La Unión Europea tiene un plan para rearmarse e intentar garantizar su seguridad frente a enemigos externos. Hay cifras económicas (unos 800.000 millones de euros), cierta coordinación y acuerdo entre los países del bloque... pero hay un problema con el que nadie había contado o, al menos, no se ha puesto sobre la mesa: el gran cuello de botella a nivel de material y, sobre todo, humano al que se van a enfrentar los países europeos. El material ya está siendo visible con la escasez de pólvora y ciertos metales clave para la industria bélica. Mientras que el humano se podría convertir más pronto que tarde en el gran cuello de botella. Europa es un continente envejecido, con escasez de mano de obra y con una población que no está dispuesta a dejar sus empleos para enrolarse en el ejército... ni siquiera los desempleados. Mientras que los nacionales no parecen la solución, los que vienen de fuera tampoco han sido una opción históricamente para ocupar puestos en el ejército. El caso de las Fuerzas Armadas españolas, con un mínimo de efectivos desde 2001, es solo un ejemplo más.

Redactor de economía y mercados. Doctor en Periodismo por la Universidad Complutense de Madrid (UCM). Un día se preguntó cómo cotizaba un bono y ya no hubo vuelta atrás.