Mejor Imposible

La vivienda lleva ya unos meses que ha enloquecido. Después de empezar a remontar el mercado, tanto de primera como de segunda mano, ahora ha vuelto a pararse completamente. La incertidumbre política, que afecta y mucho a la económica, ha hecho que el sector se haya visto completamente paralizado. En primera mano la construcción ha ralentizado proyectos a la espera de lo que pueda ocurrir en los próximos meses. Los inversores han ralentizado sus intenciones en el ladrillo sin saber quién será el candidato de la Moncloa y qué medidas adoptará en esta materia, dado que algunos políticos han anunciado sus planes que a este grupo les pone especialmente nervioso y les lleva a desviar sus inversiones fuera de nuestras fronteras a la espera de tiempos mejores. Y, por último, el mercado de segunda mano que vive en un permanente sobresalto y lo que parecía una recuperación del mercado y una mejoría de los precios para el vendedor, ahora se encuentra con un frenazo que le lleva a pensar si espera nuevos tiempos o si vende a precios más bajos. Para el comprador de segunda mano el mercado está confuso y, no cabe duda, aparecen las gangas de aquellos que no aguantan bien la incertidumbre y deciden vender a menor precio. El chollo existe.

Lo que está ocurriendo este invierno, por segunda vez, con las entradas de refugiados en Turquía pone de manifiesto la falta de sensibilidad que hemos adquirido en Europa. La solución no pasa por meter muchos millones en ese país y prometerle su adhesión a la UE. La solución pasa por arreglar en los países de origen los problemas que están padeciendo y tratar de evitar esas interminables guerras. Si esa solución ya no es posible porque, una vez más, hemos llegado tarde, adoptemos otras medidas un poco imaginativas. Que cada país asuma la entrada de un número de repatriados y hagámosles la vida algo más fácil, construyendo no sólo casas, sino todas las infraestructuras para poder asumir un buen número de esas personas. Si los 28 nos ponemos de acuerdo se puede arreglar y mientras tanto tratemos de pacificar ese foco de odio y destrucción.

Es evidente, ahora toca retirarse. Pero quién se tiene que retirar nos preguntamos. Creo que todos. Rajoy, no merece ninguna explicación, parece claro que siendo el más votado no consigue liderar entre las clase política las simpatías, o, al menos, el prestigio que le dé los votos para gobernar; Sánchez, el segundo más votado, parece obstinado y no ha logrado unir a las fuerzas de izquierdas; Iglesias, no ofrece dudas que es la tercera fuerza, pero con los mismos escaños (40) que Rivera, aunque se le suman los votos de los partidos radicales de algunas regiones, pero no hay que olvidar que tampoco es fuerza mayoritaria para gobernar por mucho que quiera parecerlo; y Rivera que aunque cite mucho a Suárez y a Churchill no tiene el fuste necesario para unir fuerzas y parece que se arrima al sol que más calienta. Así las cosas, no es necesario ser analista político para pensar que se impone una regeneración y que lo que ahora toca es retirarse.