Casas Reales

Los Reyes Felipe y Letizia asisten a la misa inaugural del pontificado de León XIV en el Vaticano

Los Reyes en Roma

Este domingo 18 de mayo, la plaza de San Pedro en el Vaticano vuelve a convertirse en el epicentro de la historia contemporánea con la misa de inicio del pontificado de León XIV. Entre los invitados ilustres que acuden a este acontecimiento trascendental destacan los Reyes Felipe y Letizia, que llegaron a Roma la tarde del sábado para estar presentes en esta ceremonia apenas tres semanas después de haber asistido al funeral de Estado del papa Francisco.

El nuevo pontífice, León XIV, nacido Robert Francis Prevost y de 69 años, ha sido elegido como el Papa número 267 de la Iglesia católica tras cuatro votaciones en el cónclave de 2025. Su llegada a la Santa Sede marca el comienzo de una nueva etapa en la Iglesia, no solo por el relevo espiritual que representa, sino también por el impacto político y simbólico de su figura, que reúne las atribuciones de jefe espiritual de más de mil millones de fieles y de jefe de Estado de la Ciudad del Vaticano, el país más pequeño del mundo.

A la misa asisten numerosos jefes de Estado y de Gobierno, mandatarios internacionales y miembros de distintas casas reales. Entre ellos, la reina Máxima de los Países Bajos, los reyes Felipe y Matilde de Bélgica, y la princesa heredera Victoria de Suecia. Poco antes de las diez de la mañana comenzaron a llegar los asistentes, mientras León XIV se dirigía a la Basílica en el mismo vehículo que usaba su predecesor, saludando a la multitud congregada con gestos cercanos que evocaban el estilo pastoral del papa Francisco.

Los primeros en ocupar sus lugares fueron los patriarcas y cardenales, que, tras reunirse previamente en la Capilla de San Sebastián, desfilaron con sus mitras blancas damascadas para situarse a un lado de la plaza. En el lado opuesto se acomodaron los representantes civiles, entre ellos los Reyes de España, cuya presencia volvió a captar la atención por la simbología de cada gesto.

La Reina Letizia va vestida de blanco y con mantilla, un atuendo reservado a un círculo muy reducido de mujeres en el mundo gracias al llamado Privilège du blanc. Esta prerrogativa permite a las reinas católicas vestir de blanco en presencia del Papa, un gesto que simboliza pureza, paz e inocencia. Se trata de una concesión histórica vinculada a las monarquías que han mantenido su fidelidad a la Iglesia católica, especialmente durante la Reforma protestante. Además de Letizia, solo gozan de este privilegio la reina Sofía de España, la gran duquesa María Teresa de Luxemburgo, Charlene de Mónaco y las reinas Paola y Matilde de Bélgica. Es importante señalar que no se extiende a princesas ni primeras damas.

Durante los funerales papales, esta dispensa no aplica, motivo por el cual Letizia vistió de negro como el resto de asistentes en la ceremonia de despedida de Francisco. Pero en esta ocasión, el contexto solemne y esperanzador del inicio de un nuevo pontificado permitió a la Reina ejercer este derecho, aportando a la ceremonia una estampa de tradición y elegancia.

El nuevo Papa, cuya audiencia general está prevista para el 21 de mayo, tiene también programada una reunión con la Curia Romana el próximo día 24. En su papel como líder religioso y político, León XIV tendrá el reto de guiar a la Iglesia en un mundo en constante transformación, marcado por desafíos éticos, sociales y ambientales. Su investidura ha despertado expectación global, no solo en el ámbito eclesiástico, sino también en el diplomático, dada la influencia que el Vaticano sigue ejerciendo en los escenarios internacionales.

La presencia de los Reyes de España en esta misa refuerza una vez más la estrecha relación entre la Corona española y la Santa Sede. Felipe VI y Letizia han sido testigos de tres pontificados y han sabido mantener una actitud de respeto institucional y cercanía humana, aportando continuidad a una tradición que, más allá del protocolo, conecta con la historia viva de Europa.

