El beneficio de Enagás se ha incrementado un 4,7% hasta septiembre, alcanzando los 348,9 millones de euros, gracias al control de los gastos operativos y a un mejor resultado financiero por el tipo de cambio con EEUU, entre otros factores. La Covid-19 sólo le resta 23,2 millones por la menor demanda de gas.
Así consta en la documentación que la compañía presidida por Antonio Llardén ha remitido a la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMV) esta mañana, y así lo ha explicado el ejecutivo posteriormente a los analistas con una multiconferencia.
Enagás ya anunció durante el primer trimestre, al inicio de la crisis sanitaria, que espera cerrar el ejercicio cumpliendo con los objetivos previstos y facilitados al mercado: ganar unos 440 millones y aumentar el pago al accionista un 5%, hasta los 1,68 euros por título.
Ahora la compañía ratifica esa previsión -"con mucha tranquilidad", en palabras de Llardén a los analistas-, a pesar del impacto de la pandemia; el Covid-19 no está afectando significativamente a sus actividades en España. Además, se alcanzará "independientemente" de que una de sus principales participadas, la norteamericana Tallgrass Energy, abone dividendo este 2020.
Antonio Llardén: "Confirmamos nuestro pago del dividendo con cargo a 2020, con total independencia de que en alguna empresa concreta el dividendo se pague antes o después; en cuanto al beneficio neto, seguimos pensando en 440 millones; confirmamos nuestro guidance con mucha tranquilidad"
Enagás facturó 831 millones durante los primeros nueve meses del ejercicio, un 4,8% menos que en el mismo período del año anterior. Su retribución regulada se redujo en 23,2 millones por el impacto que la pandemia ha tenido sobre la demanda de gas, que en España retrocede un 10,7%, hasta los 262,9 TWh.
No obstante, tras haber tocado suelo en abril, la demanda del hidrocarburo se está recuperando y la compañía prevé que cierre el año en unos 353 TWh, un nivel superior al de 2018, pero inferior a los 398 TWh registrados en 2019, el valor más alto de la década. La empresa subrayó que la deuda acumulada del sistema gasista se quedará en unos 293 millones.
El resultado bruto operativo (ebitda) bajó un 5,2%, quedándose en 727,4 millones. El beneficio después de impuestos, no obstante, ha subido un 4,7%, hasta los 348,9 millones, al anotarse 18,4 millones por el tipo de cambio en la operación para alcanzar el 30,2% de Tallgrass y otros 12,3 millones por la actualización de la cuenta por cobrar del Gasoducto Sur Peruano, pendiente de un arbitraje internacional.
Durante la conferencia abundaron las preguntas sobre Tallgrass y, Marcelino Oreja, consejero delegado de Enagás y consejero de la firma norteamericana, reveló que aún no se ha decidido el pago del dividendo de la compañía -"estamos pendientes de la evolución del mercado en EEUU"-, cuyo ebitda se reducirá al entorno de los 750 millones sobre los 800 millones previstos originalmente por culpa de la pandemia. Luego añadió que "como ha dicho el presidente, nuestro dividendo es independiente del cobro o no del dividendo de Tallgrass, tanto en cuanto el resto de participadas sí van a cumplir con su política de dividendo".
Control de gastos operativos
En los buenos números también influye el control de los gastos operativos, que se han reducido un 4% desde el mes de enero, restando sólo 221,6 millones. El flujo de caja operativo alcanzó los 687,3 millones, un 11,3% menos.
Las inversiones durante el período sumaron 819,7 millones, sobre todo por el desembolso de 762,8 millones para la citada operación de Tallgrass. La deuda neta a 30 de septiembre ascendía a 4.119 millones -con un coste del 1,9%-, registrando un incremento de 364 millones por esta operación y el abono del dividendo el pasado 9 de julio. La liquidez es de 2.418 millones, entre tesorería y líneas de crédito no dispuestas.
Precisamente la retribución al accionista y la seguridad en la evolución del negocio son las razones que han impulsado a Mubadala, el fondo soberano de Abu Dabi, primer accionistas de Cepsa, a entrar en su accionariado con un 3% del capital por unos 160 millones, tal y como anunció la semana pasada la empresa árabe.
Parte de esta fortaleza se deriva de la citada presencia internacional, que podría incrementarse en breve, ya que participa en un consorcio internacional para gestionar la mayor planta de regasificación del mundo, la de Al-Zour, ubicada en Kuwait. Oreja apuntó que este contrato aportaría al consorcio 80 millones en dos años, de los que 20 millones serían para Enagás, sin ningún tipo de inversión asociada.
El consejero delegado restó importancia a otro proyecto en el que la firma participará indirectamente por medio de la griega Desfa, una planta en Tesalónica que exige una inversión de 300 millones, pero que a Enagás sólo le afectaría en un 3%, "con un impacto relativamente bajo en sus cuentas".
La compañía ha obtenido 118 millones de sus participadas durante el período y, aparte de la decisión pendiente sobre el dividendo de Tallgrass, confía en recibir los demás, aunque pueda registrarse algún leve retraso sobre el calendario original.
Unos 15 proyectos de hidrógeno
Los analistas se volcaron en preguntas sobre el hidrógeno y los planes de Enagás en la materia. La empresa tiene previsto invertir unos 300 millones hasta 2026 y ayer mismo anunció que uno de sus proyectos en Baleares, junto con Acciona, Redexis y Cemex, es candidato a recibir una subvención europea de 10 millones, una quinta parte del total.
Llardén se refirió varias veces a este proyecto como ejemplo de "la quincena" de proyectos que tiene desarrollados y que podrían ponerse en marcha durante los próximos dos años, siempre que se desarrollara la regulación de la actividad -por ejemplo, con un sistema de garantías de origen del hidrógeno de origen renovable- y se aclarara el mecanismo para optar a las ayudas europeas: "es algo que no estaba previsto hasta hace muy poco".
Llardén explicó que esos proyectos están bastante avanzados, "tienen terrenos y socios concretos", y que un par de ellos son de fabricación de electrolizadores. Consideró clave que el CO2 aporte una señal de precio adecuada al hidrógeno verde y declinó facilitar una estimación del peso de la empresa en los 9.000 millones previstos por el Gobierno para el hidrógeno hasta 2030.
Igualmente declinó evaluar la inversión en España para desarrollar una red de gasoductos e infraestructuras destinadas al hidrógeno en la UE. Se barajan unos 40.000 millones hasta 2040, con un 10% dentro de nuestras fronteras, pero el presidente fue claro: "es muy pronto; primero hay que desarrollar un mercado de producción y de consumo en los próximos cuatro o cinco años".