Empresas y finanzas

Guardar el dinero en casa con alta inflación: un riesgo sin recompensa

  • Mantener el dinero fuera del banco resta valor a los ahorros
Imagen: Getty

La crisis financiera de 2008 llevó a capas amplias de la población a desconfiar de las entidades. Muchas personas recelan todavía del banco de cabecera y dudan en dejar depositados allí sus ahorros. La técnica de guardar el dinero bajo el colchón se ha visto acentuada en los últimos años por los bajos tipos de interés, que han desincentivado a muchos particulares a canalizar su capital a través de productos de inversión.

La inflación se encuentra en máximos desde, precisamente, el año 2008. Y esto no es positivo para el ahorrador más conservador, cuyo dinero lejos del banco está perdiendo valor de forma continuada.

Inflación y dinero ahorrado son agua y aceite: la subida de precios no significa que el ahorro del particular desaparezca, pero supondrá que su dueño sea poco a poco más pobre. El dinero en casa no genera intereses y no se revaloriza al mismo tiempo que la inflación. Desde MiCappital, sus asesores indican que "el dinero parado en el banco o en una cuenta remunerada donde los intereses no cubren la inflación, no solo no vas a ganar dinero, sino que éste va a ir mermando cada año". Por ello, su recomendación es invertir en pequeñas dosis y con poco dinero, una alternativa que sí hará crecer los ahorros.

Cobas AM se pronuncia en el mismo sentido. "Que la inflación ya está aquí es un hecho irrefutable. Es posible que sea transitoria tras los efectos de la pandemia, pero también es innegable que las actuaciones de los bancos centrales parecen llevarnos a una pérdida de poder adquisitivo de la moneda a largo plazo", apunta Carlos González, director de relación con inversores particulares de Cobas AM.

Proteger el dinero de la inflación

González ejemplifica el efecto de la inflación sobre el dinero que dejamos debajo del colchón: "En los últimos 30 años, un ahorrador español que tuviera 1.000 euros en 1990 habría perdido más de un 57,5% del valor, dejándose 425 euros en su poder".

El mundo de la inversión es muy amplio y las decisiones están sujetas a cada momento de mercado. Desde Cobas AM consideran que el mejor escudo son los activos reales. "Con mayor o menor inmediatez reflejan la propiedad del activo subyacente y generan rentas por el servicio que prestan", explican. Es decir, un particular es propietario de un activo que satisface un servicio demandado por la sociedad, de forma que mantiene "razonablemente su poder adquisitivo". Los activos de renta variable son según la gestora la mejor opción. También apuntan a descuentos en las valoraciones de acciones de tipo value.

Por sectores, la gestora encuentra oportunidades en la energía, sobre todo en firmas de petróleo y gas, y en el sector servicios. También en el segmento de compañías relacionadas con la ingeniería, el consumo al por menor y el sector inmobiliario español.

Las opciones alternativas a mantener el dinero en casa se pueden consultar en la web de Finect, a través de algunos escaparates ajustados a cada perfil inversor, como por ejemplo el de bajo riesgo o el de depósitos.

Invertir el dinero, frente a mantenerlo en casa, ayuda a contrarrestar la inflación gracias al interés compuesto. Éste permite acumular rendimientos sobre rendimientos anteriores, una recompensa a las personas que mantienen una inversión durante varios años. Así, una inversión de 600 euros al año (50 euros mensuales) con un interés del 7% supondrá para un particular embolsarse más de 8.000 euros al cabo de 10 años. Con el dinero en casa y para el mismo caso, con el nivel de inflación actual en España (4% interanual según el dato de septiembre del Instituto Nacional de Estadística), los 600 euros se convertirían en 576 euros en tan solo un año.

Hacienda, otra piedra en el camino

Este año se suma otro ingrediente en contra de los ahorradores caseros. El Ministerio de Hacienda ha reforzado el control del fraude fiscal. Una de las formas con las que el fisco detecta el fraude es a partir de gastos muy altos en efectivo, la vía más común para mover dinero negro sin dejar rastro (y no declarar impuestos).

El Gobierno notificó este verano que los pagos superiores a 1.000 euros no podrán hacerse en efectivo. La medida modifica la del año 2012, que permitía usar efectivo para desembolsos de hasta 2.500 euros. Por ello, mantener bajo llave los ahorros tiene cada vez más limitaciones y peligros. Aunque Hacienda no llegue a sancionar a quienes guardan el dinero en efectivo, es probable enfrentarse a grandes papeleos para justificar esa forma de custodiar dinero, y además en plazos de tiempo bastante reducidos.

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