Correlación no implica causalidad. Vicente Nieves lleva buscando explicaciones a los movimientos de los mercados y de la economía desde la crisis financiera de 2007. Aún no tiene la respuesta.

La vida da muchas vueltas. Lo que ve el que vive. Torres más altas han caído. El prolijo refranero español glosa a la perfección lo que debe estar pensando más de uno cuando mira lo que está ocurriendo ahora mismo con las economías de Alemania y Grecia. Si hace década y media, Alemania era el alumno modélico que tiraba de Europa y pedía austeridad a una díscola Grecia que se adentraba en las tinieblas, ahora es Atenas la que recomienda reformas a una renqueante locomotora germana. Si quieres salir de la crisis tendrás que hacer reformas, telegrafían los griegos con cierto 'regustillo dulce'.

Resolver en unos meses o unos pocos años una crisis que se lleva gestando hace más de una década resulta muy difícil. Pero si encima las soluciones propuestas están lejos de ser las más adecuadas o incluso pueden agravar el problema, entonces la crisis solo puede ir en una dirección y a toda velocidad. Esto es lo que está sucediendo con la vivienda en España, el bien más importante para las familias y que es cada vez más escaso. Los últimos datos sobre disponibilidad de vivienda son alarmantes y anticipan mayores subidas de precios. La demanda sigue siendo intensa, la oferta (construcción) no despierta y las medidas adoptadas desde la administración pública no ayudan. Si no compras hoy porque es 'caro', mañana puede ser aún peor. Las previsiones de los grandes organismos y agencias de calificación siguen apuntando a subidas de precios que supera el crecimiento de los salarios, de modo que la asequibilidad de la vivienda empeorará, al menos, en el corto y medio plazo.

EEUU es un país enorme en términos de superficie y muy rico en términos de diversidad geológica y de recursos naturales. Donald Trump, nuevo presidente del país, está dispuesto a aprovechar estos recursos cueste lo que cueste y para ello ha firmado una orden ejecutiva para declarar la "emergencia energética nacional" que le da autoridad para abrir las puertas al campo a todo el que quiera abrir un agujero y buscar petróleo, hablando mal y pronto. Aunque el impacto sobre el mercado de crudo internacional será limitado en el corto plazo (puesto que EEUU ya produce cerca de su potencial y otros factores como las sanciones sobre Rusia o los recortes de la OPEP limitan las caídas del crudo), resulta interesante analizar cuáles son los tesoros ocultos bajo suelo estadounidense que se pueden rescatar gracias a esta orden ejecutiva. Aunque no se espera un impacto inmediato, lo cierto es que el precio del crudo cae con intensidad esta jornada de martes ante una previsión de mayor producción futura en EEUU.

El runrún en los círculos políticos y de analistas hasta hace 'cuatro días' sostenía que la llegada de un nuevo presidente a la Casa Blanca podría suponer un alivio para el petróleo ruso ante la 'mejor' relación de Donald Trump con el presidente ruso Vladimir Putin. Sin embargo, unas declaraciones del nuevo secretario del Tesoro de EEUU han echado por tierra estas perspectivas de un plumazo y han puesto en el punto de mira a la economía de Europa. ¿Por qué? Sencillo, Europa podría terminar pagando muy caro esta inesperada nueva sanción (un petróleo más caro), mientras que EEUU saldría indemne de la misma. Europa necesita importar cada día millones de barriles de petróleo, mientras que apenas produce crudo. Un petróleo caro lastraría el crecimiento económico del Viejo Continente. Por el contrario, EEUU, el mayor productor del mundo de petróleo, no sufriría daño alguno, según los últimos modelos económicos que incorporan sus nuevos niveles de producción. EEUU se ha vuelto inmune a las oscilaciones del crudo gracias al boom del fracking. Una subida del precio del 'oro negro' podría elevar la inflación del país, pero al mismo tiempo incrementaría los ingresos y la actividad del enorme sector petrolero de EEUU, dejando un impacto neutro sobre la economía. En Europa sucede todo lo contrario.

El camino del BCE parece plagado de dificultades. En primer lugar, la llegada de Trump y la reinflación que pueden traer sus aranceles y medidas ya han paralizado a la Fed en su senda de flexibilización, dejando un equilibrio realmente complicado para Fráncfort. Mientras el banco central tiene que hacer malabares con una economía debilitada, un euro en caída frente al dólar, los aranceles… Un nuevo frente se abre en el que parecía el último acto para atar definitivamente los precios: la energía.

