Joaquín Leguina
Kanye West es un afroamericano, es decir, un negro. Un negro que ha ganado 21 permios Grammy y ha vendido más de veinte millones de discos. Es músico y está casado con Kim Kardashian, una de las famosas hermanas con ese apellido armenio que destacan por su popularidad y sus notables traseros. Pues bien, resulta que West goza en los EE.UU. de una notable popularidad como rapero y es, además, de los pocos afroamericanos que bebe los vientos por Donald Trump. Por eso fue invitado el jueves 11 de octubre al despacho oval de la Casa Blanca, donde se presentó luciendo una de las características gorras rojas pro Trump (en las que aparece un lema que traducido al español dice "Hagamos de nuevo una América grande".