Economía

Subir el IVA, bajar el IRPF y más inversión pública: la 'receta francesa' para escapar de la trampa de liquidez

  • Anunciar una subida del IVA a futuro generaría expectativas de inflación
  • Esta medida habría que combinarla con una rebaja del IRPF y las cotizaciones sociales
  • La inversión pública sería la guinda del pastel para lograr un crecimiento duradero
Banco de Francia. Foto de Alamy

La crisis del covid ha dejado a la economía de la zona euro en una zona peligrosa. Los problemas ya venían de lejos (bajo crecimiento, mucha deuda, poca inflación, tipos bajos...), pero esta profunda recesión los ha agravado sobremanera, generando una trampa de liquidez enorme de la que podría resultar imposible salir si tan solo se hace uso de la política monetaria (tipos de interés y compra de activos). Hay que ir más allá para que la economía arranque y pueda salir del bache para seguir avanzando de forma sostenible. Ahora mismo, la situación se asemeja a la de un coche atrapado en la nieve que intenta salir pisando aún más el acelerador (política monetaria) sin resultado alguno. Se necesitan otras palancas para escapar. Una vez fuera del bache, el acelerador volverá a funcionar.

El Banco de Francia ha publicado un trabajo en el que propone hacer uso de lo que llama política fiscal convencional y no convencional para sacar a la zona euro del atolladero. De una forma breve, los economistas galos apuestan por anunciar subidas progresivas del IVA (para generar expectativas de inflación), bajar el IRPF (para compensar la subida del IVA, estimular el consumo y la creación de empleo) y una mayor inversión pública en proyectos que aumenten la productividad y generen retornos positivos a la economía. Aplicando esta receta sería más sencillo sacar a la zona euro de la trampa de liquidez y permitir que la economía pudiera volver a 'andar' sola.

"Argumentamos que en la situación actual, que podría decirse que es una trampa de liquidez duradera, existe un fuerte argumento para aumentar el gasto público en proyectos de infraestructura de manera temporal. Una política de este tipo ayudaría a impulsar la demanda a corto plazo, lo que es útil, y elevaría la producción potencial a largo plazo cuando la economía se esté recuperando. Al elevar el nivel de empleo, también tendría efectos redistributivos deseables, incrementando el consumo en mayor proporción en los hogares que viven al día", reza el documento publicado por la institución gala.

Además, el modelo creado por Matthieu Lemoine y Jesper Lindé revela que "sería interesante complementar esas acciones de política fiscal convencional con políticas fiscales no convencionales en forma de un aumento gradual del IVA, junto con un impuesto sobre la renta más bajo para equilibrar el presupuesto". ¿Por qué subir el IVA? ¿No sería contraproducente anunciar una política así en medio de una recesión? En la situación concreta y puntual que atraviesa la zona euro puede tener sentido.

Generar expectativas de inflación anunciando una subida del IVA

La zona euro acaba de atravesar la mayor recesión en décadas. Antes del covid-19, las herramientas monetarias para combatir los efectos del 'temporal' ya estaban cerca de agotarse. Los tipos bajos o negativos no estimulan el crédito y la inversión en un contexto pesimista, de muy baja inflación y escaso crecimiento potencial. Estos expertos proponen una subida del IVA, lo que generaría unas mayores expectativas de inflación (cuando entre en vigor la subida los precios subirán de la noche a la mañana), llevando a los consumidores a adelantar sus decisiones de compra (gastar hoy en lugar de esperar eternamente ante la inmovilidad de los precios). "Un compromiso creíble sobre un IVA futuro más alto impulsaría la demanda interna estimulando el consumo actual". Algo similar ha hecho Alemania durante esta crisis tras anunciar una rebaja del IVA temporal entre julio y diciembre de 2020.

Aunque al consumidor de forma individual le resulte atractiva la idea de unos precios (IPC o inflación) que bajan o están congelados, para la economía es una noticia pésima (tanto por las causa como por las consecuencia). Mirando la economía de forma agregada, unos precios congelados o a la baja pueden llevar a millones de consumidores a retrasar sus decisiones de consumo (o inversión: quién va a comprar una casa si prevé que su precio bajará), lastrando el crecimiento económico y el resultado de las empresas, que a su vez recortarán sus planes de inversión y de creación de empleo.

