Redactor de elEconomista

La nueva herramienta anticrisis que ha puesto sobre la mesa la Comisión Europea se presenta como una nueva alternativa al Mecanismo Europeo de Estabilidad (MEDE), el fondo de rescate que se utilizó para los rescates a Grecia, Chipre y a la banca española en los años de la crisis de deuda europea. El nuevo fondo de rescate se presenta con varias condiciones para convencer a los escépticos, como la necesidad de unanimidad a la hora de desembolsarlo, pero, a diferencia del MEDE, las exigencias de compromisos fiscales o reformas estructurales quedarían fuera de la mesa. La idea es tener a disposición de la Unión un fondo, similar al que se usó durante la pandemia, para responder con agilidad a graves crisis. Eso sí, será un préstamo, y nunca una ayuda sin contraprestaciones.

La economía rusa está peor de lo que parece, y la banca del país está preocupada. A finales de junio, la agencia Bloomberg publicó cómo hay varios banqueros del país que reconocen una situación más grave de lo que dicen los datos oficiales, con niveles de impago más altos de lo que se reporta, y con los balances de grandes bancos del país en una situación más preocupante de lo que se quiere admitir. Ahora, los banqueros rusos se están reuniendo en secreto para intentar organizar una petición de rescate al banco central en caso de que la situación no mejore. Se hará el año que viene, siempre y cuando el porcentaje de préstamos de mala calidad en el balance de los bancos siga creciendo.

Este martes, Scott Bessent, el secretario del Tesoro estadounidense, admitió que ya ha dado comienzo el proceso formal para elegir al próximo presidente de la Reserva Federal. El actual, Jerome Powell, ha sido el centro de las críticas por parte de Donald Trump, tanto en su primer mandato como presidente de Estados Unidos, como en el segundo, el actual, y el ataque a la independencia de la Fed no para de aumentar. Este jueves The Wall Street Journal publicó que Trump ya tiene preparado un boceto de una carta de despido a Powell, algo que, sin embargo, no parece que vaya a ser necesario: el presidente de la Fed está cerca de terminar con su mandato, y por mucha urgencia que tenga Trump y su equipo para que bajen los tipos, despedir a Powell sería un hito sin precedentes que atacaría la independencia del banco central. De hecho, Trump negó esta posibilidad al poco tiempo de publicarse la noticia. Sea como sea, la búsqueda del próximo presidente de la Fed ya ha comenzado y hay cuatro candidatos, entre los que se encuentra el propio Bessent, que suenan para presidir el banco central en los próximos cuatro años.

Japón tiene que pagar la cuenta por los esfuerzos que ha hecho en las últimas décadas para evitar la deflación y estimular la economía, y el bono del país lo sabe. Desde el año 2013, Japón ha sido el paradigma de los estímulos monetarios y los tipos de interés bajos, con un banco central que ha comprado masivamente deuda del país, fondos cotizados de bolsa (ETFs) y hasta activos inmobiliarios. Ahora, los mercados están haciendo pagar al país las cuentas de los estímulos de los últimos años, con un incremento de la rentabilidad a vencimiento del bono japonés hasta máximos del año 2008: el título a 10 años ha aumentado su rentabilidad en el arranque de la semana hasta el 1,595% en el intradía del lunes, un nuevo máximo no visto desde 2008. Con un Gobierno y una oposición que no logran plantear un recorte profundo del gasto, la tendencia de un aumento de la rentabilidad del bono continúa y amenaza al resto de mercados mundiales. Eso sí, para el CEO de uno de los mayores bancos de Japón, Mizuho Financial, el bono se establecerá en el entorno del 2%, sin graves consecuencias, pero advierte del peligro si el título supera el 3%.

El optimismo que ha surgido tras la tregua de la guerra arancelaria, a pesar de todavía no estar resuelta, está llevando a los gestores de fondos a volver a invertir en activos expuestos al riesgo con rapidez. Tanto, que están empezando a saltar las primeras alarmas por un posible sobrecalentamiento de la bolsa: la posición de liquidez que mantienen los gestores encuestados en sus carteras ha caído a uno de los niveles más bajos de la historia, el 3,9%, y ha disparado la señal de venta para el banco estadounidense. Y es que, el aumento en los últimos 3 meses de los gestores que reconocen estar asumiendo un riesgo más alto de lo normal es el más rápido que se recuerda.

La deuda alemana a 30 años ha visto como los rendimientos alcanzaron este lunes su nivel más alto desde 2023. Concretamente su 'coste' aumentaba hasta el 3,25% y por momentos ha llegado a tocar el 3,263%. Parece que no hay grandes diferencias pero esta última cifra llevaría esta métrica hasta máximos desde 2011, cuando la crisis del euro todavía estaba en su punto cumbre. Una situación prácticamente idéntica en los títulos a diez años que han pasado de estar en negativo hace solo 3 años a cotizar en máximos de 2023 y en niveles comparables a 2011.

Después de confirmar un nuevo aumento de producción de petróleo este sábado, que alcanzará los 548.000 barriles diarios a partir del 1 de agosto, la OPEP+ (el cártel que recoge a la Organización de Países Exportadores de Petróleo y sus socios externos) tiene claro que el aumento de oferta está llegando a su fin. Miembros del cártel han reconocido a la agencia Bloomberg que ya hay un plan sobre la mesa para aumentar, por última vez este año, la producción de crudo, en 550.000 barriles en el mes de septiembre, pero que después de este movimiento se paralizará el proceso de aumento de producción.

Las actas de la reunión del 17 y 18 de junio arrojan luz sobre el debate que tuvieron los miembros del Comité Federal del Mercado Abierto, un encuentro que reflejó una falta de consenso cada vez más grande en el seno del organismo. En él, los directivos apuntaron a la creciente posibilidad de que su peor escenario se haga realidad: que los aranceles impulsen la inflación a la vez que las deportaciones de trabajadores creen un agujero en el mercado laboral.

En EEUU, tener un coche es prácticamente una obligación para todos sus habitantes, y eso hace que los indicadores económicos relacionados con ellos sean una señal muy clara de qué está pasando en el país. Y las cifras de este miércoles han vuelto a disparar las alertas: el índice de precios de los coches usados, que ya predijo la crisis inflacionaria tras la pandemia, ha vuelto a repuntar con fuerza por culpa de los aranceles de Donald Trump.