A los 76 años, Mario Conde se ha vuelto a enamorar. El abogado del Estado que llegó a presidente de Banesto con menos de 40 años fue una figura estelar de la vida social y económica en la década de los 80, aunque no ha tenido una vida sentimental tan intensa como lo fue su paso por la banca española y su fracaso como líder político, a pesar de ser un personaje de gran inteligencia y oratoria brillante. Mario Conde fascinaba a los jóvenes de la época, deseosos de llegar a donde él había llegado, aunque no le votaban cuando se presentaba a las elecciones.
Ha sido, y es todavía, un gran seductor, un hombre elegante y atractivo para muchas mujeres. Sin embargo, en su vida privada solo hemos conocido a las tres más importantes. La primera, su esposa Lourdes Arroyo, madre de sus dos hijos, Mario y Alejandra, falleció a los 52 años en 2007 a causa de un cáncer. Conde sufrió mucho al perder a Lourdes, su gran apoyo en todos sus avatares profesionales y durante los años que estuvo en la cárcel.

Después de un tiempo de duelo, tres años más tarde, apareció en su vida María Pérez-Ugena, hija del que fuera gobernador civil de Almería, profesora de Derecho Constitucional y dos veces casada anteriormente. La había conocido en un gimnasio madrileño y se entendieron enseguida; fue una gran ayuda para que él recuperara la alegría de vivir. Se casaron en un pazo gallego con solo 10 invitados, y allí fijaron su residencia.

María seguía dando clases en la Universidad Rey Juan Carlos, en Madrid, y Conde atendía sus nuevos negocios mientras intentaba triunfar de nuevo en política. Una vida complicada para el matrimonio, que acabó seis años después en un divorcio exprés ante notario. Luego tuvo un breve romance con Pilar Marín, sevillana, 27 años menor y con mucho carácter. Pero el verdadero impacto sentimental llegó con la aparición en la vida de Mario Conde de la pintora Adriana Torres Silva, marquesa de Casa Mendaro. Una aristócrata y cotizada artista, separada y madre de tres hijas, alegre, atractiva, con mundo y cultura, independencia, y muy apegada a su tierra: su casa familiar está en Utrera. La artista fue como un torrente de alegría y serenidad en la vida del exbanquero, centrado entonces en 'Los Carrizos', su finca en Andalucía, donde produce aceite y otros cultivos. Conde hablaba maravillas de su nueva pareja; estaba muy enamorado y se les veía juntos en Sevilla, en Madrid, en actos sociales.

La relación amorosa de cuatro años se acabó, pero la amistad entre ellos no. Mario Conde sigue hablando maravillas de Adriana, pero dio un giro a su vida emprendiendo una nueva experiencia en Edimburgo, la capital de Escocia, para estudiar su historia, la obra de algunos autores escoceses y, en realidad, para encontrarse a sí mismo, en ese sorprendente parón existencial que ha durado unos cuantos meses.

Ahora nos dicen que Mario Conde está enamorado, y muy enamorado, de una empresaria catalana veinte años más joven. Una mujer de negocios, con personalidad e independencia, como las anteriores. Pronto sabremos más del nuevo amor del exbanquero. Mario Conde nunca esconde sus relaciones, y es posible que los veamos durante la Semana Santa sevillana.
Mario Conde reaparece con nuevo amor y un posible regreso financiero
A sus 76 años, Mario Conde vuelve a ser noticia. Esta vez, no por un nuevo escándalo judicial ni por un proyecto político, sino por un inesperado regreso a la crónica social. El exbanquero gallego, uno de los personajes más controvertidos de la historia reciente de España, ha iniciado una nueva relación sentimental y, según fuentes cercanas, también estudia el lanzamiento de un nuevo proyecto económico con el que aspira a recuperar cierta presencia pública.
Conde, nacido en Tui (Pontevedra) el 14 de septiembre de 1948, se convirtió en una figura emblemática del auge empresarial de los años 80, gracias a su fulgurante carrera en el mundo financiero. Su alianza con Juan Abelló en el sector farmacéutico le abrió las puertas de Banesto, entidad que presidió entre 1987 y 1993, hasta que una intervención del Banco de España desveló un agujero patrimonial superior a los 3.000 millones de euros. Aquel episodio marcaría su caída y posterior condena judicial.
Años más tarde, tras su paso por prisión, Conde logró reinventarse como escritor y tertuliano. Publicó libros de éxito como Memorias de un preso o Los días de gloria, en los que trató de ofrecer su versión de los hechos, y participó en programas de televisión, especialmente en Intereconomía, desde donde incluso lanzó una efímera plataforma política: Sociedad Civil y Democracia, con la que se presentó a las elecciones gallegas de 2012 sin lograr representación.
Desde entonces, su presencia en los medios ha sido intermitente, alternando apariciones en debates económicos con breves regresos a la actualidad política o literaria. En 2022, fue noticia por su relación con la pintora sevillana Adriana Torres Silva, una historia que ocupó titulares hasta su ruptura, revelada en enero de este mismo año.
Ahora, según ha podido saber Informalia, el exbanquero ha vuelto a encontrar el amor. Aunque prefiere mantener la identidad de su nueva pareja en la intimidad, el entorno de Conde confirma que atraviesa una etapa personal estable, centrado también en organizar su legado patrimonial para sus dos hijos: Alejandra Conde, pareja de Colate, y Mario Conde Jr., habitual del ambiente nocturno madrileño.
Además del nuevo romance, Conde estaría valorando seriamente el lanzamiento de una iniciativa empresarial de carácter financiero. Para ello, ha reforzado su equipo de comunicación en los últimos meses, lo que sugiere una estrategia de visibilidad que podría estar orientada a recuperar una parte del protagonismo que tuvo en décadas pasadas. Se desconoce por ahora el sector exacto del proyecto, pero fuentes próximas hablan de un modelo innovador y con ambición de impacto.
Conde representa como pocos el ciclo completo de ascenso, caída y reconstrucción. Brillante estudiante de Derecho —con premio extraordinario en la Universidad de Deusto—, logró aprobar las oposiciones a abogado del Estado con solo 23 años, pero dejó atrás el funcionariado para perseguir una carrera empresarial que le colocó en el centro del poder económico y mediático del país.
Durante años fue señalado como una figura capaz de disputar el liderazgo de la derecha a José María Aznar, gracias a su cercanía con Zarzuela y su apoyo a diversos proyectos mediáticos. Pero todo cambió tras el estallido del caso Banesto. La condena por apropiación indebida, estafa y falsedad documental lo alejó del poder durante años.
Sin embargo, como tantas veces antes, Conde parece preparado para escribir un nuevo capítulo en su biografía. Esta vez, desde una posición más discreta, pero con la misma voluntad de no quedar relegado al olvido. El amor y los negocios vuelven a cruzarse en la vida de un hombre que, pese a sus sombras, nunca ha dejado de reinventarse.