Economía

España no da la talla para 'robar' talento en la UE: solo crea puestos para el 5,6% de sus parados

Foto: iStock

España sigue siendo el país que crea menos oportunidades para sus desempleados de toda la Unión Europea. Según las últimas cifras actualizadas por Eurostat, las vacantes por cubrir en el primer trimestre del año apenas alcanzarían al 5,6% de los desempleados, un porcentaje que palidece frente al 99,6% de Países Bajos o el 74,4% de Alemania. Aparte de sus implicaciones para las personas que buscan trabajo, este dato refleja una de las claves que amenaza la competitividad de la economía española: es la peor preparada de los Veintisiete para ofrecer oportunidades a candidatos nacionales y extranjeros.

La tasa de vacantes sobre parados en el primer trimestre del año sí es la más alta de la serie histórica, que se remonta a 2010. Pero sigue muy por detrás del promedio europeo, que se sitúa en el 35,5% en un escenario de alta demanda de trabajadores que empieza a enfriarse en el último año, pero que aún sitúa a nuestro país en la peor posición. Ello a pesar de que España crea empleo a buen ritmo, batiendo récords de ocupación tanto en términos de EPA como de afiliación a la Seguridad Social.

Pero según los datos del Ministerio de Inclusión, el 41% del empleo creado en los últimos tres años es extranjero, lo que arroja una pregunta: ¿tienen algo mejor que ofrecer para evitar que nuestros vecinos nos 'roben' a esos trabajadores? Lo que sí parece fuera de lugar, al menos con estas cifras, es plantearse que pueda ocurrir lo contrario.

El hecho es que España crea muy pocas vacantes, apenas 151.069 al trimestre, un 0,9% del total del empleo. Este reducido porcentaje es coherente con una tasa de paro del 11% y 2,7 millones de afectados. Pero no tanto con una economía en la que se firman millones de contratos al mes y en la que muchas empresas denuncian falta de trabajadores en sectores críticos como la hostelería. ¿O quizá sí?

Los datos de vacantes que publica la Oficina Europea de Estadísticas son los mismos que los que recoge la Encuesta Trimestral de Costes Laborales (ETCL) que recoge el Instituto Nacional de Estadística (INE). Son un indicador de la demanda de las empresas de mano de obra, y el análisis de su evolución combinado con la de la tasa de paro da lugar a la famosa Curva de Beveridge, que se utiliza para estimar el momento del ciclo en el que se encuentra una economía. Según este modelo, España sí está en un momento expansivo, lo que coincide con también con lo que nos dicen el resto de las métricas macroeconómicas, empezando por los datos de PIB.

El problema es cuando comparamos nuestras cifras con las del resto de la UE. España tiene la mayor tasa de paro de los 27 y la menor proporción de vacantes de la zona euro (aunque en el conjunto de la Unión nos superan a la baja Polonia y Rumanía). Esto lleva siendo así bastantes años. La conclusión es simple: el 'momento alcista' de España equivale a una profunda recesión en cualquiera de nuestros vecinos. Algo que queda claro cuando en lugar de trazar una Curva de Beveridge comparamos la correlación de ambas tasas durante el primer trimestre en el contexto europeo.

Se pueden trazar tres grupos: los países con altas oportunidades (muchas vacantes y poco paro), los de medias oportunidades y aquellos donde son bajas. Un grupo en el que destacan Estonia, Grecia, Suecia y Finlandia, aunque la peor posición la anota con diferencia, nuestro país.

¿Dónde están las vacantes?

El impacto combinado de la Guerra de Ucrania y la incertidumbre arancelaria provocada por Estados Unidos está enfriando el mercado laboral europeo, pero aún lentamente. La tasa de vacantes es del 2,2%, cuatro décimas menos que hace un año, mientras regiones como Países Bajos y Bélgica superan el 4% y en Alemania llega al 2,7% (frente al 3,5% de hace un año). Cierto es que ya no hay ningún país con más vacantes por cubrir que desempleados, como hasta hace un año, si bien el mercado laboral holandés roza aún esta cota con una tasa de 99,6% de vacantes sobre paro.

España se mantiene en el extremo contrario, lo que alimenta las dudas recurrentes sobre los diversos datos de empleo en nuestro país. ¿Si hay tan pocas vacantes, cómo se pueden firmar más de 1,5 millones de contratos al mes (de los que el 60% son indefinidos), según el SEPE? Los datos tampoco coinciden con los que publican los portales de empleo, que arrojan un dinamismo mucho mayor.