El propio Banco Central Europeo publicaba en su último boletín una encuesta a más de 25.000 personas de todo el área euro en la que se muestra que "los consumidores están más dispuestos a gastar si esperan que la inflación sea más alta en el futuro. Aunque este comportamiento es generalizado en la población, el efecto estabilizador es más fuerte cuando las tipos de interés nominales están en su límite inferior". Anunciar una subida del IVA puede despertar las decisiones de consumo y dar el primer empujón a ese coche que se se encuentra atascado en la nieve.

"Además, al impulsar la actividad económica, esta estrategia también aumenta los ingresos fiscales (a través de tipos impositivos más altos y la ampliación de las bases impositivas), reduce el déficit público y la deuda pública como porcentaje del PIB", sentencia el informe. Pero esta política supone incrementar la presión fiscal, por lo que puede tener también un impacto negativo sobre el consumo una vez que la subida del IVA entre en vigor. Por ello es muy importante acompañar la subida del impuesto indirecto con otras políticas fiscales.

Una bajada del IRPF o cotizaciones sociales

"Para que la política fiscal siga siendo neutra (ni expansiva ni contractiva), la subida del IVA puede combinarse con una rebaja del IRPF o las cotizaciones sociales, para proporcionar un mayor impulso a la actividad económica", sostienen desde el Banco de Francia. Este tipo de movimiento, subir el IVA y reducir la presión fiscal sobre el trabajo, es lo que se conoce en jerga económica como 'devaluación fiscal' y buscar imitar los efectos de una depreciación de la divisa.

Por un lado, subiendo el IVA, se 'encarecen' todos los bienes y servicios que se venden en dicha economía, tanto los producidos en el interior como los importados (el IVA afecta por igual a los productos finales). Pero si a la vez se reducen las cotizaciones sociales (que paga el empresario en su mayoría y solo afectan a la producción nacional), se logra una reducción de costes en la producción de los bienes y servicios domésticos, que pasan a ser más competitivos (siendo más baratos u ofreciendo una mayor relación calidad precio, siempre que los productores trasladen ese menor coste al precio o a la calidad del producto). Esto junto a la rebaja del IRPF puede ayudar a estimular aún más la economía a través de un mayor consumo de bienes 'nacionales'.

Una mayor inversión pública

Los responsables del Fondo Monetario Internacional, BCE o la OCDE no se cansan de repetir la necesidad de aumentar la inversión pública para combatir la crisis del covid-19 y fortalecer la recuperación. "Hay al menos dos buenas razones por las que dicho gasto puede ser beneficioso para la sociedad. En primer lugar, el gasto público en inversión, como porcentaje del PIB, ha descendido a niveles históricamente bajos en las grandes economías del mundo avanzado y los cuatro países más grandes de la zona del euro", argumentan desde el Banco de Francia.

Tendencia a la baja de la inversión pública sobre PIB en la zona euro
Tendencia a la baja de la inversión pública sobre PIB en la zona euro. Fuente: Banco de Francia

En Alemania, por ejemplo, La inversión pública era de alrededor del 5% del PIB en 1980, pero ha ido descendiendo progresivamente hasta suponer alrededor del 2% del PIB. En Francia, Italia y España no hay una tendencia de descenso evidente a largo plazo; no obstante para estos países, la caída de la inversión pública se produjo de golpe tras la crisis financiera mundial o tras la crisis de la deuda soberana europea. Aunque el gasto público se ha mantenido o ha aumentado, la inversión pública (generadora de crecimiento y productividad) ha ido perdiendo fuerza en los últimos tiempos.

Puede transformarse en crecimiento para hoy y para mañana

"El hecho de que la inversión pública en las principales economías haya sido inusualmente baja durante algunos años implica que los rendimientos marginales de ciertos tipos de gasto sean elevados. Uno de esos tipos de gasto es la inversión pública destinada a facilitar la reducción de las emisiones de CO2 en la economía y mitigar los riesgos del cambio climático", según revela el trabajo del banco central francés.

Pero no solo eso, "desde una perspectiva económica, otro extra de tal estrategia es que se combinan los beneficios de generar una mayor demanda justo cuando la economía está en una recesión a la par que se aumenta la producción potencial sostenible (en la medida en que un mayor gasto público aumenta el stock de capital efectivo) para cuando la economía se recupere de la recesión".

Por lo tanto, un proyecto de gasto en infraestructuras de tamaño adecuado podría proporcionar un estímulo significativo tanto en el corto como en el mediano plazo y ser totalmente o casi autofinanciado, según los cálculos del instituto monetario. De este modo, el coche no solo dejaría de estar atrapado en la nieve (trampa de liquidez), sino que además podría seguir avanzando a un buen ritmo durante mucho tiempo.

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