Economía

¿Cómo pueden evitar los Gobiernos la catástrofe económica del coronavirus? EEUU marca el camino con rapidez y contundencia

  • Trump está muy cerca de llevar a la práctica el helicóptero del dinero
  • Hay que diferenciar entre las ayudas de liquidez y los estímulos fiscales
  • Y los expertos reclaman más atención a las inyecciones directas de dinero
El presidente de EEUU, Donald Trump.

Justo después de la crisis sanitaria vendrá la crisis económica. Y será una tarea hercúlea levantar la economía de los países tras la caída en picado de la producción y la demanda, que se avecina en las próximas semanas, incluso meses. Por ahora gran parte de los esfuerzos están centrados en dotar de liquidez a las empresas y ciudadanos, pero la clave está en los estímulos fiscales. EEUU vuelve a tomar la delantera para salvarse de la hecatombe económica. Los expertos piden rapidez, contundencia y más ayudas directas. De momento, los bancos centrales trabajan para permitir la tarea de una recuperación en V.

El whatever it takes, que hizo famoso el expresidente del BCE Mario Draghi en los momentos más críticos para el euro en 2012, pasa de boca en boca entre gobiernos y bancos centrales. No solo va a consistir en superar la crisis sanitaria, sino sobreponerse al mayor y más rápido shock económico que ha experimentado la economía global. Las firmas de análisis pronostican caídas en picado de las principales potencias mundiales. JP Morgan y Bank of America hablan de un desplome para el segundo trimestre de EEUU del PIB de más del 10% y para Alemania el Instituto IFO comenta sin ambages que la economía se enfrenta a un colapso que provocará un hundimiento del 4,5%.

Previsión del PIB de EEUU en 2T

El desastre al que se va a enfrentar el mundo desarrollado solo resiste la comparación en situaciones de enfrentamiento bélico. No está siendo raro que mucho mandatarios, como la canciller Angela Merkel, apelen a que es el mayor reto desde la II Guerra Mundial. Pero incluso en ese momento dramático el comercio a pie de calle estuvo poco tiempo cerrado. Los bancos centrales están haciendo su trabajo para evitar un estrangulamiento del crédito. Pero sus poderes no alcanzarán para mantener en pie la oferta y la demanda de una economía. De ahí que reclamen esfuerzos fiscales a los Gobiernos para afrontar los problemas de las empresas en su producción, el aumento del paro y la caída en picado del consumo y la inversión.

No hay que confundir ayudas a la liquidez con estímulos fiscales

Por ahora, tanto los gobiernos y bancos centrales poco pueden hacer para evitar la debacle a corto plazo, hasta que no pase la crisis sanitaria. "Este shock necesita una acción política rápida y audaz. La liquidez es la primera línea de defensa para evitar que las empresas quiebren y los hogares pierdan ingresos o empleos", indican los economistas de Bank of America. Los bancos centrales ha activado líneas de financiación al sector bancario para proporcionar liquidez a la economía real. En el caso de Europa, se traduce en las famosas LTRO o TLTRO. La Reserva Federal también tiene en marcha un plan parecido.

Por otro lado, además se están asegurando de que los gobiernos tengan el suficiente espacio fiscal para que tomen las medidas que sean necesarias para encajar el golpe y recuperarse. Las ampliación de la capacidad de compra de deuda de la Fed y el BCE van dirigidas a ello. El objetivo principal es que todas las medidas adoptadas por los países no se vayan por el desagüe con un incremento de los intereses de la deuda en los mercados financieros.

Se están sucediendo una batería de iniciativas como líneas de liquidez a empresas, ayudas a pymes, suspensiones temporales de impuestos o cotizaciones sociales, moratorias en los pagos y soporte a los desempleados en todos los Estados. Pero los economistas advierten de que no serán suficientes. "Nos gustan estas medidas, pero son medidas de liquidez para ayudar a suavizar solo durante el tiempo de interrupciones severas, no son estímulos fiscales per se", señalan desde Bank of America. El gran problema al que se enfrentarán las economías cuando pase el impacto inicial será que la demanda, la inversión y el consumo no se recuperarán a los niveles previos a la crisis sanitaria, aunque todo el mundo espera una fuerte recuperación si se soluciona pronto la contención del virus. Una parte significativa de los ingresos de las empresas y ciudadanos se perderán para siempre. La gente no volverá a consumir igual porque muchos se verán afectados por el recorte de empleos y muchas compañías, salvo excepciones, tampoco registrarán la misma facturación. Este vacío enorme que se generará no se cubrirá solo garantizando la liquidez.

