Empresas y finanzas

Repsol, la petrolera que ya no quiere buscar hidrocarburos

  • La inversión en exploración caerá un 68% en el próximo quinquenio...
  • ... Para extraer liquidez y financiar el despliegue del negocio 'verde'

Un año después de que Repsol anunciara que quiere ser una empresa neutra en emisiones de carbono en 2050, su nuevo Plan estratégico prevé reducir la inversión en exploración de hidrocarburos a 160 millones al año en el próximo quinquenio; alcanzó los 1.800 millones en 2014.

Cuando Antonio Brufau llegó a la presidencia de Repsol, en 2004, su prioridad era "llenar la nevera", es decir, buscar hidrocarburos para disponer de un buen volumen de reservas y que la compañía dejara de ser "una petrolera sin petróleo". Bajo sus riendas, Repsol se embarcó en un potente ciclo inversor en exploración -unos 11.000 millones de dólares entre 2006 y 2015-, que le han permitido disponer de 3.000 millones de barriles de petróleo y gas.

En los últimos cinco años, con la nevera en condiciones, la inversión en esta área se ha reducido prácticamente a la mitad -unos 2.500 millones-, y todavía va a encoger más en el próximo quinquenio, quedándose en apenas 800 millones. De acuerdo con estas cifras, recogidas en su nuevo Plan Estratégico 2021-2025, podría decirse que Repsol es una petrolera que renuncia a buscar más petróleo.

La realidad no es tan extrema, por supuesto, pero no cabe duda de que la compañía dirigida ahora por Josu Jon Imaz está enfocada en crecer en negocios con bajas emisiones de carbono -hoy se cumple un año desde que anunció su objetivo de ser neutra en emisiones de CO2 en 2050- y necesita liquidez para invertir en ello.

En 2018 vendió su 20% en Naturgy a CVC por 3.816 millones de euros y aprovechó ese capital para rebajar deuda y para comprar activos eléctricos a Viesgo y a otras empresas, como Forestalia o Ibereólica, con los que en dos años ha armado una potente división de negocio a la que quiere destinar el 30% de la inversión total en los próximos cinco años, unos 5.500 millones de euros.

La actividad de exploración y producción seguirá recibiendo la parte del león de las inversiones, con una media de 1.600 millones de euros al año, pero básicamente para extraer hidrocarburos de cuencas con producción flexible -recursos no convencionales- y fácilmente adaptable a los cambios de un mercado saturado cuya demanda, según augura la Agencia Internacional de la Energía (AIE), será plana en esta década, para descender posteriormente, a medida que ganen protagonismo la electricidad de origen renovable y otras tecnologías bajas en emisiones de carbono.

Repsol, en suma, va a usar sus reservas -son rentables con el barril a 40 dólares- para multiplicar por cinco el flujo de caja que les extrae, desde los 1.000 millones logrados en el período de 2016 a 2020 hasta los 5.000 millones previstos de 2021 a 2025, y financiar con ellos el crecimiento en tecnologías bajas en carbono, desde la eólica y la solar hasta los biocarburantes o el hidrógeno.

Mucho más que renovables

Los objetivos de la empresa hasta 2025 son relevantes, con 7,5 GW de potencia eléctrica instalada, una producción de biocarburantes de 1,3 millones de toneladas al año o una capacidad de producción de hidrógeno de 400 MW. El grueso de este desarrollo se producirá en España y en Chile, pero a partir de 2023 prevé saltar a otras latitudes, donde ya cuenta con una cartera bruta de 4.200 MW, sobre un total de 12.769 MW, considerando también la potencia instalada en la actualidad. Para captar más capital no descarta sacar a bolsa una parte del negocio verde o dar entrada a un socio que aporte un mínimo de 1.400 millones.

Repsol lleva ventaja en un camino que empiezan a recorrer sus rivales, en un sector que históricamente apenas destinaba el 1% de su inversión a otro negocio que no fuera el tradicional, pero que le preocupa encontrarse con activos varados -los stranded assets-, imposibles de explotar por las emisiones de CO2, que la AIE estima en 400.000 millones de dólares en su escenario compatible con el Acuerdo de París.

