El Santander ha registrado pérdidas en el primer semestre del año como consecuencia del deterioro del fondo de comercio de sus filiales y de los activos fiscales diferidos en España, las primeras de su historia. La entidad ha declarado unos números rojos de 10.798 millones de euros tras realizar un ajuste en estas dos partidas de 12.600 millones. Sin este efecto, el beneficio ordinario de la entidad asciende a 1.908 millones, un 48% inferior al del mismo periodo de 2019, explica el grupo. El deterioro, que no tiene efecto en caja ni en capital ni liquidez, obedece a las peores perspectivas económicas derivadas de la crisis del coronavirus.
No es el único grupo que se está viendo afectado por el valor de las franquicias en el exterior. BBVA ya sufrió pérdidas históricas en marzo como consecuencia del ajuste llevado a cabo en su división de EEUU.
El Santander ha informado que los deterioros corresponden a distintos negocios, entre ellos, Reino Unido, con un importe de 6.101 millones; EEUU, de 2.330 millones; Polonia, de 1.192 millones; y Consumer Finance, de 477 millones. Estos recortes en la valoración de sus actividades se deben a unas proyecciones de ingresos inferiores en los próximos años como consecuencia de la situación económica y los bajos tipos de interés, que tienen que ser actualizadas periódicamente de manera contable.
Los ajustes llevarán al banco irremediablemente sufrir pérdidas en el conjunto de 2020, según ha reconocido el consejero delegado, José Antonio Álvarez, en la rueda de prensa de los resultados. El directivo, sin embargo, ha anticipado que las ganancias ordinarias serán mejores que los de la primera mitad, por lo que se situarán en 2020 en unos 4.000 millones, siempre y cuando la economía vaya recuperándose y no haya nuevos confinamientos.
A pesar de este 'agujero' aclara que su estrategia no varía y que seguirá invirtiendo y acelerando sus planes de transformación, con "total confianza en el potencial de generación de valor a largo plazo de sus regiones y mercados".
El banco explica que, aunque la pandemia ha afectado además a la actividad, mantiene "un buen resultado ordinario gracias a los ingresos de clientes, una reducción de costes por encima de lo esperado, una sólida calidad crediticia y la generación orgánica de capital".
El margen de intereses y los ingresos de clientes se mantuvieron estables, en 16.202 y 21.338 millones de euros, respectivamente, impulsados por el crecimiento de ingresos en Latinoamérica, Santander Corporate; Investment Banking (SCIB) y Wealth Management. Con ello y el control de costes permitieron aumentar un 2% el margen neto, hasta 11.865 millones de euros.
Gracias a ello, el Santander ha podido elevar las provisiones contra pérdidas presentes y futuras de los 3.909 millones de marzo a los 7.027 millones en junio. En dicho aumento de las dotaciones se incluye la hucha extraordinaria de 1.600 millones realizada al cierre del primer trimestre tras desatarse la pandemia.
La morosidad del grupo, durante el periodo, se ha mermado debido al alza de la inversión crediticia y a la gestión de los riesgos (entre ellos las moratorias aplicadas a clientes), del 3,62 al 3,26%. En España, los impagos se han reducido al 6,55% del total de la cartera de préstamos.
El volumen de préstamos del Santander experimentó en el primer semestre un alza del 6%, sobre todo impulsada por los diferentes programas de avales en los países donde opera, lo que le ha llevado a ofrecer cada día 1.600 millones en el segundo trimestre. Asimismo, ha concedido moratorias a más de 5 millones de sus clientes.
El banco presidido por Ana Botín subraya que su ratio de capital CET1 subió al 11,84%, tras aumentar 26 puntos básicos en el trimestre, debido a la generación orgánica y al impacto regulatorio positivo compensado en parte por el efecto negativo de operaciones corporativas, pensiones y mercados.
España
En España, el beneficio ordinario de la entidad cayó un un 64%, hasta 251 millones, por la reducción de los ingresos financieros y las mayores provisiones. El Santander ha indicado que la línea de avales del ICO impulsó su actividad en pymes y empresas, con 24.000 millones en 150.000 operaciones. Asimismo, hace hincapié en el proceso de transformación digital, que le ha llevado a incrementar en un 10% los usuarios que operan a través del móvil e internet, hasta los 5,1 millones.
Botín ha admitido en una nota que los últimos seis meses "nos han planteado uno de los mayores desafíos de nuestra historia". "El impacto de la pandemia nos ha puesto a todos a prueba y estoy muy orgullosa de la respuesta que ha dado el banco", ha señalado, al tiempo que ha considerado que "aunque la entidad ha registrado fuertes pérdidas por los ajustes contables esta revisión no afecta a la fortaleza de nuestro balance". Así, ha decidido mantener el objetivo de conseguir una rentabilidad sobre capital del 13-15% fijada en su plan estratégico.
Dividendos
En cuanto a la política de dividendos la intención del consejo de administración es volver a la remuneración a los accionistas totalmente en efectivo, "tan pronto como las condiciones de mercado se normalicen, sujeto a la recomendación y las aprobaciones regulatorias". Tal es así, que en la reserva de capital hay un apunte en el segundo trimestre para que se pueda materializar en 2021 de unos 400 millones. Hay que tener en cuenta que el BCE amplió ayer el plazo de la prohibición de dividendos al sector hasta enero. Pese a este veto, que estaría limitado a pagos en efectivo, el banco ha anunciado que entregará con cargo a 2019, una remuneración en títulos de 0,1 euros.
Fusiones
En cuanto al más que probable escenario de fusiones que se abrirá en el sector próximamente, el consejero delegado ha mantenido la posición que hasta entonces tenía el banco, que es no participar en operaciones corporativas en España y continuar, por tanto, continuar en la transformación del negocio con el tamaño actual. Durante la pasada crisis, el Santander fue el único banco que protagonizó integraciones. No fue hasta 2017 cuando se adjudicó el Popular.
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