
La 'Gran Renuncia' americana se ha colado en el boletín económico del BCE dedicado a los salarios. El fenómeno, vinculado tanto a los empleados que dimiten de su puesto de trabajo como a los que rechazan empleos, copa titulares desde la pandemia y se ha convertido en un auténtico quebradero de cabeza para los que manejan el timón de la política monetaria. El sobrecalentamiento del mercado laboral tiene un efecto directo en la inflación.
En el imaginario colectivo, la 'Gran Renuncia' está muy cerca de decir adiós al jefe y tirarse a la bartola, pero desde un punto de vista más realista lo que implica es que las ofertas de trabajo superan al total de personas interesadas en responder a ellas. Es decir, hay más trabajo disponible que trabajadores.
Esto lleva a una gran rotación entre los trabajadores ya empleados. Las empresas se encuentran con una fuerte competencia para encontrar mano de obra y los profesionales pueden saltar de un empleo a otro con mejores condiciones. Y para retenerles, las empresas se ven obligadas a hacer lo propio y subir los sueldos.
No hay un mayor incentivo de contratación que una buena nómina. Y esta es la parte que más preocupa en momentos de alta inflación. El mayor temor de un banquero central es el descontrol de precios y un elemento de riesgo son los efectos multiplicadores de subidas de salarios en un contexto inflacionario. Para la Fed y el BCE, la 'Gran Renuncia' significa sueldos demasiados elevados.
EEUU está siendo el ejemplo extremo de un mercado laboral tensionado, de un mercado laboral recalentado, hablando en plata, y, por extensión, del paradigma de la gran renuncia. El país se mueve en un nivel de 10,5 millones de puestos de trabajo sin cubrir. Los economistas del BCE Katalin Bodnár, Jenny Franke, Ramón Gómez-Salvador y Matthias Mohr se han fijado en la ratio de vacantes de empleo por parado para analizar el fenómeno y compararlo con el mercado laboral europeo.
El ejercicio de confrontación es importante para el BCE, ya que EEUU siempre lleva varios pasos de ventaja en su ciclo económico y puede dar pistas sobre el futuro del empleo en el Viejo Continente. Los expertos lo escenifican en un interesante gráfico donde se puede observar que las tensiones del mercado laboral estadounidense se van desinflamando y se acerca a un punto de inflexión, mientras en Europa se encuentra en máximos históricos y todavía no ha tocado techo.
El origen de la Gran Renuncia
Históricamente, el sector estadounidense se ha mantenido siempre como un mercado más competitivo, más flexible y con menor protección social, lo que ha provocado que permanezca más tensionado. Esta tendencia solo fue rota en el primer impacto de la pandemia. En Europa se desplegaron medidas para evitar las pérdidas de empleo masivas, en línea con lo que España hizo con los ERTEs. En EEUU, no hubo este tipo de ayudas, provocando una ola de destrucción de puestos de trabajo. A cambio, se optó por un generoso programa de ayudas fiscales directas y se mejoraron las prestaciones por desempleo.
El informe refleja que las horas trabajadas totales disminuyeron en ambas regiones durante los primeros meses de la pandemia, pero fue mucho más abultada en EEUU, pero la economía del país "se vio fuertemente respaldada por un paquete fiscal en la fase de recuperación, significó que, si bien hubo una gran destrucción de mano de obra general en ambas áreas económicas, el alcance difería", explica el documento.
Para el BCE el tipo distinto de medidas aplicadas explica que la recuperación fuera más rápida en EEUU y los salarios cogieran mayor velocidad. "Desde el comienzo de la recuperación tras la pandemia, el crecimiento de los salarios en Estados Unidos ha sido más fuerte que en la zona del euro, lo que refleja en parte una mayor tensión del mercado laboral", explican los expertos.
La economía estadounidense se recuperó más rápido que la europea, también el empleo y, por supuesto, los salarios. Desde el punto más bajo de la crisis en el segundo trimestre de 2020, el crecimiento de los salarios nominales de EEUU ha aumentado sustancialmente hasta alcanzar el 5% en el segundo trimestre de 2022, mientras que el aumento del crecimiento de los salarios de la zona del euro ha sido "más gradual y limitado", situándose en el 2,4%, apunta el informe.
En Estados Unidos, las presiones salariales inicialmente solo estuvieron presentes en aquellos sectores más expuestos a la pandemia, en particular el ocio y la hostelería. "Estos luego se extendieron a otros sectores a partir de mediados de 2021 y ahora tienen una base amplia", detallan. Las diferencias en las trayectorias de crecimiento de los salarios de las dos regiones también se pueden ver en la evolución de la inflación subyacente. En que ha sido más alta que la inflación subyacente de la zona del euro desde el comienzo de la recuperación. No obstante, los salarios reales han ido disminuyendo tanto en la zona del euro como en Estados Unidos desde el segundo trimestre de 2021, por culpa de la inflación.
Pero los economistas del BCE advierten de que "teniendo en cuenta el impacto del alza de precios, los salarios reales de los consumidores ahora son sustancialmente más bajos que antes de la pandemia; esto podría llevar a los sindicatos a exigir mayores aumentos salariales en las próximas rondas de negociación, especialmente en sectores con salarios más bajos".
