Mejor Imposible

Lo de Rato no hay por dónde cogerlo, aunque partimos de la base de que si lo ha hecho que lo pague como cualquier otro español de a pie. Pero dicho eso, la imagen que se está promoviendo desde el Gobierno parece más un espectáculo de país tercermundista que el propio de un país desarrollado. La foto de un policía agarrando de la cabeza al que fuera vicepresidente y metiéndole en el coche, como si se hubiera negado a entrar, parece más bien el intento de provocar una imagen, que cualquier otra cosa. Y todo eso lo está promoviendo o, al menos, lo está permitiendo el Gobierno de Rajoy. Pues vaya espectáculo. Así hacemos marca España. Toda la prensa internacional ha dado la foto en sus ediciones del que fuera director general del FMI. Qué bochorno tan deleznable para cualquier español. No gastemos más en la oficina de Marca España, que el Gobierno se basta y sobra para hundirla, que la cierren pronto y no destinen ni un euro más.

Estamos ante un año electoral, con dos convocatorias, y eso nos puede hacer pensar que ya hemos salido de la crisis, porque los políticos en el poder se encargan de lanzarnos ese mensaje permanentemente, como cuando llegaron al poder el mensaje era el contrario. Creo que ni lo uno ni lo otro. Lo bueno de esta situación es que a Montoro le han callado y creo que es una buena medida, porque efectivamente las cosas siguen más o menos, pero por lo menos ya no tenemos los sobresaltos del fisco, a pesar de que estamos en plena campaña de la renta. La economía ha mejorado, eso no lo duda nadie. Pero con un billón de euros de deuda pública, cinco millones de parados y unos políticos desestabilizadores cien por cien, no podemos decir que hayamos salido de la crisis, a lo sumo podemos decir que los políticos en el poder ahora se callan las vergüenzas de España y que Montoro está en silencio, lo que provoca cierta euforia en la economía.

Algo que el Gobierno tiene completamente olvidado es la necesidad que tienen los empresarios y ciudadanos de poder realizar una planificación económica a corto, medio y largo plazo. Cuando las cifras de dinero sin declarar o las salidas de fondos del país son tan altas, los ejecutivos deberían preguntarse los motivos. Es claro que algo tan desaconsejable como el dinero negro o sacar capital fuera de España no deben permitirse y que hay que acorralar a esos defraudadores, pero parece evidente que sin poder justificar esas actitudes, los caprichos de los gobiernos a la hora de tomar medidas provocan este otro tipo de actividades. Hace pocos meses el Gobierno del PP impone un máximo para invertir en los planes de pensiones, cuando no hace demasiado tiempo era lo que recomendaba como alternativa a los planes públicos. Todavía es más grave lo que a planificación fiscal se refiere, no existen una legislación de sociedades o de renta que duren lo suficiente como para que empresarios y personas físicas puedan hacer una planificación mínima que sea estable en el tiempo. Y todo ello además lo pueden justificar los gobiernos que hasta ahora hemos tenido del PP o del PSOE. Así lo único que se provoca es incertidumbre.

El suceso aéreo en los Alpes franceses de esta última semana libraba, además de la tragedia humana, una fuerte lucha de dos países y dos industrias: Francia contra Alemania y Airbus contra Lufthansa. Lo que en un primer momento pareció que se centraba sobre el aparato y su vulnerabilidad: vejez, revisiones, etc., todo cambió en pocas horas. El dispositivo francés ponía toda su maquinaria para que en 48 horas se conocieran los datos del luctuoso suceso: se encuentra una de las cajas negras; el fiscal francés Brice Robin pasa toda la noche trabajando y logra ofrecer un relato que parece bastante verosímil: el copiloto tuvo voluntad de destruir el avión. Así, cambia el rumbo de los comentarios, centrados sobre Airbus hasta ese momento, para dirigirse a partir de ahí en torno al copiloto de la nave y consecuentemente sobre Germanwings, filial de Lufthansa. El esclarecimiento de lo sucedido ha sido rápido y la lucha de las dos grandes empresas ha terminado.

Parece increíble que el ministro que más ha hablado de corrupción y más la ha perseguido, junto con su predecesor Josep Borrell, ahora pueda estar implicado en algo que, en el mejor de los casos, parece turbio y que es la concesión de dos millones de euros por unos contratos con la administración a un despacho que él mismo fundó. De momento tendrá que dar una explicación, pero más le vale que sea convincente, aunque hasta ese momento vamos a suspender el juicio. Ciertamente ya tenía que haber salido a la palestra a explicarlo, pero es verdad que necesitará documentarse sobre lo ocurrido. Sea como fuere la mujer del César tiene que ser honrada y parecerlo. Sobre todo un cargo público que persigue hasta las últimas migajas y que se pone en duda si utiliza la misma vara de medir para todos los casos de corrupción.

