Periodista y escritor. Entre apocalípticos e integrados, lo mío es abordar el presente y el futuro del empleo con acento crítico y sin 'hype'.

Como ha ocurrido en todo el mundo, trabajar desde casa se ha convertido en la nueva normalidad laboral para millones de trabajadores estadounidenses. A pesar de la insistencia de grandes compañías por volver a la oficina, allí sí puede decirse que el teletrabajo ha llegado para quedarse.

En un contexto marcado por la incertidumbre de la guerra en Ucrania y la inflación que parece seguir sin tocar techo, los datos del mercado laboral de la eurozona de julio sorprendieron anotándose un mínimo histórico.

La realidad es tozuda, pero la retórica lo es aún más. Una vez que los análisis del mercado laboral español rebaten la tesis de que una 'Gran Renuncia' como la de Estados Unidos ha llegado a nuestro país, el concepto que pugna por sustituirla es el de la 'Renuncia Silenciosa', en el que los trabajadores no dejan su empleo, sino que 'desconectan' emocional y productivamente de él.

El 49,2% de las personas que trabajaban a tiempo parcial lo hace porque no encontró un trabajo a tiempo completo. Aunque hablemos de una situación que afecta a 1,4 millones de personas, la cifra encierra una lectura positiva: se trata del menor porcentaje registrado en doce años. 

A poco más de un mes de cumplirse dos años desde su aprobación inicial, la Ley española de Trabajo a Distancia sigue siendo objeto de un acalorado debate por sus numerosas lagunas, a la que muchos expertos achacan el retroceso del teletrabajo en España.

La transformación digital se presenta como una de las puertas más brillantes al futuro laboral para millones de personas en España, con una creación de empleo que alcanza niveles de crecimiento récord en los últimos años. Pero esta afirmación, sin dejar de ser cierta, presenta muchos matices.

Ni la coyuntura económica, ni la subida de tipos ni los contundentes mensajes del presidente de la Fed, Jerome Powell, acerca de las consecuencias que su batalla contra la inflación han hecho mella en las crecientes aspiraciones salariales de los estadounidenses.

Aunque en cualquier análisis sobre los problemas del empleo juvenil es inevitable acabar mencionando a los 'ninis' que ni estudian ni trabajan, el hecho es que nuestro país es líder europeo en el supuesto contrario. El 20% de los estudiantes europeos entre 15 y 29 años que sí buscan un empleo, pero no lo encuentran, es español.

Las turbulencias vividas en el negocio de las grandes tecnológicas estadounidenses a lo largo de 2022 están repercutiendo en sus políticas de contratación. Ya no se trata de casos aislados, sino que una tendencia generalizada que lleva a que las ofertas de empleo en las grandes mecas del sector repartidas por el país caigan ya a tasas mensuales del 8,4%.

El impacto de la política cada vez más agresiva de la Reserva Federal sobre un mercado laboral que anota una tasa de paro del 3,5% pero niveles récord de renuncias de trabajadores y puestos sin cubrir, es una incógnita para muchos analistas.