Charlene de Mónaco, Victoria de Suecia y toda la realeza que asiste en Roma al evento

Este domingo, la majestuosa plaza de San Pedro en el Vaticano se convierte en escenario de un acontecimiento eclesiástico de gran trascendencia: la misa inaugural del pontificado de León XIV. Tres semanas después del funeral del papa Francisco, los Reyes de España, Felipe VI y Letizia, regresan a Roma para acompañar el inicio del ministerio del nuevo pontífice, Robert Francis Prevost, quien, con 69 años, asume como el Papa número 267 de la historia de la Iglesia Católica. Su elección marca un hecho sin precedentes: es el primer Papa de origen estadounidense y posee también la nacionalidad peruana.

La ceremonia reúne a miles de fieles, miembros del clero y más de 150 delegaciones oficiales procedentes de todo el mundo. Desde primeras horas de la mañana, las autoridades ocupan sus lugares en la plaza vaticana, donde León XIV recibe dos de los símbolos más representativos de su nuevo cargo: el anillo del pescador, emblema de su autoridad apostólica, y el palio, una estola de lana que simboliza su vínculo con la Iglesia universal.

La presencia de los Reyes de España destaca entre los asistentes. La reina Letizia vuelve a vestir de blanco, haciendo uso del Privilège du blanc, un privilegio exclusivo que solo cinco mujeres en el mundo pueden ejercer ante el Santo Padre. Este gesto simbólico —representación de la pureza, la paz y la inocencia— está reservado a las soberanas de casas reales católicas que han mantenido históricamente su fidelidad a la Iglesia, especialmente durante la Reforma protestante. Además de Letizia, también gozan de este privilegio la reina Sofía, la gran duquesa María Teresa de Luxemburgo, Charlene de Mónaco y las reinas Paola y Matilde de Bélgica. Las princesas, por protocolo, no tienen acceso a esta excepción.

Durante la ceremonia, el protocolo vaticano establece el orden de los invitados según precedencia: en la primera fila se sientan los representantes de los países de origen del nuevo Papa, es decir, el vicepresidente de Estados Unidos, J.D. Vance, y la presidenta de Perú, Dina Boluarte. A continuación, se colocan los miembros de monarquías católicas, como los reyes Felipe y Matilde de Bélgica, la reina Máxima de los Países Bajos, la princesa heredera Victoria de Suecia y el príncipe Eduardo, en representación del rey Carlos III del Reino Unido. Más atrás, se sitúan las monarquías no católicas y, finalmente, el resto de delegaciones se distribuyen según el orden alfabético en francés, idioma oficial del protocolo vaticano.

Este evento no solo marca el inicio de un nuevo papado, sino que también reafirma la relevancia internacional del Vaticano y subraya el papel del Papa como figura global. León XIV, al frente de más de mil millones de católicos, asume también la jefatura del Estado de la Ciudad del Vaticano, lo que le confiere una posición única tanto política como espiritualmente. Su perfil cercano y su doble nacionalidad generan expectativas en torno a una etapa de apertura, con especial atención a América Latina y el diálogo intercontinental.

La elección de León XIV, ocurrida tras cuatro votaciones en el reciente cónclave, se interpreta como una apuesta por un liderazgo renovador, aunque profundamente arraigado en los valores tradicionales de la Iglesia. Su primera audiencia pública se celebrará el 21 de mayo, y el día 24 mantendrá una reunión con la Curia Romana, dando inicio formal a su pontificado. La presencia de los Reyes de España en esta celebración refleja el estrecho vínculo entre la monarquía española y la Santa Sede, una relación consolidada por siglos de historia común. Como en anteriores ocasiones, su participación contribuye a fortalecer la imagen institucional de la Corona en el escenario internacional, en el contexto de una ceremonia cargada de simbolismo, diplomacia y tradición.

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