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Wed, 05 Aug 2020 13:02:32 +0200
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El nacimiento de la nueva Secretaría de Estado de Sanidad, ocupada por Silvia Calzón, no ha sido bien recibido por todos los integrantes de la cúpula de este Ministerio. La decisión podría verse como un refuerzo para un departamento, al que generalmente se ha tildado de “vacío de competencias”, pero despierta suspicacias, precisamente entre quienes, a priori, más se benefician de su existencia. Todo ello se debe, según fuentes cercanas al Gobierno, “a la falta de comunicación del ministro Salvador Illa y varios de los que deberían ser sus colaboradores más directos”. “Hace tiempo que existe tensión entre Illa y el equipo que le rodea. Es por ello que casi siempre el ministro ha comparecido solo en el Congreso, incluso en los peores momentos de la epidemia. Nadie ha querido arroparlo, por la unilateralidad con la que ha diseñado muchas de sus políticas”, comentan esas mismas fuentes. De hecho, hay quien considera que la creación de la Secretaría de Estado “es otro ejemplo de las decisiones que el titular de Sanidad toma de espaldas al que debería ser su equipo”. Incluso, hay voces que defienden que la mencionada Secretaría “no marcará grandes diferencias en el funcionamiento del Ministerio” y que todo se reduce a “una cortina de humo” para disimular el fiasco del inexistente “comité de expertos sanitarios de la desescalada”.