
Paloma Baena es experta en sostenibilidad, políticas públicas, desarrollo económico y transformación digital. Con una amplia trayectoria internacional en organismos como la OCDE, el Banco Interamericano de Desarrollo y el Banco Mundial, dirige en la consultora global LLYC la Unidad Next Generation EU, que ayuda a empresas e instituciones a canalizar los fondos europeos. Departe con elEconomista sobre cómo España puede rentabilizar la inyección de la UE para la reconstrucción.
¿La aprobación del presupuesto plurianual de la UE adelantará la llegada de fondos europeos a España?
Es una gran noticia que se haya desbloqueado el presupuesto europeo, sin este presupuesto la UE no podría completar su misión estratégica. Sin embargo, respecto a los fondos seguimos trabajando con el mismo plazo que al principio, lo que ha hecho el Gobierno es adelantar 27.000 millones que pertenecen al instrumento Next Generation a los Presupuestos Generales del Estado (PGE) de 2021, con los PGE aprobados y el marco financiero plurianual, España está en condiciones de empezar a utilizar los fondos a principios de 2021.
España tiene una de las tasas más bajas de ejecución a la hora de gastar el dinero que llega de la UE. ¿Será capaz de agilizar los procesos para gastar 27.000 millones en un solo año de forma eficiente?
Creo que no hay otra opción. Se van a poner todos los medios para que eso suceda. En el plan de modernización de la Administración se establecen medidas para agilizar la ejecución de los fondos. Aquí se establecen medidas que van a agilizar la ejecución de los fondos. Se van a reducir tiempos y trámites administrativos, se mantendrán los trámites imprescindibles, pero se plantearán de tal forma que vayan en paralelo al proceso reduciendo así los tiempos.
Se están buscando nuevos instrumentos que permitan agilizar el compromiso y ejecución de los fondos. El compromiso es decidir en qué los vamos a gastar, algo que lleva tiempo. Aquí los objetivos están muy claros, no estamos empezando de cero. Ahora se trata de buscar mecanismos que nos ayuden a que esos objetivos se implemente de forma ágil y ambiciosa. Uno son los PERTE (Proyectos Estratégicos para la Recuperación y Transformación Económica), una figura nueva de colaboración público-privada y que agiliza la ejecución. Aquí vamos a ver grandes volúmenes de inversión. Otro son las agrupaciones de empresas que van a poder optar de forma conjunta a subvenciones. Se están creando modelos de colaboración entre empresas y público-privada que van a agilizar todo el proceso. Habrá un esfuerzo del funcionario público encargado de tramitarlo, del control administrativo, es algo que se tiene que conseguir, porque de eso depende que vayamos avanzando en los demás hitos del instrumento Next Generation.
¿Cómo se concretarán los PERTES, cómo serán los procedimientos y qué pueden hacer las empresas?
Este adelanto de 27.000 millones es real y sabemos cuáles son las prioridades en las que se van a gastar. Estamos viendo que los ministerios están lanzando manifestaciones de interés, estamos asistiendo a un proceso mucho más ágil de consulta en el que están participando las empresas en temas como el hidrógeno, la industria o la España despoblada. Esto va arrojando luz sobre cuáles serán los puntos más importante de estos proyectos.
A nivel autonómico también se está haciendo algo similar abriendo formularios que las empresas deben rellenar para ver si los proyectos cumplen con los objetivos que tienen esos fondos. En este momento estamos aún en una etapa de diálogo, pero hay ventanas específicas que antes no había y que son directas y ágiles, además surgirán más en enero y febrero.
En los PERTES habrá un registro de entidades interesadas en participar en ellos, se pondrá en marcha en enero o febrero para que las empresas puedan empezar a manifestar su interés. Una empresa debe anticipar los movimientos y ver qué puede hacer, mientras que el Gobierno tiene el compromiso de movilizar el dinero de forma rápida. De modo que las empresas deben hacer un ejercicio de imaginación, de visualización, de buscar la forma en la que pueden jugar un papel importante en el proceso de transformación de la economía española, porque esto no es una oferta pública normal, muchas veces las empresas tendrán una hoja en blanco, sabemos el destino al que queremos llegar y existe un espacio muy bonito de creación que aúna interés pública y privado. Este ejercicio de diálogo en la empresa tiene que buscar la forma de cuadrar con los objetivos más 'macro' de país para transformar la economía y de Europa. Sin esto, la colaboración público-privada no funcionará ni será realidad.