Con la precisión de un relojero y la curiosidad de un explorador, Javier Esteban ha dedicado décadas a desentrañar los misterios del mercado laboral. Periodista y escritor, nacido en 1978, Esteban es una de las voces más autorizadas para hablar de un ámbito que, aunque fundamental, parece reinventarse cada día. Desde elEconomista.es, donde ejerce como referencia en análisis laborales, hasta su actividad en redes sociales, su trayectoria profesional ha sido un recorrido por los entresijos de la relación entre las personas y el trabajo. Ahora, Esteban da un paso más con su último libro, Algoritmos, renuncias y otros mitos del empleo (Plataforma Editorial), un título que promete desafiar nuestras creencias sobre el mundo laboral. En sus páginas, aborda con maestría temas que van desde las promesas incumplidas de la digitalización hasta los desafíos del edadismo y la precariedad, pasando por el impacto de la inteligencia artificial en el empleo. Más que un libro, es un mapa que ayuda a navegar en un océano de incertidumbres laborales. Nos reunimos con Javier Esteban para hablar de su libro, de su carrera y de su visión sobre un mercado laboral que, en sus palabras, "está siendo reinventado por las fuerzas del cambio, pero nunca pierde su esencia humana". ¿Qué hay detrás de estos mitos del empleo que él denuncia? ¿Cómo se vive el trabajo en un mundo regido por algoritmos y renuncias? La conversación promete tanto rigor como inspiración.

Hay un gran agujero en el comercio mundial por el que se caen hasta un tercio de las exportaciones de la segunda economía del planeta a la primera. Una especie de Triángulo de las Bermudas que ahora vuelve a estar en solfa ante la amenaza de nuevos aranceles (impuestos al comercio) contra China por parte de la nueva Administración de EEUU. El huracán proteccionista con el que amenaza Donald Trump, con Pekín especialmente en la mira, hace que se vuelva a hablar de una amplia discrepancia en los datos que esconde mucho más.

Perdido en medio del vasto continente africano, hay un pequeño país que ha desafiado las leyes de la probabilidad y la historia para emerger como un ejemplo de superación social y económica. Tras el genocidio de 1994, que dejó un millón de muertos y un país completamente devastado, la nación ha trazado un camino de transformación que algunos califican como "milagroso". En palabras del presidente Paul Kagame, quien lideró la recuperación tras la tragedia, "hemos aprendido lecciones que deben guiarnos para construir nuestro futuro". Este país ha multiplicado su renta per cápita por cuatro desde principios de los 2000 y ha sido comparado con Singapur, una de las naciones más ricas del mundo... y también más autoritarias. Ahora, que el ritmo de crecimiento ha empezado a perder un poco de intensidad (solo un poco), el país ha hallado petróleo en sus tierras, lo que le va a permitir subirse a la ola del crudo que ya están surfeando varios países del continente, lo que supondrá un estímulo extra.

En las vastas extensiones de Dakota del Norte, el renombrado yacimiento de Bakken (uno de los grandes yacimientos operativos más antiguos de EEUU) vuelve a resonar en el mundo del petróleo con la promesa de una nueva era de prosperidad energética. Tras años de 'irrelevancia', siempre a la sobra de la prolífica Cuenca Pérmica, en los que su producción de crudo parecía haberse quedado en el olvido, un impresionante hallazgo en la formación Three Forks ha renovado la esperanza en esta región como uno de los pilares del oro negro. Según el Departamento de Recursos Minerales de Dakota del Norte, este yacimiento podría contener cientos de millones de barriles de petróleo no explotados, una cantidad que no supone un 'game changer' o cambio radical, pero que podría ser suficiente para revivir a este decano que lleva años (más una década) presentando una producción prácticamente estancada.

Sí, no y, todo lo contrario. Así se podrían describir las expectativas sobre los tipos de interés en EEUU. Aunque en muchas ocasiones la información parece contradictoria, lo cierto es que todo responde al sentimiento del mercado y a los cambios en tiempo real que se van produciendo con la publicación de nuevos datos clave. Hasta hace no mucho, la Reserva Federal mostraba su disposición a bajar este año con generosidad los tipos de interés. El mejor indicativo eran los 100 puntos básicos de recorte desde septiembre hasta final de año. La inflación parecía marcharse y no tenía sentido mantener los tipos en niveles tan restrictivos. Ahora, la expectativa central es que la Fed mantenga los tipos prácticamente sin cambios ante una economía que está más caliente de lo que se creía (todos los recursos están trabajando al máximo potencial) y una inflación que no parece querer marchar como había 'prometido'. En medio de este claro cambio de relato, aliviado solo parcialmente este miércoles con el informe de IPC de diciembre, ha surgido un nuevo runrún: la Fed tendrá que dar directamente un giro de 180 grados y subir los tipos si el objetivo real es llevar la inflación al 2%. Un cambio de rasante que el BCE mira de reojo y con miedo al otro lado del Atlántico.