Redactor de Internacional. Aprendí a cubrir economía en Argentina, aunque mi pasión siempre ha estado en Reino Unido y EEUU, en las que me centro actualmente, porque si algo no son precisamente estos dos países es aburridos. Estudio sobre el bitcoin y el universo de ideas y fraudes que ha crecido alrededor en mis ratos libres.

Federico Sturzenegger es profesor plenario en la Universidad de San Andrés en Buenos Aires. A día de hoy no tiene ningún cargo público. Pero este miércoles se va a convertir en una de las personas más importantes en toda Argentina: él es el autor intelectual detrás del 'decretazo' que el presidente, Javier Milei, va a promulgar para reformar de arriba abajo todo el sistema económico argentino. El hombre que se ha convertido en el 'cerebro' económico detrás del nuevo Gobierno lleva varios años preparando este texto, tras dos décadas involucrado en la política del país y una enorme espina clavada por una traición que sufrió a manos del expresidente Mauricio Macri y a la que culpa de gran parte de los problemas económicos del país.

"La inflación se va a acelerar". Así de rotundo fue el flamante ministro de Economía de Argentina, Luis 'Toto' Caputo, al anunciar el primer paquete de reformas económicas de urgencia tras la toma de posesión de Javier Milei como presidente. Y las señales indican que se va a cumplir con creces: la inflación registrada en una cesta media de productos de alimentación y droguería en el supermercado ya supera el 24%, y las cifras mayoristas apuntan a una subida aún mayor en las próximas semanas.

La Reserva Federal ha decidido mantener los tipos de interés al nivel actual, entre el 5,25% y el 5,5%, tal y como descontaban los mercados, y ha afirmado que los tipos han tocado techo. Así lo ha acordado el Comité Federal de Mercado Abierto (FOMC, en sus siglas en inglés) en la reunión celebrada hoy, después de semanas de especulación sobre un posible cambio en la política monetaria restrictiva del organismo encabezado por Jerome Powell. A eso se ha sumado una apuesta decidida por las bajadas de tipos el próximo año, con algo menos de cautela de la que se temía, ya la mayoría de los miembros de la Fed prevé unas tres bajadas de tipos (75 puntos básicos en total) durante 2024. Los mercados esperaban mucho más (cinco bajadas), pero el mero giro en el discurso de Powell, que llevaba meses advirtiendo de una posible subida adicional antes de terminar este año, ha hecho a los inversores descorchar el champán y elevar su apuesta a 6 recortes de tipos antes de que termine el próximo año.

Con un retraso de dos horas, el flamante ministro de Economía de Argentina, Luis 'Toto' Caputo, anunció el paquete de medidas fiscales de urgencia prometido por Javier Milei, para intentar poner fin a la "adicción" al déficit de Argentina. Las medidas incluyen la liberalización del dólar y las importaciones, fuertes recortes a los subsidios, un golpe profundo a las provincias y el fin de la obra pública, como se había ido filtrando en las últimas semanas.

A menos de dos semanas para la Navidad, no son fechas para tumbar un Gobierno. Esa ha sido la conclusión de los cerca de 40 diputados conservadores rebeldes que llevan días amenazando al primer ministro británico, Rishi Sunak, con rechazar la ley en la que ha depositado su capital político, un proyecto para deportar solicitantes de asilo a Ruanda. El 'premier' ganó la votación por 313 votos a 269, pero los rebeldes le dejaron bien claro que están dispuestos a apretar el gatillo la próxima vez que la ley vuelva a debate, el próximo mes.

Hace algo más de un año desde que cayera la breve Liz Truss y el Partido Conservador británico ya no puede contener sus ansias de rebelión. Acosado por unas encuestas que siguen siendo igual de terroríficas que cuando cayó Boris Johnson, el actual primer ministro, Rishi Sunak, vuelve a jugarse el cargo este martes, en una votación impredecible sobre un proyecto de ley para deportar refugiados a Ruanda. Un proyecto al que Sunak ha atado su futuro político, y que ha levantado un fuerte rechazo a ambos lados del espectro político: un paso hacia una potencial dictadura para la izquierda y el ala más institucional del partido Tory, y un parche que no va lo suficientemente lejos para la derecha más dura.

Una de las normas de la economía es que, cuando hay más demanda de trabajadores que personas preparadas para ocupar esos puestos vacantes, la competición por atraer a los escasos empleados disponibles (o retener a los que ya están contratados) provoca subidas generalizadas de salarios y un aumento de la inflación, ya que las empresas se ven obligadas a subir los precios para compensar el aumento de sus costes. La siguiente norma es que cuando los bancos centrales suben tipos para acabar con la inflación, la economía se debe enfriar, con el inevitable y doloroso ajuste de las empresas. Durante muchos meses, el presidente de la Fed, Jerome Powell, se ha preguntado qué demonios pasa en la economía de EEUU para que se realice la mayor subida de tipos en cuarenta años y el mercado laboral aguante, con el paro en mínimos y creando puestos de trabajo. El banquero llegó a decir que era "milagroso", con lo que de paso justificaba la tozudez de la inflación. Sin embargo, con el actual descenso en los precios ya empiezan a encajar las piezas.

Con el mercado del petróleo esperando un exceso de suministro el próximo año que empujará los precios a la baja, la reunión de hoy de la OPEP era la única forma para intentar darle la vuelta a la tortilla. Arabia Saudí, el líder del cártel de productores, ha empujado a sus socios a asumir un nuevo recorte de producción con el que taponar ese exceso de oferta. Pero los mercados han dado su veredicto: no se creen que los recortes vayan a ser tales, e incluso aunque lo fueran, estos no serían suficientes. Y el petróleo lo está pagando con caídas.

A falta de once días para la toma de posesión de Javier Milei como presidente de Argentina, el libertario ha pronosticado dos años "duros" de estanflación para intentar arreglar las cuentas del país, que se tendrán que hacer con un fuerte recorte de gasto público. Y ha advertido de la necesidad de poner fin a "este jubileo irresponsable" en las cuentas estatales para evitar "una inflación del 14.400%" en los próximos años.

En 2001, una joven Patricia Bullrich, ministra de Trabajo de Argentina, defendió la ley de "déficit cero", que obligaría al Gobierno a realizar recortes de gasto proporcionales en todas las partidas (sueldos públicos, inversiones, pensiones, sanidad, educación, obras) si los ingresos fiscales del Estado se quedaban por debajo de lo presupuestado. Aquella ley, declarada inconstitucional en 2002, fue uno de los detonantes de la crisis social y económica que culminó en el corralito de aquel diciembre. Han pasado 22 años, y ahora Bullrich, excandidata presidencial derrotada en primera vuelta, es la socia de un nuevo presidente, Javier Milei, que ha anunciado que aplicará voluntariamente el espíritu de esa ley desde el mismo día de su toma de posesión, el 10 de diciembre. "Va a venir un ajuste de shock", avisó en una entrevista de televisión.