
La Europa social sigue avanzando y está un poco más cerca de poner en marcha un sistema común europeo para el establecimiento de salarios mínimos dignos en todo el territorio de la Unión Europea, después de que los ministros de Asuntos Sociales y Empleo de los veintisiete llegaran a un acuerdo sobre su posición el pasado lunes, de cara a las negociaciones con el Parlamento Europeo para poner en marcha la directiva.
"Trabajar debe compensar y nadie debería trabajar y vivir en la pobreza," dijo el Comisario Europeo de Asuntos Sociales y Empleo, el luxemburgués Nicolas Schmit, que celebró un acuerdo a veintisiete en el que reconocía haber tenido grandes dudas. "Estoy muy contento de lo que hemos conseguido," añadió, celebrando que algunos de los países más reticentes a la medida se sumarán a la mayoría que apoyó la moción.
El acuerdo llega un año después de la propuesta de la Comisión, y solo dos semanas tras acordar los eurodiputados su posición negociadora. El objetivo de la directiva, que mantenía divididos a buena parte de los gobiernos de la UE, es promover salarios dignos y mejorar la protección de los trabajadores, así como reforzar la negociación colectiva.
El acuerdo fue alcanzado con una amplia mayoría, aunque con los votos en contra de Hungría y Dinamarca. Los daneses han sido uno de los gobiernos más duros con esta legislación desde el principio. Además, hubo dos abstenciones. Por un lado, Alemania, que finaliza su transición esta misma semana con la llegada del nuevo gobierno de coalición pero que de haber estado ya al mando, habría dado su visto bueno. También se abstuvo Austria, pero en este caso porque el gobierno tiene dudas al respecto de la propuesta.
Fue precisamente un cambio de posición en uno de los gobiernos más reticentes, el sueco, el que abrió la puerta a desbloquear una negociación que parecía encallada. Sobre la residencia de los países nórdicos, Schmit aseguró que "no están en contra de los avances en cuestiones de derechos sociales sino que son celosos de sus sistemas nacionales" y añadió que avanzar hacia una mayor protección a nivel europeo no va en contra de sus intereses sino en su favor.
Proceso todavía en marcha
El proceso no acaba aquí. Ahora, Consejo y Parlamento deberán negociar los detalles de la legislación final. Aquí, las diferencias también son importantes. La división que se ha registrado entre los países miembros se refleja casi en los mismo términos en la Eurocámara.
La legislación introducirá criterios concretos que deben aplicarse a la hora de establecer el salario mínimo, teniendo en cuenta el poder adquisitivo o la tasa de pobreza. Además, pretende reforzar la cobertura de la negociación colectiva en aquellos países donde los sueldos se fijen a través de este proceso. De hecho, dado que los países con una alta cobertura de la negociación colectiva tienden a tener una menor proporción de trabajadores con salarios bajos y salarios mínimos más altos que los que tienen una baja cobertura de la negociación colectiva, la UE quiere promover el fortalecimiento del papel de los actores sociales en el proceso.
La directiva propone además la introducción de controles e inspecciones y de la posibilidad de los trabajadores de reclamar compensaciones en caso de que no se respeten sus derechos. Los gobiernos deberán también supervisar el proceso para garantizar la cobertura de los salarios.
Sin embargo, en gran medida se trata de recomendaciones, aunque vinculantes, para los gobiernos nacionales. "Trabajamos en un area en la que los tratados limitan nuestras competencias," reconoció el Comisario. Schmit explicó que el objetivo nunca fue fijar un salario mínimo europeo sino crear un marco de referencia común para hacerlo y eso, aseguró, "ya es un gran progreso".
Toda una "novedad" para la UE
El mero hecho de que la Unión esté apostando por salarios al alza, insistió el luxemburgués, ya es una novedad. "Esta no ha sido siempre la posición de la UE," explicó. También la vicepresidenta del Gobierno y al cargo de la cartera de Trabajo, Yolanda Díaz, celebró que la Unión "entienda, al fin, que una Europa de y con futuro es incompatible con salarios bajos y condiciones de vida precarias."
Las reticencias que han retrasado el acuerdo venían de los países nórdicos que han venido mostrando resistencia a avanzar en políticas sociales a nivel europeo porque entienden que sus estándares están muy por encima de los de sus socios y temen que se puedan poner en riesgo por acuerdos de mínimos.
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