Tribuna
La eurozona, si quiere evitar la "japonización", debe precisamente adoptar una política monetaria radical al estilo japonés. Efectivamente, Mario Draghi, presidente del BCE hasta octubre de este año, debe prestar especial atención a los banqueros centrales japoneses, pues la eurozona, con su economía multi-velocidad, necesita una política de "control de la curva de rentabilidad", hasta el punto de que debe ser el último conejo que saca del sombrero, su disparo de despedida de la institución.