El destino de la Unión Europea cambió por completo con la invasión militar rusa de Ucrania. Lo que iba a ser una salida paulatina de una claustrofóbica pandemia, se tornó en un delicado juego de afinidades geopolíticas. Un juego en el que el bloque se encuentra atado de pies y un poco de manos. Y si Estados Unidos había sido hasta ahora el mejor amigo de la UE, parece que el equilibrio se ha vuelto más difícil con el anuncio por parte de la administración Biden de la Ley de Reducción de la Inflación. Tanto que hasta dentro de las instituciones europeas las posiciones son dispares. Si unos abogan por impulsar un fondo soberano, otros ponen sobre la mesa adaptar las ayudas de Estado y otros advierten con temor sobre una guerra comercial.