La pasarela de la capital de la Riviera (con permiso de Mónaco) que tradicionalmente ha sido un escaparate global para diseñadores, casas de moda y estilistas, se consolida este año como un espacio de renovación estética. A medida que avanza el Festival de Cannes la tendencia hacia lo estructurado, lo simbólico y lo artesanal parece imponerse sobre lo puramente ostentoso.