Otro golpe más para la Eurozona, el más duro hasta el momento. La Organización para la Cooperación Económica y el Desarrollo (OCDE) ha rebajado la previsión de crecimiento de la zona euro en ocho décimas hasta el 1% (el ritmo más lento desde 2013), por debajo de las estimaciones de la Comisión Europea y de las firmas financieras más importantes. Por otro lado, la economía mundial crecerá un 3,3%, dos décimas menos de lo previsto. La incertidumbre política, las tensiones comerciales y la erosión de la confianza empresarial y del consumidor están detrás de este descenso de las previsiones de crecimiento.
El documento publicado este miércoles destaca que los indicadores de confianza "se han ralentizado marcadamente en la OCDE, especialmente en la Eurozona y el Reino Unido, donde el crecimiento ha decepcionado, también en China, donde las preocupaciones sobre su propia desaceleración persisten".

No obstante, el golpe más duro ha sido para la Eurozona. El Fondo Monetario Internacional rebajó las previsiones al 1,6% (tres décimas menos), la Comisión Europea redujo al 1,3% (seis décimas) el aumento del PIB para 2019, Bank of America Merryll Lynch al 1,1% (tres décimas menos) y la OCDE ahonda la rebaja hasta el 1%, ocho décimas menos que la anterior previsión de noviembre. En tan solo cuatro meses la situación económica ha dado un giro importante. El organismo pide a los países en una mejor posición fiscal más gasto público e inversión para mitigar la caída de la actividad económica.
El documento advierte de que el comercio internacional, "una arteria clave de la economía global" está perdiendo fuerza en medio de las tensiones comerciales y de las medidas arancelarias y de otros tipos que están "produciendo efectos adversos en la confianza y los planes de inversión alrededor del mundo". Una vez más, el caso de la Eurozona parece más grave: "El crecimiento del comercio se ha parado, lo que refleja una reducción de la demanda tanto externa como interna".
La OCDE habla de la especial debilidad de la producción industrial. Esto se ve reflejado en las previsiones de Alemania cuyo crecimiento ha sido rebajado en nueve décimas hasta el 0,7%, el más bajo desde 2013. El caso de Italia es aún más grave. El PIB presentará una tasa de variación negativa del -0,2% (recesión), lo que supone una rebaja de 1,1 puntos. Francia sufre el menor descuento con un crecimiento del 1,3% (tres décimas menos). El documento no hace alusión alguna a la economía española. La última previsión de noviembre vaticinaba una expansión del 2,2% para la economía nacional en 2019.
Aún así, "España resiste mejor de lo que hemos visto con Alemania o Italia", ha señalado la economista jefe Laurence Boone en conferencia de prensa al presentar el informe interino de previsiones de la OCDE, que sólo incluye datos para los países del G20.
El organismo atribuye estos descensos, además de a los factores ya comentados, a la debilidad de la demanda externa y a una serie de factores únicos que afronta la zona euro. "A pesar de que el crecimiento salarial y las políticas macroeconómicas expansivas han apoyado el gasto de los hogares, la incertidumbre política, una demanda externa más débil y la menor confianza están, probablemente, pesando en la inversión". Alemania e Italia han sufrido las mayores rebajas por el elevado peso de las exportaciones en su PIB.
Por último, la OCDE cree que el acuerdo entre China y EEUU no pondrá fin a los problemas: "Los riesgos continuarán porque otras medidas restrictivas se podrían imponer en sectores muy sensibles al comercio como el automóvil y las piezas para vehículos, como muestran las negociaciones entre EEUU y la UE. Esto golpearía especialmente a Europa, donde las exportaciones de vehículos representan una décima parte de todas las exportaciones a EEUU y donde existen importantes vínculos en las cadenas de suministros lo que expandiría el impacto a través de varios países y sectores".
Cambios urgentes
Los economistas de la OCDE piden a los políticos europeos "nuevas medidas políticas para fortalecer la demanda a corto y medio plazo". También reclaman reformas estructurales para aumentar el crecimiento potencial de la región. Los países que presentan una deuda pública sostenible y unas cuentas equilibradas deberían implementar políticas fiscales expansivas de forma temporal "que tendrían efectos secundarios positivos sobre otros países de la zona euro".
La OCDE da nombres y apellidos. Países como Alemania, Países Bajos, Austria, Irlanda, Finlandia, Eslovenia y los países bálticos podrían incrementar su inversión pública financiada con deuda alrededor de un 0,5% del PIB por año. "En casi todas estas economías, los niveles de deuda pública son relativamente modestos, y el presupuesto y la balanza por cuenta corriente presentan superávit".
Por otro lado, los países con una productividad relativa más baja deben emprender reformas estructurales que permitan un crecimiento económico más fuerte y sostenible, que sea menos intensivo en deuda. "Por ejemplo, se puede liberalizar aún más los mercados de bienes y especialmente los de servicios, lo que ayudaría a difundir las nuevas tecnologías e ideas entre empresas y entre países estimulando el crecimiento de la productividad.
"Existen claras sinergias si se emprenden medidas complementarias entre diferentes regiones... además, mantener los tipos de interés bajos por un periodo largo de tiempo puede suponer una ayuda cuando se acometen reformas estructurales y políticas fiscales de estímulo", sostiene el documento de la OCDE.