, marcado por la Covid-19 y una crisis económica que apenas ha influido: "la pandemia del coronavirus ha frenado el progreso de algunos proyectos, pero la inversión general en energía eólica y solar ha sido robusta y las ventas de vehículos eléctricos aumentaron más de lo esperado", señala Jon Moore, director ejecutivo de la compañía.
Las empresas, los gobiernos y los particulares invirtieron 501.300 millones de dólares -unos 413.000 millones de euros- en el proceso de descarbonización, con un crecimiento del 9%, y no por la principal partida, las renovables; aunque éstas atrayeron 303.500 millones, se quedaron por detrás de su récord de 2017, de 313.000 millones, por la constante caída de precio de los equipos, y a pesar del gran incremento en la eólica marina, que saltó un 56% hasta los 50.000 millones.
La subida la han protagonizado otras tecnologías limpias, como los vehículos eléctricos y la infraestructura de recarga, que crece un 28%, hasta los 139.000 millones, y establece un nuevo máximo. También han influido las bombas de calor, que crecen un 12%, hasta los 50.800 millones; las baterías y los sistemas de almacenamiento, con 3.600 millones; la captura de carbono, que se triplica hasta los 3.000 millones, o los 1.500 millones para hidrógeno.
Europa, en cabeza de la carrera global
Europa aportó la mayor parte de la inversión mundial, con 166.200 millones (un aumento del 67%), seguida por China, con 134.800 millones (un 12% menos) y EEUU, con 85.300 millones (un descenso del 11%). El fortísimo crecimiento de Europa se debe a un año récord en ventas de vehículos eléctricos y a la inversión en renovables, la más alta desde 2012.
Moore augura que la tendencia seguirá al alza: "la ambición política está aumentando claramente a medida que más países y empresas se comprometen a alcanzar los objetivos netos de cero CO2, y los programas de estímulo ecológico están empezando a hacer sentir su presencia. Alrededor del 54% de las emisiones de 2016 se encuentran ahora bajo alguna forma de compromiso neto cero, frente al 34% a principios del año pasado. Esto debería impulsar el aumento de la inversión en los próximos años".
BNEF apunta que otros datos para afianzar la previsión, como la inversión en bajas emisiones de carbono por parte de las empresas de petróleo y gas (12.700 millones), la multiplicación por 10 de los fondos negociados en la bolsa de energía limpia en sólo un año y el "aumento aparentemente inexorable de la deuda sostenible".
Se multiplican por siete los bonos sociales por la pandemia
Este tipo de deuda creció un 29% el año pasado, hasta los 732.000 millones. BNEF considera tanto los bonos sociales, que se emiten para captar fondos para alcanzar objetivos de empleo, salud pública, educación, y los ambientales.
La emisión de los bonos sociales se multiplicó por siete hasta alcanzar los 147.700 millones de dólares, de resultas de la pandemia y las necesidades de protección social contra la crisis económica; la gran mayoría de los emisores han sido los gobiernos y los organismo y agencias supranacionales.
Los bonos sostenibles, por su parte, crecieron un 81% hasta alcanzar los 68.700 millones; los bonos verdes, concretamente, registraron un aumento del 13% y alcanzaron los 305.300 millones. Tras una primera mitad de año contenida, en septiembre se produjo una explosión de emisiones por 62.000 millones que ha derivado en un nuevo récord anual.