Por ello, pasa a ser prioritario a mantener a toda costa todo el empleo posible intacto. En España, parece que se ha entendido bien al premiar los Expendientes de Regulación Temporal de Empleo con una exención en las cotizaciones sociales que pagan las empresas por sus trabajadores, a cambio que no haya reducciones de plantilla en los siguientes meses.

Pero por ejemplo Alemania está con otro enfoque, a pesar del gigantesco paquete de ayudas. Está destinado a apoyar a las empresas con préstamos ilimitados pero será poco efectivo para lo que viene a la vuelta de la esquina. Se necesita dinero contante y sonante dentro de las empresas y los ciudadanos. "Alemania no está dando una buena impresión, y eso es un riesgo porque es una potencia económica", resume Janwillem Acket, economista jefe de Julius Baer. La posición de Alemania tiene una doble vertiente. La interna sobre su economía y la externa en el plano político. Alemania se ha distinguido desde la crisis financiera de 2008 en frenar cualquier medida fiscal expansiva. Los economistas lo sintetizan bien en una idea. La receta de ajustes de horas, como los famosos mini jobs, no servirá en esta ocasión para absorber la pérdida de empleo que se generará.

¿Cómo será el daño económico y cuánto dinero habrá que inyectar a la economía?

Todas las previsiones que están saliendo quedan invalidadas porque nadie puede asegurar cuánto tiempo durarán las medidas sanitarias en cada país y hay que tener en cuenta que cada uno tendrá controlado el COVID-19 en momentos diferentes, como se está viendo con China o Corea del Sur. No es baladí, porque no es lo mismo que quede paralizado el gigante asiático o Alemania para las cadenas de suministro global, que Reino Unido o Italia. Por lo que es muy difícil establecer para los economistas los daños a medio y a largo plazo. La historia dice que la gripe española supuso un impacto del 5% PIB mundial desde 1918 a medio plazo, recuerda el equipo económico de Bloomberg. Pero hay que tener que se solapó en el tiempo con el fin de la I Guerra Mundial y los países en conflicto quedaron devastados.

Bajo esta premisa estos expertos apuntan a que el estímulo fiscal necesario para levantar la economía mundial tiene que girar por encima del 2% del PIB mundial, entre todos los países, alrededor de 1,63 billones de dólares. Pero es importante distinguir entre estímulos fiscales y ayudas en formas de préstamos, ya que las ayudas totales a la que economía se podrían disparar hasta los 24 billones, según estimaciones Hamish Douglass, presidente del fondo australiano Magellan Financial Group, lo que supondría más del 20% del PIB mundial.

Para hacerse una idea, España ha movilizado 200.000 millones de euros, lo que supone alrededor del 17% del PIB del país. La mitad prácticamente está destinada a avales y préstamos. En estímulos fiscales puros y duros, inyección directa de dinero a la economía, se reduce a 35.000 millones, indica el servicio de Estudios de Bankia. Precisamente el coste que va a suponer la suspensión de las cotizaciones de la Seguridad Social de los trabajadores afectados por ERTEs, el complemento de paro de los mismos y la moratoria del pago de las hipotecas. Supondrá un 3% del PIB, según las estimaciones de estos economistas. Un gasto en línea de lo que se pediría a la economía mundial.

Y para ponerlo en contexto internacional está muy por encima de países como Italia o Francia. Francia se queda en el 1,9% del PIB con 45.000 millones, aunque incluye aplazamientos en impuestos y moratorias en el pago del alquiler, aunque solo afecta a autónomos y pymes. Incluso en Italia su estímulo fiscal se queda en el 1,4% del PIB, pese a ser el país más afectado en Europa.

