El sector residencial ha logrado asentar unos cimientos sólidos en los últimos años tras superar la crisis del ladrillo de 2008. Si bien, vuelven las curvas y este año, marcado por una importante situación de incertidumbre global, se enfrentará a diferentes retos como la escasez de suelo finalista y el incremento de los costes. A esto se suman otras barreras como puede ser la reducción de la demanda provocada por el incremento de la inflación y la subida de tipos de interés. Estos factores provocarán la ralentización de los ritmos de venta.