Miguel Ángel Revilla y Corinna Larsen no tienen nada en común salvo sus respectivos frentes abiertos por don Juan Carlos I, volcado en su lucha por salvaguardar su honor. Corinna, de otro perfil, no ha levantado el ruido mediático del expresidente de Cantabria, que a las puertas de los Jugados de Santander se lamentaba el pasado viernes 16 con ese "¿por qué yo? ¿Por qué a mí?". Rodeado de micrófonos, Revilla seguía en su bucle de incomprensión, en cuál habrá sido la razón que le ha llevado al emérito a presentar una demanda contra él por intromisión a su derecho al honor. Ese proceso, el de Revilla, sigue su curso porque Juan Carlos no se presentó a conciliación. Pero ¿y qué sabemos de la demanda de Corinna?