El Índice de Precios del Trabajo (IPT), el que mide el precio de la mano de obra sin tener en cuenta la cantidad o la calidad del trabajo realizado por los asalariados dados de alta en la Seguridad Social, registró en 2022 su mayor aumento desde 2018 tras subir un 5,5% en un momento de inflación desbocada y con la creación de empleo tocada.
Este índice del Instituto Nacional de Estadística (INE) mide el salario de todos los puestos de trabajo suponiendo que todos tuvieran la misma composición y calcula su evolución descontando las diferencias de ocupación, horas trabajadas, contrato o antigüedad en el puesto de trabajo. Es decir, estima lo que pagan los empleadores por el conjunto de empleos existentes.
Para contextualizar la estadística, que tiene un decalaje de un año, hay que tener en cuenta la coyuntura social y económica de 2022. Fue el año de la desescalada definitiva de las medidas de la pandemia y se puso fin a las últimas restricciones impuestas para controlar la expansión del covid. También fue el ejercicio que anotó la inflación media más alta en 36 años, especialmente alimentada por la incertidumbre internacional y la crisis energética que generó el inicio de la guerra de Rusia contra Ucrania, y del Salario Mínimo Interprofesional (SMI) en 1.000 euros por primera vez en la historia (impulsor de los salarios más bajos).
Este escenario convulso echó el freno en la veloz recuperación que el mercado de trabajo dibujó en 2021, cuando el margen de mejora era amplio una vez superados los efectos más duros de la crisis sanitaria en el empleo. En 2022, año de estreno de la última reforma laboral, la euforia del año previo se fue moderando hasta cerrar el último trimestre con el menor ritmo de creación de empleo desde 2013, según indicó entonces la Encuesta de Población Activa (EPA). Algunas actividades, como la hostelería, tuvieron además que lidiar con un aumento de vacantes a golpe de subida salarial para atraer personal cualificado.
Imposible cubrir vacantes
Precisamente el ITP conocido hoy destaca que donde más subió el precio del trabajo en 2022 fue en la hostelería, un 14,9%. El sector, uno de los más golpeados ante los cierres impuestos por la pandemia, tuvo también que enfrentarse ese año a la falta de trabajadores (ese verano se quedaron sin cubrir la mitad de los puestos de trabajo), que intentó resarcir mejorando las ofertas de empleo con mayores salarios, que habitualmente están a la cola de las estadísticas.
La segunda subida mayor de salarios en 2022 la firmaron las actividades artísticas, recreativas y de entretenimiento (12,7%), seguidas de las actividades inmobiliarias (6,1%). En el otro extremo, Información y comunicaciones, Administración Pública y defensa; Seguridad Social obligatoria (3,8%) y Actividades profesionales, científicas y técnicas (3,9%) registraron los menores incrementos en el IPT.
El aumento del 5,5% del IPT en 2022 contrasta con la subida del 2,1% que experimentaron los salarios en 2021 y especialmente con el descenso del 0,6% de 2020, según el histórico del INE, que toma como año base 2016. Aún así, se quedó por debajo de la inflación, que ese año se situó en el 8,4%.
Por tipo de jornada, el IPT aumentó un 5,1% en los trabajadores con jornada a tiempo completo y un 8,8% en los que tenían jornada a tiempo parcial. También subió más entre los temporales (7,1%) que entre quienes contaron con un contrato indefinido (5,2%).
El índice registró un incremento anual mayor entre las mujeres, del 5,9%, que entre los hombres, del 5,1%, y también avanzó a mayor ritmo para los trabajadores de menos de 25 años (11,6%) que para los situados en la horquilla de entre 45 y 54 años (4,7%).