Boris Johnson ha anunciado ayudas directas en efectivo y rebajas fiscales por un total de 30.000 millones de libras para ayudar a las empresas de los sectores más afectados y también moratorias en hipotecas. Pero el pasado viernes mientras el país eleva sus medidas de seguridad, su ministro de Economía y Hacienda, Rishi Sunak, anunció una medida sin precedentes. El Estado abonará hasta el 80% del salario a empleados cuyas empresas les sigan manteniendo contratados, con un máximo de 2.500 libras al mes (2.700 euros). La medida ascenderá a 78.000 millones de libras (81.200 millones de euros), según los expertos, que se sumarán a los 35.000 millones anunciados días antes por el ejecutivo de Boris Johnson para ayudar a las empresas y autónomos impactados por el parón económico. Supondrá inyectar a la economía el 5% del PIB.

"Todas la medidas abordan los principales problemas que ha generado la pandemia, protegiendo a los colectivos más vulnerables y limitando los problemas de liquidez de las empresas, lo que resulta fundamental para evitar que un shock transitorio termine afectando de manera permanente", detallan los economistas de Bankia resumiendo el panorama general. Pero falta la segunda parte: cómo impulsar la recuperación. La gran duda que se le abrirán a los gobiernos es concentrar todos los esfuerzos ahora para propiciar una recuperación en V o guardarse balas en la recámara ante efectos de segunda ronda.

La recomendación generaliza es no perder tiempo y actuar con rapidez para evitar estropicios irreparables en las economías. Está muy presente todavía la gestión de la crisis de 2008. Mientras la remontada de EEUU fue espectacular, a pesar de ser origen de la crisis, en Europa se cayó en W, muchos países pasaron por una doble recesión, en parte por los desequilibrios internos y en parte la falta de una respuesta potente y coordinada que no llegó hasta bien pasado 2012.

Rapidez y contundencia: EEUU vuelve a coger el toro por los cuernos

EEUU vuelve a ponerse a la cabeza de una reacción contundente. Aunque todavía no están cerradas todas las medidas de ayudas directas. Se puede hablar de un gasto de 2 billones de dólares, casi el 10% del PIB anual. El plan de Trump incluye una nueva bajada de impuestos a los ciudadanos, ayudas de remuneración de las bajas por enfermedad, alivio fiscal a las pequeñas empresas, inyecciones directas de liquidez a las aerolíneas. Estas medidas complementarían dos paquetes iniciales aprobados la semana pasada, que suman 108.003 millones. Por su parte, el secretario del Tesoro, Steven Mnuchin, hizo referencia a la posibilidad de transferencias de efectivo directas a los ciudadanos por parte del gobierno con la entrega de dos cheques de 1.000 dólares por persona.

"La Fed no financia directamente el déficit público el país, en términos prácticos, pero la reactivación del QE en los mercados secundarios, al mismo tiempo que el gobierno distribuye dinero a los ciudadanos, no andaría muy lejos de la definición del helicóptero del dinero", comentan los expertos de Bankia. La gran diferencia entre las medidas adoptadas por EEUU y Europa está en cómo abordar los impuestos. Mientras Trump aboga por recortarlos, todavía ningún país Europeo ha considerado por una medida parecida, más allá de aplazar pagos de tributos. Incluso en España que está al inicio de la tramitación parlamentaria de los Presupuestos, el Gobierno todavía mantiene su hoja de rota de una alza impositiva.

Una vez superada la reticencia a abrazar los estímulos fiscales, aunque sea sin rebaja de impuestos, por parte de los Gobiernos, no es menos importante la rapidez de movimientos. La economista jefe de Estados Unidos, Carl Riccadonna, indica que la celeridad también es una preocupación y remarca que con los nuevos esquemas de préstamos y avales recién creados tomará su tiempo para ponerse en marcha. España es un ejemplo. La línea de crédito de 100.000 millones todavía no está operativa hasta el próximo Consejo de Ministros. La analista apunta que ahora mismo lo más efectivo para dotar de liquidez a las empresas son las moratorias en los impuestos. Para los Estados será interesante utilizar las herramientas y regulaciones vigentes, antes que promover nuevas leyes. Y marca una preferencia clara por los cheques directos que plantea la Administración Trump antes que recortar impuestos como el IRPF por su efecto inmediato en la economía. Una rebaja impositiva en impuestos indirectos tardará en notarse en la economía.

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