La inflación no solo va de porcentajes. La actual escalada de precios pone a las familias ante una complicada situación: de mantener su cesta de la compra habitual, deberán asumir un gasto extra que de media supera los 3.200 euros. En total, la diferencia acusada por la inflación establece un presupuesto necesario un 16% mayor que hace un año, en mayo de 2021, cuando el recalentamiento de la inflación acababa de empezar y se debía a la coyuntura de la energía.
Ahora, los tentáculos de la inflación están alcanzando al resto de los elementos de la cesta y se observa en la inflación subyacente -excluye la energía y los alimentos sin elaborar-, que en España se acerca al 5% (4,9%) tras protagonizar más de un año de subida constante por primera vez en la serie histórica. Ante tal escalada, el gasto en alimentación, en facturas relativas a la vivienda (agua, gas y electricidad) y en transporte repercute sobre el presupuesto familiar en al menos 3.200 euros extra a los casi 19.000 que ya dedicaban.

Según la última encuesta de presupuestos familiares disponible, una familia media de España dedica 4.579 euros de su renta a la alimentación. Con un alza medio de los precios del 11% en mayo como aspecto más llamativo en esta parte de la cesta de la compra, resulta que las familias dedican un esfuerzo extra de unos 500 euros al año en la comparativa anual.
A este aspecto básico de la cesta de la compra habría que sumar otros ítems elementales diarios para las familias, como el consumo de electricidad, gas y agua en la vivienda y el transporte. Los gastos relativos a la vivienda son uno de los puntos de mayor presión en el desglose estadístico de la mayor inflación en casi cuatro décadas. La actual escalada inflacionista tuvo un origen principalmente energético, si bien la inflación subyacente ya roza el 5% e indica una mayor amplitud de la inflación al resto de elementos.
De hecho, este tipo de gasto ha crecido nada menos que un 23,8% respecto a hace un año. Es la partida que más peso tiene en el presupuesto del hogar y constituye un pilar, básico y vital: facturas de la calefacción o las eléctricas, por ejemplo. En total, según la encuesta de presupuestos salariales, un núcleo familiar destina casi 10.000 euros de su renta a esta partida. Los 9.621 euros que se destinaban de media en 2020 (último dato disponible) se encarecen nada menos que 2.289 euros al año respecto a hace un año.
Ojo al transporte personal
El transporte incluye los carburantes y el aceite (lubricantes) para los vehículos, y se ha encarecido casi un 15%. Esto indica que la rebaja de 20 céntimos en carburantes no está siendo una medida efectiva, pues el INE remarca que la subida se debe principalmente al alza protagonizada por estos dos aspectos. Y así lo notan las familias, que con el crecimiento del 14,9% interanual y un gasto medio de 2.741 euros, ahora han de dedicar más de 400 euros extra al año.
Las previsiones de aliviar esta partida del gasto no son nada optimistas para el presupuesto de la familia media en España. Los combustibles no hacen más que romper récords negros que explican cómo el aumento del transporte personal (privado) acusa una subida anual superior al 15%. La alternativa, que sería el transporte público, es una elección que no ha variado respecto a hace un año.
Plan contra la inflación
¿Y las políticas económicas para afrontar la inflación? Bien, según los datos del Instituto Nacional de Estadística (INE), el Plan de Choque ha conseguido bajar la inflación en apenas nueve décimas, con el tope del gas retrasado por dos meses y medio y la rebaja de carburantes que ha quedado borrada del mapa. El IPC a impuestos constantes, de esta forma, registró un a variación anual del 9,6% en mayo.
Esta situación dinamita el ahorro de las familias. Con un patrón que afecta especialmente a las rentas bajas según publicó el Banco de España (BdE), el porcentaje medio de ahorro de los hogares españoles del 8,5% será prácticamente imposible de replicar este año por la subida de la inflación.
Si observamos la curva del ahorro en España frente a la media del entorno europeo, España es capaz de acumular varios puntos porcentuales de ahorro en una etapa corta antes de que esa tasa vuelva a caer por el consumo privado. Es un ahorro intenso de 'precaución'. No obstante, en una época en la que la inflación sobre los bienes de primera necesidad se ve incrementada en un 16%, este ahorro provisional se hace más complicado.
Desde un enfoque histórico (en promedio desde 1999), la tasa de ahorro en España se situó en el 8,5% de la renta disponible de los hogares mientras que, para la eurozona, esta media se situaba en el 13,2% (sumando 4,7%). Es destacable que, según los datos de Eurostat, solo Dinamarca, Polonia y Grecia presentaron durante este periodo una tasa media inferior a la de España. Esta posición de ahorro débil se acentúa en el periodo entre 2012 y 2020: la tasa de ahorro descendió hasta el 7,5% (por la volatilidad del ahorro), frente a la media de la eurozona que se mantuvo estable en el 13,3%. Es decir, en España se ahorra un 5% menos de media que entre los vecinos europeos.
Con todo, las previsiones oficiales de la OCDE auguran para España tasas de inflación mantenidas por encima del 4%, lo que implica un bocado considerable al poder adquistivo de los bolsillos de los españoles. Entre tanto, 10 millones de pensionistas tienen garantizado su poder de compra, mientras otros 20 millones de trabajadores tendrán que acogerse a negociaciones salariales para tratar de hacer frente al encarecimiento del nivel de vida, incluso en lo más básico.
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