Inflación en aumento, cadenas de suministro que no terminan de recuperar la normalidad tras la pandemia, escasez de semiconductores, guerra en Ucrania, sanciones a Rusia, incremento de los costes de la energía... Todos ellos son factores que se han ido imbricando en los últimos meses y que ya están haciendo sonar todas las alarmas de recesión entre los inversores.
Uno de los últimos indicadores a más gran escala es el sondeo de la confianza del inversor que realiza la alemana Sentix. Con 1.249 inversores encuestados en los primeros días de abril, todo apunta a que en la Eurozona comenzará la recesión "en el comienzo del segundo trimestre de 2022", sin que ninguna otra zona del mundo vaya a actuar como un contrapeso que tire al alza del crecimiento.
"Debido a las aún considerables dinámicas en la tendencia inflacionaria, los inversores no esperan que el banco central (BCE) acuda al rescate con una política monetaria más flexible y expansiva. La economía y los mercados bursátiles se dejan así a su propia suerte", señala el informe.
En el sondeo de Sentix se aprecia como la moral está especialmente baja entre los inversores europeos, aunque "la tendencia es la misma en todas partes", afirman los investigadores de la firma germana.
En el caso estadounidense, Goldman Sachs ha elaborado su propia encuesta a aseguradores que mueven conjuntamente 13 billones de dólares en activos, y que consideran que la recesión en EEUU llegará en 2023 o 2024. "Aunque pocos participantes anticipan una recesión inmediata como resultado del ciclo de crecimiento posterior a la pandemia, ha habido un claro cambio en la perspectiva a nivel mundial", recoge el informe del banco de inversión. El mayor riesgo que ven la mayoría de los encuestados para la economía es la inflación, que ya toca máximos de cuatro décadas en EEUU y que también se mueve en cifras altas en gran parte de Europa.
El auge de precios previsiblemente llevará a que los bancos centrales profundicen en una política monetaria restrictiva, lo que sí podría reducir la inflación a costa de que el crecimiento pase a territorio negativo. La Reserva Federal de EEUU ya ha emprendido esta política subiendo tipos hace unas semanas, y el BCE se reunirá el próximo jueves para decidir el futuro inmediato de la Eurozona aunque no se prevén acciones agresivas al respecto por el momento.
En esta línea se ha pronunciado esta semana el Deutsche Bank, el primero de los grandes bancos que osa pronunciar el término 'recesión', alegando el endurecimiento de la política monetaria de la Fed, aunque fecha el inicio de la contracción para el último trimestre de 2023 y una continuación durante al menos parte de 2024.
Incluso algunos nombres destacados de la propia Fed se temen lo peor. Bill Dudley, que fuera presidente de la Reserva Federal de Nueva York entre 2009 y 2018, culpaba hace dos semanas al líder de la Fed, Jerome Powell, de haber sido demasiado lento en subir tipos, por lo que ve "inevitable" un "aterrizaje forzoso" de la economía. "Para crear una holgura económica suficiente para frenar la inflación, la Fed tendrá que endurecer (la política monetaria) lo suficiente como para que se eleve la tasa de desempleo", advertía. A él se sumaba Lawrence Lindsey, gobernador de la Fed entre 1991 y 1997, que vaticina la recesión ya para el tercer trimestre por la inflación
Por su parte, Olivier Blanchard, execonomista jefe del FMI, coincidía apuntando que "a la Fed le va a costar mucho frenar la máquina". "Tiene que admitir que tiene que parar la máquina mucho y no queremos una recesión", declaró en una entrevista a Bloomberg.
Los ricos también lloran... por anticipado
Los grandes nombres de la inversión internacional también predicen malos tiempos. El inversor multimillonario Carl Icahn advertía ya en marzo en la CNBC de que llegará "una recesión o algo incluso peor", algo para lo que los empresarios estadounidenses no están preparados.
Su homólogo Leon Cooperman también culpa a la Fed de su gestión y augura la recesión para 2023, tanto por el previsible endurecimiento de la política monetaria como por el incremento del precio del crudo. "Hemos tomado prestado del futuro. Hemos tenido políticas monetarias totalmente inapropiadas y creo que tenemos que compensar algo de esto", apuntó en la CNBC.
También sobre el precio del petróleo ha puesto el foco el veterano inversor Jeremy Grantham, que recuerda que los fuertes incrementos de la materia prima, históricamente, han llevado a la recesión en Occidente. En una nota a sus clientes, indicaba que el auge del precio de los alimentos "podría ser el mayor peligro para la estabilidad global". "Cada vez que aumentan los precios de los productos básicos, los ingresos se reducen mientras los costes aumentan, desestabilizando las economías e incluso los sistemas políticos", alerta.
La curva de tipos de rendimiento, el clásico indicador de la bolsa sobre las recesiones, también conspira en el mismo sentido. El diferencial entre el bono a dos y diez años de EEUU se ha invertido en las últimas semanas, lo que históricamente anticipa una recesión generalmente antes de un año.