
El Banco Central Europeo (BCE) sale al rescate del sector financiero ante la previsión de un alza de los impagos por el impacto en la economía del coronavirus y las medidas aprobadas por algunos Gobiernos, como los de España e Italia, de permitir una moratoria en el pago de las cuotas de la hipoteca. El supervisor manifestó este viernes en un comunicado que será flexible y menos exigente que las provisiones que deben hacer los bancos en los créditos impagados a causa de la pandemia y en las hipotecas para las que se solicite la moratoria.
Las entidades, según la regulación bancaria actual, deben provisionar los préstamos desde el momento que ven la posibilidad de que los clientes dejen de abonarlos. Además, a los tres meses de impago, deben dotar el crédito al completo. Sin embargo, en estas circunstancias excepcionales, el BCE será flexible ante estas dotaciones para no dañar la solvencia de las entidades y para garantizar que la banca no cerrará el grifo de la financiación a familias ni empresas en un momento de necesidad de liquidez por el shock de la pandemia.
"Los préstamos que se conviertan en morosos bajo la situación de moratoria pública se beneficiarán de un tratamiento prudencial preferente en cuanto a las expectativas de supervisión sobre de las pérdidas", aseveró el organismo. El BCE mostró su apoyo a todas las medidas tomadas por los Gobiernos de distintos países para paliar la crisis que está dejando y dejará el coronavirus.
Asimismo, respecto a los NPL (término en el argot financiero para los créditos dudosos, por sus siglas en inglés) señaló que también va a rebajar las exigencias que en la actualidad, y desde la crisis financiera, viene realizamdo a la banca para que limpien lo antes posible de sus balances estos préstamos.
Por otro lado, el BCE también hizo una recomandación a las entidades sobre el reparto de dividendos en una situación tan compleja como la actual. "No exigimos a los bancos que suspendan o reduzcan la distribución de dividendos o las recompras, pero esperamos que las entidades adopten decisiones prudentes a la luz del deterioro de las perspectivas económicas", indicó el supervisor. De este modo llama a ser prudente con el reparto de dividendos a los accionistas con el objetivo de retener ese dicho capital para reforzar al máximo la solvencia de las entidades.
Batería de medidas
Estas medidas se suman al plan de alivio de capital anunciado el 12 de marzo de 2020. El organismo comunicó una dotación temporal de compras adicionales de activos netos (QE por sus siglas en inglés) por 120.000 millones (frente a los 20.000 millones mensuales actuales) hasta el final del año, asegurando una fuerte contribución de los programas de compras del sector privado (bonos corporativos).
El objetivo es que los bancos puedan absorber pérdidas sin activar ninguna actuación de supervisión o para financiar potencialmente hasta 1,8 billones de euros de préstamos a familias y empresas que necesitan liquidez adicional.
No obstante, no fue hasta este jueves cuando el BCE sacó su artillería pesada para intentar calmar el pesimismo de los mercados y aprobó el lanzamiento de un programa de emergencia para combatir la pandemia mediante la adquisición de deuda pública y privada con un alcance de 750.000 millones de euros y que estará en vigor hasta finales de 2020. Además, dejó la puerta abierta a cambiar los parámetros que rigen este programa para poder comprar más deuda si fuera necesario de los países con mayores problemas.
Cabe recordar que los bancos centrales ya anunciaron una acción coordinada el pasado 16 de marzo para garantizar que haya liquidez suficiente para hacer frente al impacto del COVID-19. Por primera vez, el Banco del Canadá, el Banco de Inglaterra, el Banco del Japón, el Banco Central Europeo, la propia Reserva Federal y el Banco Nacional de Suiza anunciaron un plan conjunto para facilitar liquidez en dólares para paliar las tensiones que se están dando en los mercados globales de financiación.