Opinión
La economía de China presenta hoy una inquietante similitud con la de Japón en los años noventa, cuando el estallido de una burbuja inmobiliaria derivó en una prolongada estancación. Pero las "décadas perdidas" de Japón no fueron el resultado inevitable de tendencias irreversibles, sino consecuencia de errores de política, derivados de una interpretación equivocada de los desafíos a los que se enfrentaba la economía. ¿Repetirán los responsables chinos los mismos errores? La burbuja inmobiliaria japonesa fue precedida por un fuerte incremento en la relación entre los precios de la vivienda y los ingresos anuales, con un aumento en Tokio de ocho veces en 1985 a dieciocho en 1990. Este fenómeno estuvo impulsado por varios factores, como la política fiscal sobre la propiedad del suelo, la desregulación financiera y una deficiente coordinación entre las políticas fiscal y monetaria. No obstante, la demanda por parte de compradores primerizos –de entre 39 y 43 años de media– también tuvo un papel decisivo.