Esto ha provocado un debate entre los analistas del mercado laboral sobre en qué datos hay que fijarse, aunque sus propuestas no despejan la principal incógnita: ¿por qué los resultados que arroja la ETCL española son tan diferentes de los de otros países, que utilizan la misma metodología?

Las vacantes son un referente de expectativas. En un entorno de optimismo, las empresas confían en crear más empleo y crean nuevos puestos de trabajo. Pero en esto también influye si dichos trabajos se consideran estructurales para el crecimiento de la firma, lo que es lo mismo como que cuestionar si justifican un incremento de los costes laborales. Cuando la respuesta es afirmativa, se crean más vacantes y las dificultades para cubrirles se consideran un problema para el crecimiento.

En países con una escasa tasa de paro, como Países Bajos, República Checa o Alemania las vacantes hayan llegado a superar hasta hace poco la cifra de parados. ¿Significa que todos los parados tienen un empleo esperándoles? No. En un escenario teórico ideal, en el que la demanda de trabajadores casara con la oferta de personas que buscan empleo que tienen la cualificación y requisitos exigidos, sí sería así, pero el hecho es que existe un desencaje en este aspecto que lleva lo que se ha llamado 'sobrecalentamiento' del mercado laboral. Esto no es bueno para las empresas que no encuentran los empleados que buscan, pero aquellos candidatos que sí cumplen los requisitos ganan un poder mayor para imponer sus condiciones. Lo cual lleva a un incremento de los salarios y los costes laborales.

La Gran Rotación

Pero cuando la contratación se planifica simplemente para cubrir necesidades eventuales o sustituir a trabajadores no esenciales seguramente pase bajo el radar de la encuesta porque no se crea un nuevo puesto de trabajo. Es decir, una vacante. Es lo que ocurriría en España, y explicaría no solo nuestro mal dato, sino que registre una escasa volatilidad estacional. Además, las vacantes en España han sido sorprendentemente más insensibles a la reactivación de la economía que el resto de nuestros vecinos, incluso con transformaciones como la reforma laboral, que disparó la contratación indefinida.

Esto es más claro aún si tenemos en cuenta que el 43,2% de las vacantes en España corresponde al sector público, un porcentaje elevado para la media europea (Alemania registra un 22,1% y Francia un 13,8%), que solo es superado por el 49,4% de Eslovaquia y el 44,4% de Irlanda. Si no fuera por las empresas y organismos públicas, seguramente la tasa sería mucho más baja, lo que revela una forma de entender la gestión del capital humano en la economía privada española muy diferente al resto.

No es solo una hipótesis: los datos de rotación laboral (entradas y salidas recientes de la ocupación) son las más elevadas de la UE y afectan al 11% de los ocupados. Se ha reducido con la reforma laboral pero no lo suficiente. De hecho, hay consenso entre los analistas acerca de que, al contrario que en otros países, las subidas salariales no se deben tanto a las falta de trabajadores como a factores exógenos a la dinámica en las empresas: en este caso, la subida del SMI y los convenios colectivos,. Dicho de otra forma: las vacantes no determinan los costes laborales.

Esto no significa que las empresas que denuncian dificultades para contratar mientan, pero apunta a que no pueden cubrir los puestos eventuales con la misma facilidad que antes de la pandemia. Esto puede ser por falta de cualificación en algunos sectores, pero también por una movilidad de los trabajadores hacia otros sectores donde paguen mejor. La situación no parece haber mejorado pese a la mayor oferta de contratos indefinidos, ni siquiera con la llegada de inmigrantes tras la pandemia, lo cual levanta otra sospecha: ¿y si esas personas se van a otros países con mejores oportunidades?

En cualquier caso, los analistas consideran que los datos más fiables por ahora son los de la ETCL y Eurostat. Aunque las cifras sean reducidas muchos expertos encuentran una correlación clara entre el aumento de las vacantes y las tensiones en el mercado laboral, aunque se concentre en empleos más precarios. Un indicio del problema, pero a falta de un modelo de estudio más completo y complejo apuna en la dirección de que España tiene un problema no solo para encontrar los trabajadores que necesita, sino cada vez más, evitar que otros países nos los 'roben' con una oferta mejor.

WhatsAppFacebookTwitterLinkedinBeloudBluesky