reseña
Lucio A. Muñoz aborda en "El sistema está podrido" el modelo político-económico de España, que tiene un perfil parasitario y clientelar.
Lucio A. Muñoz aborda en "El sistema está podrido" el modelo político-económico de España, que tiene un perfil parasitario y clientelar.
Quizás no sea una postura lógica pero si comprensible en muchos casos, ya que se trataría del voto de la desesperación. El estereotipado perfil del votante español, tradicional y mayoritariamente alineado con el centro-derecha y la izquierda moderada, está inmerso en un proceso evolutivo o de transformación.
El caso de la familia Pujol está retratando una vez más a nuestro sistema político y económico. ¿Algún español cree que el PP-PSOE desea que la opinión pública conozca las conexiones político-económicas de los Pujol? ¿Y las corruptelas diseñadas por esta familia para conformar un entramado institucional que les ha permitido enriquecerse de forma supuestamente ilícita?
El funcionamiento bananero catalán ha quedado al descubierto. Un chiringuito autonómico protegido por la fuerza emocional de la bandera independentista y cimentado sobre una arquitectura institucional corrupta. Subvenciones para los amigos de la cauda y comisiones para financiarse y enriquecerse.
Aprovechando que España está pendiente del Mundial y que el protagonismo mediático lo acapara la abdicación del Rey, el PP de Castilla La Mancha(C-LM) ha registrado en las Cortes de esta comunidad una iniciativa parlamentaria basada en eliminar 16 de los 49 diputados regionales actuales. Esta reducción de parlamentarios autonómicos será posible gracias a que el Congreso aprobó en marzo la reforma del Estatuto de C-LM a tal efecto.
Muchos autónomos, emprendedores, pequeños empresarios y gestores de pymes opinan el BCE les ha utilizado como señuelo para vender sus últimas medidas de expansión monetaria, ya que los auténticos beneficiarios serán, probablemente, los Estados (Administración Pública) y las grandes multinacionales.
¿Influyen los gobiernos en los mercados? ¿Marca el poder político el camino por el que deben transitar las grandes corporaciones empresariales? ¿O son los mercados y las multinacionales quienes condicionan las decisiones de los gobiernos? Ciertamente, los gobiernos marcan el devenir de la economía mundial aunque, de igual forma, el poder económico también condiciona la política internacional.
Una de las claves para dotar de productividad, eficiencia y competitividad a nuestro modelo productivo radica en incrementar el grado de innovación en el sector industrial. El objetivo es conseguir que España sea capaz de crear empleo mínimamente estable y de mejor calidad y que pueda establecerse un ritmo exportador creciente. Pero nada de lo anterior ocurrirá si no hay una innovación política que sirva de catalizador.
La lucecita macroeconómica que vislumbramos al final del largo túnel de la crisis podría empezar a brillar cada vez con mayor intensidad. Puede que la tendencia de destrucción de empleo por fin se haya roto, pero no hay olvidar que el país necesita cambios radicales para luchar contra un paro crónico y estructural. No podemos condenar a varias generaciones de españoles a la pobreza y al paro.
El desarrollo económico y la competitividad de un país depende en gran medida de la cultura política, social y empresarial del mismo, es decir, de la forma en la que piensan y actúan sus ciudadanos. Y eso quiere decir que la cultura de la subvención que impera en España limita el crecimiento económico y es uno de los principales virus que infecta de corrupción política a nuestra Administración.