
Iberdrola, Endesa, EDP y Naturgy están blindadas frente a la caída del precio de la electricidad, por las coberturas financieras y los precios a los que venden la energía a sus clientes finales, que en el caso de las dos primeras son tres veces más elevados que los registrados el pasado mes de mayo en el mercado mayorista.
Los precios de la electricidad se han derrumbado en lo que va de año, por varias razones, como la caída de la demanda provocada por el Covid-19, el hundimiento de los precios del gas natural -ligado al petróleo- y el creciente peso de la eólica y la solar fotovoltaica, cuyos bajos costes operativos reducen el precio del mercado mayorista de la electricidad, también conocido como pool.
El pasado mes de mayo el precio del pool fue de 21,25 euros por MWh, un 56,1% más barato que hace un año -hay que remontarse al lluvioso 2007 para encontrar un registro más bajo- pero aun así resultó ser un 20,4% más alto que un abril marcado por el confinamiento y la hibernación de la economía decretada en la fase más dura de la pandemia.
Esos precios de la electricidad están suponiendo un alivio para los consumidores -sobre todo aquellos con contratos ligados al pool-, pero suponen un problema para los negocios de generación, puesto que el precio de venta es insuficiente para obtener rentabilidad. Ya hay productores que han advertido de la severa pérdida de ingresos que están sufriendo y la tecnología nuclear, concretamente, ha avisado de que con el actual escenario y la presión fiscal está en pérdidas.
No obstante, las grandes eléctricas integradas, con negocios de generación, distribución y comercialización, no están sufriendo un grave impacto en sus cuentas, porque los precios finales de sus contratos de venta de electricidad son superiores y tienen coberturas financieras para protegerse de las oscilaciones de precios. Endesa, por ejemplo, en el primer trimestre ejecutó derivados sobre su abastecimiento de gas por 409 millones, evitando con ello un tremendo agujero en la cuenta de resultados.
Así, según recoge un informe de Standard & Poor's publicado este lunes, Endesa tiene cubiertas el 100% de las ventas de energía de este 2020 a un precio de 73,5 euros por MWh, y el 80% de las ventas de 2021 a 74,5 euros por MWh. La eléctrica dirigida por José Bogas es la compañía más transparente en esta materia, y suele informar de la evolución de sus márgenes en las rendiciones trimestrales de cuentas: entre enero y marzo los incrementó un 20%, hasta los 34,3 euros por MWh.
El 100% de las ventas a unos 70 euros por MWh
Iberdrola, por su parte, también tiene cubierto el 100% de sus ventas de 2020 y el 70% de las de 2021. La empresa dirigida por Ignacio Sánchez Galán ha explicado en las presentaciones a los analistas que los precios de este ejercicio y el venidero son del mismo orden de magnitud que los de 2019, cuando rondaron los 70 euros por MWh.
EDP igualmente tiene cerrado el total de su producción energética este 2020, a un precio de 55 euros por MWh. La compañía dirigida por Antonio Mexia, que acaba de vender sus clientes minoristas en España a la francesa Total, informa de que tiene cubierto el 60% de la de 2021, a un precio inferior, de 50 euros por MWh.
Finalmente, la agencia de calificación de riesgo señala que Naturgy, mucho más reservada con este tipo de información que sus homólogas, tiene vendido el 70% de sus ventas este 2019 y no ha facilitado datos de 2020. La empresa presidida por Francisco Reynés está ahora en plena renegociación de sus contratos de abastecimiento de gas a largo plazo con Argelia y otros países.
S&P señala, en línea con otros analistas, que el precio del pool en España va a tardar varios años en recuperar el nivel de 2019, en el que cerró a 49,6 euros por MWh. Para el resto del presente 2020 la firma augura niveles de 30 a 40 euros por MWh, de modo que para el conjunto del año apuesta por 31,8 euros por MWh.
Para el ejercicio de 2021 augura 37,2 euros por MWh, que crecerán hasta los 43,8 euros por MWh en 2022 y hasta los 48,8 euros por MWh de 2023, bajando nuevamente a los 42,4 euros por MWh en 2024, por el incremento previsto de plantas de generación renovable.
Estos precios bajos, y las fuertes oscilaciones que producirá la entrada de nuevas instalaciones renovables obliga a las compañías a ser mucho más finas en el negocio de sus coberturas y en las ofertas a sus clientes finales.