¿Puede influir en la entrega de los fondos el incumplimiento de España de las reformas que pide Europa o cómo nos puede perjudicar?
El Next Generation es un plan de reformas e inversiones. Las reformas forman parte del diálogo que tiene España con Bruselas, cuando uno revisa las recomendaciones de la UE y las respuestas de los gobiernos de España te das cuenta de que España tiene que afrontar estos temas y que no es una condicionalidad nueva, forma parte del diálogo de políticas públicas. En el caso de las pensiones y las reformas no es algo concreto de España, es un problema que comparten muchos países. La UE lo que busca es ayudar a encontrar soluciones a problemas que son comunes como es el caso de las pensiones. Las reformas se tendrán que tratar temas como la unión de mercado, innovación, mercado laboral... pero también se tratarán reformas como la descarbonización, movilización urbana y nuevas regulaciones que deben acompañar a todas las reformas que van de la mano de Next Generation, reformas que hacen posible las inversiones.
¿Qué reformas se necesitan acometer en la economía española para incrementar su crecimiento potencial?
Para mí es muy importante todo lo que tiene que ver con la innovación y adaptarse a un nuevo modelo económico. Estamos en un momento único para la transformación, tenemos por un lado a Europa, tenemos objetivos absolutamente concretos y tangibles con el Next Generation, un paquete regulatorio que viene de la UE y tenemos los fondos necesarios para hacer esa transformación posible, para sentar las bases de un nuevo modelo económico basado en energía renovables, economía circular, digitalización, y no es una forma de hablar, es que de verdad por primera vez tenemos todos los componentes necesarios para acometer la transformación, de modo que España tiene que hacer las reformas que le permitan hacer ese modelo realidad. No va a haber marcha atrás. Necesitamos invertir, reconvertir puestos de trabajo y crear incentivos fiscales para que el cambio sea una realidad. Es la primera vez en décadas que tenemos todos los componentes para transformar la economía española.
¿Cuál será el impacto de los fondos en el crecimiento del PIB español en 2021?
Todo depende del nivel de ambición que demuestren las empresas y la capacidad de coordinación entre el sector público y el privado. La oportunidad está limitada en el tiempo, es un instrumento temporal, además la CE tiene el mandato de hacer una valoración posterior del impacto. Hay que generar proyectos y para ello no valen los mecanismos tradicionales, a lo mejor esta vez las empresas deben pactar con la competencia para que su plan tenga un impacto mayor, de modo que un proyecto no solo beneficie a esa empresa, sino que además pueda impulsar a toda la cadena de
valor, desde la pyme más pequeña hasta la compañía que presenta el proyecto. Esto requiere sentarse en una mesa y llegar a acuerdos para transformar el sector y la economía. Yo lo estoy viendo en el día a día y en la práctica. Pero el primer paso no es pedir los millones de euros, es negociar y encontrar aliados para que el proyecto tenga el mayor impacto posible. Si esto se cumple, el impacto en el PIB será mayor.
¿Se corre el riesgo de que este dinero termine convirtiéndose en un gasto y déficit estructural mayor?
No porque la CE ha establecido un mecanismo de seguimiento muy fuerte para evitar que ocurra esto y ver qué pasa con el dinero. Hay muchos planes de gobernanza, con equipos que colaboran con los países y que evalúan los planes. Una vez que España presente el plan definitivo en abril o incluso antes, porque España es uno de los países que lleva el plan más avanzado dentro de Europa, la CE lo evaluará durante dos meses y después hará una recomendación que pasará al Consejo para que lo evalúe... No me preocupa. Ni Bruselas ni España van a permitir que las inversiones se conviertan en un coste estructural a medio plazo. Se busca un efecto arrastre, se pone dinero público, pero las empresas también pondrán financiación y tendrán un efecto multiplicador. Estamos empezando a dar una dimensión diferente a los proyectos.
