Con casi 170 años a sus espaldas, Credit Suisse, el segundo mayor banco suizo, intenta salir del 'pozo' en el que se ha metido en los últimos años y quitarse su aura de 'banco maldito' aligerando cargadas y buscando dinero 'fresco'. Junto a sus resultados del tercer trimestre -malos, como se descontaba-, la entidad ha anunciado este jueves una "reestructuración radical" de su banca de inversión -miles de despidos incluidos- y una ampliación de capital de 4.000 millones de francos (4.020 millones de euros) en la que tendrá mucho protagonismo Arabia Saudí. Estas novedades no han evitado el varapalo en bolsa: sus acciones se dejan más de un 11% en la sesión, perdiendo en el año más de un 50%
La entidad, fundada en 1856, experimenta desde algo antes del covid un 'viacrucis' en el que un escándalo sucede a otro. En medio de continuos rumores de insolvencia o de fusión con su gran rival patrio, UBS, el banco ha estado involucrado en un caso de espionaje corporativo, ha sido multado por fraude y corrupción en Mozambique, estuvo presente en el mediático estallido del fondo Archegos que dejó un buen orificio en la firma y ha sufrido una sentencia en contra por el lavado de dinero de un narcotraficante de cocaína. Toda ello ha llevado una espiral con una casi irresoluble crisis de gobernanza con continuos cambios en la cúpula y con los CDS (swaps de incumplimiento crediticio) disparados recientemente. Goldman Sachs cifraba recientemente el 'agujero' de Credit Suisse para 2024 en 8.000 millones de dólares.
Buscando alejar todos esos fantasmas, el banco suizo ha explicado en su informe de resultados del tercer trimestre, en el que ha reportado pérdidas de 5.900 millones de francos suizos (5.930 millones de euros) de enero a septiembre, que tiene intención de recaudar los citados 4.000 millones mediante la emisión de nuevas acciones. En esta operación ya ha logrado el compromiso del Saudi National Bank (SNB) para adquirir el 9,9% del capital social de Credit Suisse por hasta 1.500 millones de francos (1.510 millones de euros). El gran banco saudí es propiedad en su mayor parte del gobierno del país.
La entidad también ha detallado su radical reestructuración buscando adelgazar su armadura. Credit Suisse plantea su disgregación -ya avanzada hace tiempo- separando el negocio de asesoramiento y el de mercados de capitales y vendiendo la mayor parte de su negocio de SPG (productos titulizados) a Apollo Global Management y a Pimco.
El banco suizo ha dicho que va a reforzar sus actividades de negociación en los mercados y que va a cambiar el nombre de su negocio de asesoramiento y mercados de capitales para convertirlo en una unidad independiente llamada First Boston. Este negocio separado incluirá la históricamente fuerte unidad de asesoramiento y financiación apalancada del banco y estará dirigido por Michael Klein, un veterano exnegociador de Citigroup conocido por sus vínculos con Oriente Medio. La escisión también buscará capital externo para el negocio de financiación apalancada.
Hace décadas, Credit Suisse compró las famosas firmas financieras First Boston y Donaldson, Lufkin & Jenrette en un proceso de expansión fuera de Suiza. Partes de esos negocios prosperaron, pero los inversores asignaron recientemente un valor nulo al banco de inversión debido a la volatilidad de sus ganancias y a los continuos problemas de reputación.
Ulrich Körner (CEO de la entidad): "El nuevo Credit Suisse será definitivamente rentable a partir de 2024"
El resultado será un banco más ligero, con el 'precio' de prescindir de alrededor de 9.000 empleados en tres años, con una primera oleada de recortes que incluye a 2.700 personas que serán despedidas ahora. El banco espera que su plantilla se reduzca a unos 43.000 trabajadores en 2025, desde los 52.000 actuales. El banco también pretende reducir la base de costes del grupo en un 15%, o 2.500 millones de francos, para entonces.
Todos estos cambios suponen un intento urgente de restablecer la credibilidad de Credit Suisse después de que una sucesión de enormes pérdidas y el caos en la gestión hayan destrozado su estatus como uno de los prestamistas más prestigiosos de Europa. El consejero delegado, Ulrich Körner, y el presidente, Axel Lehmann, contratados como gestores de la crisis, se enfrentan ahora a la tarea de ejecutar la mayor revisión de la historia reciente del banco, protegiendo al mismo tiempo la unidad de gestión de patrimonios que determinará su futuro.
"El nuevo Credit Suisse será definitivamente rentable a partir de 2024", ha dicho Koerner en una entrevista en Bloomberg Television. "No queremos prometer de más y cumplir de menos, queremos hacerlo al revés".