
El Banco de España ha sugerido a la banca que mejore su ratio de eficiencia en torno al 43%, frente al 54% actual, a través de una rebaja de costes que sería drástica. Un aumento de tal magnitud solo es posible con un ajuste de al menos una quinta parte de los gastos operativos ya que es difícil que los ingresos aumenten debido al frenazo de la actividad y a la situación de tipos negativos que se prolongará en el tiempo.
El tijeretazo sería de unos 5.000 millones de euros, una cantidad que sería superior a la realizada desde el inicio de la crisis, en 2009, de ahí la dificultad por llevarla a cabo, teniendo en cuenta que las entidades tienen que invertir importantes cantidades en tecnología para desarrollar sus planes de transformación digital.
En diez ejercicios el sector en nuestro país ha rebajado la factura que paga en un 12%, es decir, 3.400 millones. Y, desde 2014, el nivel de gastos se mantiene estable sobre los 26.000 millones, una cuantía que es insuficiente para que los resultados del sector puedan escalar.
Los supervisores vienen insistiendo al sector en la necesidad de abordar operaciones de integración
Para que el ajuste sea contundente el regulador y las entidades son conscientes de que solo puede venir de la mano de una nueva oleada de fusiones, por lo que dan por hecho que en los próximos tres años habrá una nueva concentración. Eso sí, todo dependerá de como evolucione el mercado y el precio oficial del dinero por parte del BCE.
Desde hace tiempo, los supervisores vienen insistiendo al sector en la necesidad de abordar operaciones de integración, aunque hasta la fecha éste no se ha producido. Tan solo Liberbank y Unicaja han intentado sin éxito alcanzar un acuerdo y el primero se mantiene abierto a buscar un compañero de viaje. Pero no a cualquier precio, como se demostró la pasada primavera con el grupo andaluz.
Solapamientos
Solo a través de una nueva concentración el sector podrá disminuir significativamente los gastos operativos, por los solapamientos de red y, sobre todo, de servicios centrales, aunque en un primer momento, estos subirían por las provisiones para afrontar los ERE.
De hecho, los continuos procesos de regulación de empleo en el sistema están frenando la ralentización en los ahorros acumulados por el cierre de más del 45% de las sucursales y del recorte de la plantilla en un 30% desde 2009. Aún así, los gastos de personal registran desde entonces una caída del 23%, representando algo más de la mitad del total.
El gobernador del Banco de España, Pablo Hernández de Cos, señaló recientemente que las entidades habrían conseguido ganar 3.000 millones de beneficios adicionales si hubieran logrado contener en el 43% su eficiencia, que es el mejor de los ratios cosechado en el último siglo. Es cierto que en la precrisis, los bancos contaban con la fuerza del aumento de los ingresos debido al boom crediticio. De haber controlado la eficiencia, la rentabilidad sería 2,2 puntos porcentuales superior y estaría por encima del 8%, cerca de los niveles que requieren los inversores.
En unas jornadas, a mediados de diciembre, De Cos puso de manifiesto que "el descenso de los gastos ha sido más moderado que el retroceso del margen bruto", por lo que instó a adoptar medidas. En concreto, los ingresos del conjunto del sector por su actividad en España han descendido en diez años un 29% debido al lastre de los tipos negativos y la caída en el volumen de créditos otorgados, que aún no ha logrado repuntar.
Acciones prioritarias
El gobernador indicó en la misma conferencia que "una parte del aumento de los costes de las entidades responde a inversiones tecnológicas, que son las que permiten a los bancos adaptarse al nuevo entorno y, por lo tanto, no pueden ser soslayadas", reconociendo así la complejidad a la que el sistema se enfrenta, pero acto seguido enfatizó que "es indicativo de las acciones que deberían ser priorizadas por las entidades".
En este escenario, uno de los grupo que se ha puesto manos a la obra es BBVA, que trabaja en un plan especial de recorte de gastos. En los presupuestos diseñados para 2020 baraja la disminución de plantilla en áreas consideradas estratégicas, que hasta ahora habían escapado de los ajustes. De esta manera, el banco va a hacer un esfuerzo adicional ante el contexto de los tipos y la economía en ralentización. Además, tiene previsto clausurar unas 200 oficinas el próximo ejercicio.
El ratio de eficiencia de BBVA por su negocio español no es uno de los peores, ya que se sitúa en el 50%, por debajo de la media. En peor situación se sitúan entidades como Evo o Targobank, cuyos costes superan los ingresos que obtienen. Ambos han tomado ya decisiones para encauzar los números y volver a ser eficientes.
Otros, como Santander y CaixaBank han llevado a cabo expedientes de regulación de empleo para obtener ahorros en los próximos ejercicios. El primero, en el marco de la integración del Popular, mientras que el segundo, con la intención de rebajar los gastos y ganar rentabilidad en su plan estratégico 2019-2021.