
La economía mundial está empezando una desaceleración. Así lo anticipan distintos indicadores como la curva de tipos de interés de EEUU, y también diversos datos macroeconómicos, organismos (como el Banco Mundial o el BCE) y analistas. A estos últimos se suma el Servicio de Estudios de Mapfre, cuyas perspectivas para este año recogen "un ajuste ordenado" de la economía en todo el mundo. Pero también ven como un "escenario de riesgo" (y "no improbable") una recesión que desencadenaría la Reserva Federal norteamericana (Fed) a principios de 2020.
La palabra "desaceleración" ha ido ganando protagonismo en los últimos meses en los mercados, y son muchos los que temen que lo que se esconda detrás sea realmente una crisis (o recesión).
Por ello, la aversión a cualquier señal que anticipe un debilitamiento de la economía mundial afecta a las bolsas. Sin ir más lejos, este lunes las plazas europeas cotizan con debilidad, entre otras cosas, tras conocerse el último dato de producto interior bruto (PIB) de China. Este ha mostrado que en el último trimestre de 2018, la economía del gigante asiático (la segunda mayor potencia del mundo) registró su peor crecimiento desde 1990.
Aún así, continúan predominando las perspectivas de una 'simple' desaceleración, que es también el escenario base que manejan los analistas de la aseguradora española Mapfre.
Es más, el Servicio de Estudios de la compañía considera que "por el momento, no parece haber elementos que permitan anticipar una recesión global", según recoge en su informe Panorama Económico y Sectorial 2019, presentado este lunes.
Así, desde su punto de vista, "la economía global se adentra en un escenario de ajuste ordenado que servirá para corregir los desequilibrios del pasado".
Una nueva crisis "solo podría ser creada en Estados Unidos"
No obstante, asume una "crisis recesiva global" a corto plazo como "una situación de riesgo". Es decir, como un escenario "no improbable" y alternativo a la desaceleración económica.
Y esa hipotética nueva recesión "solo podría ser creada en Estados Unidos", según los analistas de Mapfre. Y más en concreto, por "un error" de política monetaria de la Fed.
En otras palabras, el origen de la próxima crisis económica podría estar en "una Reserva Federal que sube los tipos sin pausa hasta alcanzar 3,50-3,75% en el primer trimestre de 2020".
A mediados del pasado diciembre, el banco central estadounidense elevó el precio del dinero hasta el rango del 2,25%-2,5%. Fue su cuarta subida en 2018 y la novena desde que comenzó los incrementos en 2015.
Hasta entonces, el consenso del mercado preveía tres subidas más en 2019. Un aumento de los tipos que, ante las perspectivas de desaceleración, empezaron a preocupar a los inversores a finales del pasado año.
Por ello, la Fed comenzó a moderar su discurso el mes pasado. Y ha continuado insistiendo en la relajación de las subidas de tipos en lo que va de 2019, abriendo la puerta incluso a una bajada. Unos mensajes que, junto a otros factores, han incentivado el rally que están viviendo las bolsas este mes de enero.
Ante este panorama, Mapfre prevé dos subidas de tipos como máximo a lo largo de este año en Estados Unidos, hasta alcanzar la tasa neutral que sitúan en el 3% (en total, 50 puntos básicos).
Pero, pese a todo, no es descartable que la Fed opte por continuar elevando de manera gradual, e incluso agresiva, el precio del dinero en los próximos meses, según los analistas de la aseguradora. Una decisión que provocaría una crisis y, en consecuencia, "una caída de la bolsa del 10%, coincidiendo con el momento de mayor volatilidad".
Esta nueva recesión, que comenzaría en 2020, también provocaría "un fuerte aumento de la aversión al riesgo global". El indicador VIX suele ser el escogido por el mercado para medirla y, tal y como aseguran estos expertos, podría alcanzar los 35 puntos en la posible futura crisis (actualmente se sitúa por debajo de los 20).
Asimismo, los precios del petróleo podrían recuperarse más rápido de lo esperado: el crudo Brent, de referencia en Europa, podría alcanzar los 85 dólares el barril entre enero y marzo de 2020 por los "problemas geopolíticos que afecten a la oferta".
Esto supone un aumento de más del 57% en poco más de un año, ya que actualmente cotiza por debajo de los 54 dólares el barril.
Por último, la crisis también haría que el yuan, la moneda de China, se depreciara "como respuesta a las tensiones comerciales", al mismo tiempo que se reducirían los tipos de interés "de activos refugio en Europa y del bono del Tesoro estadounidense, por motivos diferentes".