
El conflicto en Ucrania está teniendo una de las evoluciones más temidas por los economistas: una guerra de larga duración. Medio año después del estallido, el enfrentamiento sigue latente en el este de Europa, con el consecuente impacto sobre la economía en el viejo continente. La crisis energética y las disrupciones en las cadenas de suministro lastran el crecimiento del PIB en 1,5 puntos en la eurozona, mientras la crisis de precios multiplica por seis las perspectivas de inflación de España (8% de media a cierre de año, hasta 4,8 puntos más que antes de la guerra) frente a la media del euro (4,3%, 0,8 décimas más): en total, cuatro puntos por encima del la media de la eurozona para este 2022.
Las tablas de perspectivas que lanzaban los principales analistas internacionales y, a su vez, recogía el consenso del panel de Funcas entre los economistas nacionales, explicaban antes de la guerra las habituales proyecciones de invierno. Los datos observados para analizar cómo ha cambiado la vista a medio plazo de los economistas corresponden a los meses de diciembre y enero. Unas proyecciones que atienden a la remarcada incertidumbre que sufren las economías desde la anterior crisis del Covid y que ha ganado -aún más- terreno a raíz de la guerra en Ucrania.
Brecha frente a la eurozona
Así, especialmente relevante es cómo han empeorado las perspectivas de precios seis veces más en España que en el conjunto de los países del euro, lo que explica la diferencia del comportamiento de la inflación en la economía del sur. El diferencial de la inflación media al cierre del presente año dejaría un lastre para España que se acerca a los cuatro puntos; concretamente, estaría en unos 3,7 puntos.
La tendencia de inflación más elevada en España arrastra 16 meses consecutivos teniendo en cuenta el dato confirmado por el INE en julio. Actualmente, España es la gran economía de la eurozona que lidera la tabla de la inflación en la eurozona.
Tal y como explica el economista Javier Santacruz a este medio, este factor es evidente por una serie de motivos. "En España, la crisis energética se ha traducido directamente en una subida de precios minoristas de electricidad y gas mucho mayor que en Europa porque tenemos al 40% de los consumidores de electricidad y el 70% de los industriales con una tarifa que replica instantáneamente el precio diario de la electricidad", señala Santacruz a elEconomista.es.
También recalca en este aspecto la escalada del precio del gas, con un impacto similar en cuanto a la importancia en las facturas del consumidor en España.
Un punto de presión sobre la tasa del IPC también está siendo el encarecimiento de los precios alimenticios en España, destaca Santacruz, que en los últimos datos han ganado un peso especial. Hasta 21 productos de alimentación se encarecen por encima del 12%, según el último dato publicado por el INE relativo al mes de julio. Esta puntilla para el bolsillo incrementa considerablemente el ticket mensual sobre bienes de consumo básicos.
Recorte del PIB similar
Donde sí han mantenido una postura similar los analistas es en el empeoramiento de las perspectivas de crecimiento de la actividad económica. Para España, el alza del PIB se espera en el 4%, y para la eurozona sobre el 2,6%, lo que supone un recorte que orbita el punto y medio en ambos casos.
Eso sí, lo que ratifican las nuevas previsiones que tienen en cuenta la guerra es que la economía española no se recuperará aún este año de la caída de 2020 a causa de la pandemia. En el mejor de los casos, recuperaría sobre el 90% de lo perdido aquel año, alejando el objetivo al menos hasta el próximo 2023. Todo esto, a expensas de la incertidumbre económica que se espera tras la temporada estival.
En el caso de la eurozona, tanto la propia Comisión Europea rebajó en la actualización de julio el crecimiento del PIB hasta el 2,6%, mientras antes de la guerra esperaba un 4%. Siguiendo esta hoja de ruta, la media de los países del euro sí recuperaría el nivel pre-Covid a lo largo de este año.
Así, la terminología guerra o Ucrania se ha establecido en la justificación de los datos macroeconómicos de cada organismo. La desaceleración económica asoma en Europa, según los últimos datos de los indicadores PMI, mientras el mercado laboral mira a la baja por primera vez desde la salida del confinamiento estricto. Otoño revelará muchas pistas del futuro económico.