Presidente de Signaturit

Nos encontramos con un mercado en el que la rapidez y la eficiencia resultan fundamentales. Por tanto, el impacto positivo de la tecnología en las operaciones empresariales es cada vez más importante. La digitalización ya no es un tema de moda, es una obligación para las pequeñas y medianas empresas. Año tras año, observamos cómo estas organizaciones se enfrentan al dilema inevitable de transformarse o desaparecer. Esto se debe, en gran parte, a un cambio en el entorno impulsado por la transformación digital tanto de la Administración Pública y como de las grandes corporaciones, que además de incorporar tecnología en su núcleo operativo, exigen a sus proveedores, frecuentemente Pymes, cumplir con estándares digitales avanzados.

Los usos de la Inteligencia Artificial generativa son ya innumerables. Durante los últimos años se ha producido una adopción progresiva y masiva de algoritmos de inteligencia artificial en toda clase de aplicaciones. Seamos conscientes o no, forman parte de muchos ámbitos de nuestra vida, como la salud, la educación, el empleo y el consumo, entre otros.

Tras las elecciones del 23 de julio, el nuevo gobierno tiene unas obligaciones a las que debe responder en términos de digitalización de la Administración para así adaptarse a los desafíos del siglo XXI. En este punto, entra en juego el Plan de Digitalización de las AA PP y sus 2.600 millones de inversión hasta 2025. El objetivo que se persigue es el de ofrecer servicios digitales accesibles, eficientes, seguros y fiables que permitan relacionar ciudadanos e instituciones de manera eficaz e igualitaria. Así que, quedan dos años para hacer palpables los objetivos que se establecen en dicho plan.

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