Repsol, obviamente, no reniega del petróleo, ni de sus múltiples usos, sobre todo en química, pero se prepara para lo que pueda venir. Así, se anotó un deterioro de activos de exploración y producción de 4.800 millones de euros al anunciar que sería neutra en emisiones de carbono el año pasado, y asume costes adicionales para alcanzar ese objetivo, como los 247 millones de euros que gastará para instalar un sistema de captura de carbono en el megayacimiento de Sakakemag, en Indonesia. Y las rentabilidades que obtendrá no son malas: superiores al 10% en las renovables de la Península Ibérica -del 12% al 18% en Chile-, y en el caso de los biocarburantes, mayores del 15%.

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Comentarios 5

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ex-Repsolero
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Hacen virtud de la necesidad. Quieren reducir el negocio del upstream porque es una ruina. Sólo los pozos de Libia, tristes despojos de lo de Gadafi, tienen valor en su inventario. Y quieren cazar proyectos verdes exclusivamente por la subvención, procedente del plan de estímulos de la UE, y canalizada por el gobierno español a través de los organimos oficiales. Aquí es donde Repsol es fuerte, porque la compañía vive del mercado oligopolístico nacional pero, para aquellos que lo ignoran, también de las subvenciones. Los proyectos verdes en sí son deleznables. Motivo: como en el caso del upstream, pura incompetencia. Y es que las credenciales de los cuadros de mando superiores e intermedios repsoleros se resumen en tres: querid@s, ex políticos y familias bien. No se requieren otros méritos a cambio de unas condiciones laborales excelentes, que al final paga el consumidor (y el contribuyente) español y el accionista. Así que, empresarialmente, funcionan como una especie de fundación pública constituida por ineptos. Brasil es paradigmático en este sentido. En conclusión no me parece buena idea invertir en esta compañía, que no genera ningún valor al accionista (veáse la evolución del valor de su acción en los últimos 15 años, se ha reducido ¡por tres! y compárese con las de las compañías petroleras internacionales). Y puede ser peor, si algún día la UE interviene en la regulación de la competencia en el mercado de hidrocarburos en España. Así que cuidado.

Puntuación 13
#1
FELIX
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Repsol es una buena compañía que ha cometido errores, como comprar Talisman a precio elevado para garantizarse explotaciones de las que ahora trata de deshacerse, pero que hace bien su trabajo y está lanzada a diversificar su futuro en diferentes áreas energéticas alternativas a su negocio tradicional, que no ha descuidado.

Está bien gestionada en la cúpula y prueba de ello es que puede compararse con otras compañías más grandes en niveles de igualdad, cuando no de superioridad.

En cuanto a la cotización es bien cierto que ahora ofrece una cotización muy baja, pero si miramos su trayectoria, como valor cíclico de libro, ha habido más luces que sombras, al margen de los buenos dividendos que ha repartido.

Puntuación -2
#2
Sephir
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¿"La parte del león" de las inversiones? Mira que he visto anglicismos, pero jamás había visto ese y no sé cuántos lo habrán entendido siquiera. Con lo fácil y entendible que es decir "la mayor parte".

Muy interesante el artículo, por lo demás. Ojalá que una parte de la inversión en extracciones en el extranjero de Repsol revierta ahora en inversiones dentro de España.

Puntuación 2
#3
Em
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Como me alegré cuando el gobierno argentino recuperó YPF de manos de estos gasolineros

Puntuación -3
#4
Ramon
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Repsol ha logrado la EXCELENCIA en el campo de la charlatanería, pero es un total desastre en la gestión de su negocio. Compró Talisman sin piés ni cabeza, sobre todo sin cabeza. Lleva años dando fuertes PÉRDIDAS, acompañadas de excelentes planes de negocio para el futuro. La acción esta a 8,5 euros , tras ir cayendo desde los 17 euros. Tiene una demanda de los chinos, que reclaman miles de millones. Lo mejor es que sea opada.

Puntuación 3
#5