De cara al futuro, los economistas del banco esperan que "el crecimiento de los salarios en los próximos trimestres sea muy fuerte en comparación con los patrones históricos". Es causa-efecto de "mercados laborales robustos que hasta ahora no se han visto sustancialmente afectados por la desaceleración de la economía, de aumentos salarios mínimos y de cierta recuperación de los salarios frente a las altas tasas de inflación".
Desde hace meses, el BCE ha cambiado el discurso "oficial" sobre los salarios. Pese a que la inflación lleva castigando a la economía del euro más de año y medio, los banqueros del organismo defendían que los salarios todavía se mantenían estables y no detectaba repuntes. Pero las negociaciones colectivas se han ido sucediendo en importantes mercados laborales, como el alemán. El BCE calcula que la ratio de vacantes entre desempleados se acerca a mitad de año al 0,4% para la zona euro. Según el Eurostat, que dan datos de vacantes del tercer trimestre de 2022, en países como Alemania y Países Bajos, la ratio se triplica, superando la tasa del 1,2%. En Austria, Malta y Luxemburgo.
Los bancos centrales y otros economistas han puesto de manifiesto, con la ratio de vacantes y número de parados, un índice de seguimiento de la Gran Renuncia. Los primeros artículos sobre este fenómeno empezaron a publicarse en EEUU a mitad de 2021, aunque se circunscribía a la gente que no volvía a sus puestos de trabajo. La teoría apuntaba a que las ayudas directas, primero de Administración Trump y luego de la Administración Biden, habían sido tan generosas, que junto al miedo de terminar contagiados, hacía que la gente rechazaba empleos.
Como hemos visto, la definición de Gran Renuncia ha sido afinada con el tiempo, y ya engloba a los trabajadores que cambian a empleos mejores. En junio de 2021, la ratio de vacantes por parado en EEUU ya había recuperado los niveles previos al coronavirus y alcanzaba el 1,2%, justo las cotas que alcanzan en el tercer trimestre el mercado laboral de Alemania y Países Bajos.
La relación de la gran renuncia está de fondo en la dinámica de salarios y, por extensión, de la inflación. Los economistas del BCE confían en que el crecimiento de salarios siga siendo más fuerte en Estados Unidos que en la zona del euro, por la composición estructural de los dos mercados laborales.
Resucitar la curva de Phillips
Parece muy claras las razones de los bancos centrales para estar preocupados en la gran renuncia y los efectos de un mercado laboral estresado o caliente en los salarios. Tanto a la Fed como al BCE, le encantaría que de una vez empezara a funcionar la Curva de Phillips, que no es más que la relación entre desempleo e inflación. Si hay desempleo; en teoría, debería empezar a bajar la inflación. Las recientes subidas de tipos de interés de los bancos centrales van en esta dirección, en enfriar la economía y el mercado laboral.
El problema es que la Curva de Phillips lleva décadas enterrada y la relación directa entre empleo y precios está rota. Tras la recuperación de la crisis financiera de 2008, casi se rozó la deflación. El paro comenzó bajar, mientras la inflación iba también en descenso.
Y, por desgracia, está el recuerdo del desastre que fueron los años setenta con elevadas tasas de inflación. Las decisiones de los bancos centrales, sobre todo la Fed, terminaron provocando duras recesiones; mientras en Europa se veía arrastradas a duras devaluaciones de sus monedas.
Argumentos contra la Gran Renuncia en Europa
¿Hay gran renuncia en Europa? Gran parte de la respuesta estará en las futuras subidas de salarios, en el crecimiento de las vacantes y en la dinámica del paro. Y como siempre, la evolución será muy heterogénea entre países y marcará el paso los grandes mercados laborales como el alemán o el francés. Los economistas del BCE rescatan varios datos para mantener alejado el fenómeno de las puertas del euro.
Las horas trabajadas totales por empleado en la zona del euro siguen estando por debajo de los niveles anteriores a la pandemia, mientras en EEUU son de sobra más elevadas. Es decir, en la medición más bruta para medir el factor trabajo, según el BCE, como son las horas trabajadas todavía no han cubierto el 'gap' con 2019. Esta es una perspectiva interesante que también afecta a los salarios.
En la mayoría de países europeos, el número de trabajadores ha superado los niveles previos a la crisis, pero si las horas trabajadas no lo ha conseguido, como dice el BCE, el trabajo total está repartido en mayor número de empleados, lo que debería traducirse en más empleo a tiempo parcial y temporal, que significa menos presión salarial.
Otro dato que resalta el BCE es que en la zona euro la fuerza laboral total, la población activa, personas en disposición de trabajar, esté ocupado o buscando empleo, vuelve a superar los niveles previos a pandemia. En el mercado laboral europeo hay disponible mano de obra, algo que contrasta con la situación de EEUU. "A pesar de los factores demográficos que restringen cada vez más la oferta laboral, la fuerza laboral en su conjunto ha superado significativamente los niveles previos a la pandemia, en cierta medida compensando la creciente demanda laboral", comentan.
Detrás de la Gran Renuncia en EEUU, hay también una caída de la fuerza laboral. El BCE apunta a que se ha producido por los trabajadores que decidieron jubilarse durante la crisis, pero también reconoce que hay una salida del mercado laboral en muchos grupos de edad y géneros.