La fusión de CaixaBank y Bankia aumenta la presión entre las distintas entidades del país para protagonizar integraciones. Mientras el Sabadell ya ha contratado a Goldman Sachs para estudiar una consolidación u otras operaciones como desinversiones, los distintos analistas ya apuntan a la necesidad de resucitar la fusión frustrada entre Unicaja y Liberbank como mejor alternativa de crecimiento para ambas entidades, en el actual escenario condicionado por la crisis del coronavirus que dificultará el aumento de los ingresos.
"La fusión de Unicaja con Liberbank todavía es un acuerdo muy positivo", aseguran los analistas de UBS. A su juicio, las sinergias que surgen de esta posible combinación siguen siendo muy atractivas para Unicaja y apuntan que, incluso suponiendo que no haya beneficios de la migración del modelo para ninguno de los dos bancos, la entidad andaluza conservaría tras la integración una fuerte posición de capital (medida en el ratio CET1), que alcanzaría el 13%.
Según el informe del banco de inversión, la fuerte posición de capital de Unicaja podría permitir utilizar este dinero en efectivo como una de las formas para financiar parte de la reestructuración . "Es la opción más eficiente al respecto", señala el documento, que insiste en que el exceso de solvencia "es significativo" en ambas entidades y la mejorar manera de distribuirla para acrecentar su rentabilidad sería a través de su unión.
Asimismo, y bajo la idea de que sea la entidad andaluza la que tenga el mayor peso en una hipotética integración con Liberbank, la operación no alteraría el negocio hipotecario de Unicaja ni resolvería su falta de presencia en todo el país, sin embargo, sí fortalecería su posición de manera significativa en varias regiones adicionales y casi duplicaría el tamaño de la cartera de crédito del banco.
Cabe recordar que mientras Unicaja tiene el grueso del negocio en Andalucía, con un 18% de la cuota de mercado medida por número de oficinas, y en Castilla y León, donde tras integrar EspañaDuero elevó su presencia al 25%, Liberbank tiene la mayor parte del negocio en Castilla-La Mancha (31%),Cantabria (30%), Asturias (26%), y Extremadura (21%).
Enlace frustrado
Unicaja y Liberbank anunciaron que estaban en negociaciones para fusionarse en diciembre de 2018. Seis meses después, zanjaban las conversaciones para seguir cada una por su lado. Los bancos fueron incapaces en llegar a un acuerdo en la ecuación de canje del nuevo grupo resultante, es decir, el reparto del control accionarial.
Desde el inicio, la clave de las negociaciones se basó en qué peso tendría cada entidad en el grupo fusionado. Mientras Unicaja siempre aspiró a controlar el 60%, lo que dejaba a Liberbank un control del 40%, el grupo asturiano quería elevar su poder a entorno un 45-47%.
Tras las negociaciones fallidas, Unicaja sustituyó a su consejero delegado, Enrique Sánchez del Villar, por Ángel Rodríguez de Gracia, y presentó un nuevo Plan Estratégico para seguir en solitario. Sin embargo, entonces, la crisis del coronavirus, era imposible de atisbar en el horizonte.