Electricidad, carburantes y gas fueron los elementos que más encarecieron la cesta de la compra en octubre, según el dato avanzado del IPC del Instituto Nacional de Estadística. Un mes más y una nueva subida de la tasa interanual, esta vez hasta el 5,5%, su nivel más alto desde 1992. Una nueva escalada que se traduce en pérdida de poder adquisitivo de los españoles, cuyos salarios no crecen al ritmo fulgurante de la inflación.

La víspera del Día de Todos los Santos no solo se celebró Halloween. También fue el Día Mundial del Ahorro, una jornada que pretende concienciar sobre la importancia de este hábito y de sus beneficios en la gestión de nuestras finanzas personales. Interiorizar este concepto desde edades tempranas redunda en una mayor capacidad para destinar ese ahorro a inversiones saludables que costeen los gastos habituales y también los proyectos que exigen esfuerzos y presupuestos mayores.

El bienestar irrumpe como una exhalación en las sociedades postpandemia. Después del confinamiento, la salud física y sobre todo la mental ha ganado peso en las agendas de los gobiernos. También comienza a asomar en las carteras de inversión. Algunas comercializadoras de fondos están dispuestas a ofrecer a los particulares vehículos con los que invertir (literalmente) en su bienestar. Además, el avance tecnológico brinda otras temáticas que se empiezan a instalar en el mundo financiero, como el big data o las empresas disruptoras, mientras que cada vez hay más mascotas en los núcleos familiares.

Las decisiones financieras, lejos de ser una suma o resta de números, están también atravesadas por pensamientos. Una persona que decide poner a trabajar sus ahorros tiene en mente algo más que la marcha de los mercados. Las emociones son un factor que también entra en juego en la actitud y en la respuesta que despliegan los inversores.

El Ibex 35 ocupó el año pasado el farolillo rojo de rentabilidades frente a las principales bolsas europeas. El selectivo español ha levantado el vuelto este 2021 y, aunque su revalorización no es la más elevada entre los índices europeos (10%), supera a pesos pesados como el FTSE 100 británico entre enero y comienzos de octubre. Algunos valores del Ibex, lejos de tocar techo, tienen un largo recorrido para apreciarse, según el consenso de analistas de Bloomberg.

La crisis financiera de 2008 llevó a capas amplias de la población a desconfiar de las entidades. Muchas personas recelan todavía del banco de cabecera y dudan en dejar depositados allí sus ahorros. La técnica de guardar el dinero bajo el colchón se ha visto acentuada en los últimos años por los bajos tipos de interés, que han desincentivado a muchos particulares a canalizar su capital a través de productos de inversión.

inversión

La disparidad entre la rentabilidad de los fondos de inversión y los depósitos en los últimos años es un secreto a voces. Muchos estudios y análisis lo constatan. Uno de los más recientes, elaborado por la Asociación Europea de Fondos y Gestión de Activos (EFAMA), revela que la rentabilidad de los fondos, sobre todo los de bolsa, superó en varios centenares de euros al rendimiento de un depósito bancario a lo largo de la pasada década.

economía

La 'Ley de Cuba' se puso en marcha en el siglo XIX para que los hijos de españoles emigrados a las colonias tuvieran tiempo de regresar cuando sus padres fallecían y poder así reclamar su parte de la herencia. Desde entonces muchas cosas han cambiado: ni colonias españolas, ni distancias tan largas para que el heredero emigrado regrese al país... Pero una cosa permanecía inmutable hasta ahora: los obstáculos que este artículo, el 28 de la Ley Hipotecaria, ponía a la transmisión y a la venta de inmuebles heredados.

Finanzas personales

La consigna de guardar dinero en casa se convirtió en un mantra durante la crisis financiera de 2008. Las entidades transitaban por una situación precaria en cuanto a solvencia y los tipos de interés de los productos bancarios más habituales para el consumidor soportaban tipos de interés bajos y hasta negativos. El siguiente azote económico, más breve pero muy intenso, ha sido la crisis del coronavirus, que ha reavivado las dudas en muchos ahorradores.

Pagar con una moneda virtual sigue sonando a ciencia ficción para gran parte de la población. Las criptodivisas, a las que se asocia con un activo financiero volátil y sin regular por los bancos centrales, tienen en su ADN otra vertiente más desconocida y amable: servir como medio de pago.