Archivo de October, 2012

Hasta el BOE, en crisis

27 de October de 2012

A la crisis de algunos medios de comunicación que están en pleno ERE, como puede ser El País y otros medios que ya la han realizado, se suma ahora la del BOE, parece que también está en profunda crisis, por lo menos informativa. Es decir, el Boletín Oficial del Estado permanece desde hace meses en una profunda sequía. Y el BOE ahora te lo dan gratuitamente en Internet, sin pagar un céntimo. Pero lleva meses que sólo publica las menudencias habituales: alguna subida de tabaco; una plaza de titular o catedrático en alguna universidad; una convocatoria; los habituales resultados de Deuda del Estado y algún emisión de sellos. Ahora bien en lo que no cae el BOE es en publicar cada día una larga lista de empresa que entran en concurso de acreedores, eso sí supone una larga lista de empresas de toda la geografía española. Y esa lista no baja, al contrario, sube. Pero si no fuera por esa lista el Gobierno podría cerrar perfectamente el BOE, porque el Gobierno no legisla nada de nada. Su única preocupación es la economía, que ahora ha sido suplantada por Cataluña y no digo que los dos temas no sean materia de preocupación, pero algo más se podría ir haciendo mientras arreglan la economía y si no que dimitan a todos los ministros, con el cierre de los ministerios, y dejen solo el de Economía abierto, Rajoy y Guindos mano a mano y por supuesto también sobraría la vicepresidenta. Pero volviendo, hasta ahora los periodistas en tono jocoso siempre decían: “Trabajas menos que el fotógrafo del BOE”, y ahora parece que los redactores (léase los gobernantes de turno) tampoco trabajan nada.

Desprecio a los políticos

13 de October de 2012

“Los políticos son gente producida por la misma sociedad que los desprecia”, leía no hace mucho tiempo a Alejandro Vigo, en una frase que decía con cierto desconcierto y que a mí desde que la leí me produce la misma impresión. Esa sociedad que produce a unos políticos, que los vota, siente su cercanía, pronto los desecha, los rechaza, le provocan salpullido. Así estamos, en general, los españoles y así estamos en otros lugares más del planeta, aunque efectivamente no sea nada bueno. La distancia que sentimos los españoles de nuestros representantes legales es grande. Ya, pensamos, no nos representan. Y es verdad, no nos identificamos con sus proyectos, ni con lo que dicen, ni con lo que nos transmiten. Pronto a nuestra clase política se le olvida lo que había prometido e, incluso, lo que había dicho. Y así vemos a los socialistas catalanes dando bandazos, a los populares perdiendo sus señas de identidad más claras, como ha sido que sabían hacer economía y a la izquierda anclada en el siglo XIX, sin evolucionar y asaltando supermercados, como si fuera una “gracieta”.