Esta semana que termina se ha puesto de moda debatir sobre la alta velocidad en nuestro país. Por un lado, Fedea presentaba un informe sobre la baja rentabilidad económica del AVE en España; al mismo tiempo, el Gobierno en su reunión del viernes aprobaba el anteproyecto de ley ferroviaria, que entre otras cosas flexibiliza el canon ferroviario y que por resumir intenta que con una mayor competencia de las empresas se puedan reducir costes y que le lleguen al consumidor. Las críticas de los autores del informe de Fedea sobre el AVE parecen desconocer que todo lo que sea crear infraestructuras es sinónimo de crear riqueza y nunca se puede dar por mal gastado el dinero que se utiliza para tal fin. Las medidas del Gobierno tampoco parece que vayan a tener un efecto inmediato sobre los precios de la alta velocidad. Pero lo que sí es claro es que si la alta velocidad no es rentable es porque no están ajustados oferta y demanda con los precios. Nadie pide que se obtenga un retorno por la construcción de las infraestructuras porque para eso está el Estado y para eso está la deuda pública. Los déficits del Estado tienen sentido en esta línea, no en los gastos caprichosos y electoralistas. Pero al Gobierno ahora le correspondería bajar precios en el AVE y rentabilizar las líneas y se puede.

La venta de viviendas se ha animado algo, con las cifras de enero en la mano parece que la vivienda usada ha tenido un incremento de ventas de poco más del 50 por ciento, la mayor cifra desde 2008. Sin embargo no hay que dejarse engañar por estos datos porque es un mercado que estaba agonizante y lo que está haciendo es reanimarse. Con unas cifras muy pequeñas la estadística puede deslumbrarnos. Pero no cabe la menor duda de que el mercado se está animando y todo apunta a que de nuevo se elige el ladrillo como forma de inversión, una de las mejores si consideramos cómo está el mercado financiero en general o la Bolsa. Parece pues acertado para el pequeño ahorrador destinar fondos a la vivienda con la que obtendrá mayores beneficios en el futuro inmediato.

Parece que esto del asesoramiento exterior nos va bien a los españoles. El mismísimo Zapatero, expresidente del Gobierno, y Moratinos, su exministro y escudero, han descubierto su filón en Cuba. No han ido pensando en mejorar la política de la isla o regenerar sus gobiernos y que cambien hacia otras políticas que ayuden a la población. Qué va. Han ido simple y llanamente a empezar sus “business” , rápidos y efectivos. Pero a eso ahora se le llama asesorar. Monedero, el político que es un teórico de las grandes ideas, también asesora en Venezuela y países próximos y por ese asesoramiento logra unas sumas de dinerito bastante sustanciosas. Recuerdo hace años dos viajes que tuve ocasión de realizar a México y allí me encontré con un expresidente y un exministro españoles. Sin lugar a dudas asesorando. Y mientras tanto en este momento el Rey don Juan Carlos descansa en un resort del Caribe.

Carece de razón el gastar por encima de nuestras posibilidades. Eso es así para cualquier economía: doméstica, nacional, europea, etc. Pero los países nos hemos acostumbrado a gastar por encima de lo que tenemos y pedir prestado cuando se necesita. Parece que eso no es razonable. Si nadie permitiría en una economía doméstica algo parecido y los bancos tampoco, parece que eso no deba permitirse tampoco a ninguna economía nacional. La Unión Europea tiene más que derecho a pedir a Grecia que cambie su política económica rocambolesca y la ajuste a su situación. No puede permanentemente gastar por encima de lo que ingresa. Claro que se le puede prestar dinero, como ha ocurrido en otros muchos países, para crear nuevas infraestructuras o para impulsar alguna actividad, pero eso no puede ser pauta habitual y lo que tiene que hacer Grecia es cambiar el rumbo de su economía, ajustándose a un severo plan de contención y todo lo que no vaya por esa vía es una grave equivocación, que Europa no puede permitir.

Ha pasado por España la exdirectora del New York Times, Jill Abramson, invitada por la Facultad de Comunicación de la Universidad de Navarra. Y ha venido a decir que lo importante del periodismo es saber contar las historias y ha dejado de lado el futuro del periodismo, o el pasado, o el papel, o lo digital, o… y ha concluido que lo importante no es que sobrevivan los periódicos, sino el periodismo de calidad. Ha sido un viento fresco en España el que ha provocado esta periodista con seis décadas a sus espaldas y los ocho Pulitzer que recibió el New York Times durante su dirección. Lo bueno de sus palabras es que no ha dicho nada nuevo, más de lo mismo, pero dicho desde el buen hacer periodístico y desde la experiencia. Periodismo de calidad, para pensarlo.