Su economía se ralentiza y su mercado inmobiliario se tambalea. Y el Gobierno estrecha el cerco sobre todas las formas de actividad económica. Los inversores mundiales han tomado la decisión de reducir su exposición a China en los últimos meses. Puede que tenga uno de los mayores mercados del mundo, pero los riesgos son sencillamente demasiado altos. Sin embargo, hay una excepción: Alemania está volviendo a apostar por China, y podría estar preparando su propia crisis subprime.