¿Cuáles son las inversiones más acuciantes? ¿Dónde se debe poner primero el dinero funcionar?
Tenemos ya tres manifestaciones de interés y pronto sabremos dónde están las ideas más avanzadas. Sin duda medio ambiente, transición ecológica, energías renovables, movilidad, economía circular... todo esto será prioritario, pero siempre acompañado de innovación. Otra partida importante muy relacionada con los fondos es todo lo que tiene que ver con digitalización e inteligencia artificial, conectividad, economía del dato, generar información en tiempo real para apoyar una mejor gestión e industrialización. Estos son los grandes temas que vamos a ver y con gran celeridad.
¿No será muy complicado transformar la economía nacional siendo un tejido productivo tan dependiente del turismo y la hostelería?
Los fondos tienen diferentes cometidos. Una parte va a la transformación de la economía, pero un segundo pilar se dedicarán para ayudar a los sectores que están siendo más golpeados por la crisis o a través de los PGE. No es incompatible. La UE reconoce este reto estructural y la educación y la dotación de nuevas habilidades para los trabajadores será una de las áreas más importantes. Esto se puede hacer dentro de los sectores más golpeados, dándoles un foco de sostenibilidad, trazabilidad, modernización y digitalización. Se puede pensar como una oportunidad para dar instrumentos a estos sectores para que no solo se recuperen sino que además se transformen.
El 2020 ha sido un año horrible, pero está reacción de Europa tan rápida, ir al mercado a endeudarse como Europa, esto nos deja algo muy bueno y es que ahora no se puede cuestionar la relevancia de la UE. En seis meses se han roto las cláusulas de deuda y déficit, se hacen planes para alcanzar métricas y objetivos comunes, esto es un hito histórico. Esta siendo un ejercicio sin precedentes que solo se puede comparar con el plan Marshall y además este es mucho más grande.
La deuda pública roza niveles máximos de los últimos 120 años ¿es sostenible? ¿Cuándo puede empezar a ser un problema?
La deuda pública va a crecer, pero el mensaje es claro: este aumento responde a una necesidad concreta, pero los países deberán volver a la senda del equilibrio. El plazo que se ha dado la UE para llegar a una economía más eficiente y más verde supone un gasto, pero es cierto que la UE también está generando nuevas figuras para ingresar más.
Hay varias medidas que ya están pensadas para devolver esta deuda, como el ajuste en frontera de emisiones de carbono, un futuro impuesto digital, impuestos sobre las transacciones financieras. Esto es un plan que la Comisión tiene ya definido y que iremos viendo con el tiempo. El mayor crecimiento que genere la inversión y las nuevas fuentes de ingresos permitirán devolver estos préstamos. Habrá que ver dentro del nuevo modelo económico que nuevas fuentes de ingresos se pueden plantear, modernizar el sistema fiscal.
¿Si pudiésemos viajar al futuro, a 2030, cree usted que veremos una España con un nuevo sistema productivo?
Yo aspiraría en 2030 a una España que ha cumplido sus objetivos de emisiones gracias a la transformación. Una España que ha modernizado su industria, una industria del siglo XXI, que es circular, que genera energía renovable, que exporta una parte de esta energía, que sea líder mundial. Que a nuestras fortalezas como el turismo se le una este cambio. Puede ser una España que conserve sus fortalezas tradicionales, pero de una forma más sostenible, que traigan más valor añadido, un sector turístico que evoluciona y que atrae otro tipo de turismo.
Lo mismo para el sector agrario y el sector ganadero. Para mí sería muy interesante que pudiéramos incorporar la colaboración público-privada a la que nos obliga Next Generation, esto debería convertirse en algo nuestro, no una obligación. La forma de pensar en los retos con soluciones publico-privadas es clave porque otros países. Nueva Zelanda o Canadá lo hacen y logran que sus políticas públicas estén alineadas.