Periodista y escritor. Entre apocalípticos e integrados, lo mío es abordar el presente y el futuro del empleo con acento crítico y sin 'hype'.

El lanzamiento de ChatGPT en noviembre de 2022 inauguró la revolución de la inteligencia artificial generativa. El software desarrollado por Open AI, al que han seguido muchos otros, reveló al gran público el músculo de una nueva generación de algoritmos capaces de automatizar tareas de todo tipo, con un impacto indiscutible en millones de puestos de trabajo y la productividad de las empresas. Y, sin embargo, los datos de impacto en el empleo resultan sorprendentemente pobres: según los datos menos de un 0,4% de las ofertas de empleo publicadas en las principales economías occidentales –Estados Unidos, Reino Unido, Alemania y Francia– requieren dominar esta tecnología. Un escenario en el que, paradójicamente, se descuelga España, con una tasa del 0,79%. Aunque los datos de nuestro país responden más a un sesgo estadístico que a un liderazgo real en este ámbito.

La idea de que el teletrabajo fue un 'experimento' impuesto por la pandemia que desde entonces se encuentra en declive ha sido una constante desde que las grandes compañías de todo el mundo, especialmente las tecnológicas, empezaron a llamar de vuelta a sus trabajadores a las oficinas. Pero no parece haber contagiado a las empresas españolas, si nos fijamos en el hecho de que el 20,5% de las ofertas de empleo que publican incluyen alguna modalidad en remoto. Un porcentaje que se mantiene estable desde los máximos alcanzados en 2023 y supera con creces al de países como Estados Unidos, Alemania, Francia o Reino Unido.

Las empresas españolas son las que mejor están resistiendo, en términos de contratación, la incertidumbre económica por la guerra arancelaria impulsada por el presidente estadounidense Donald J. Trump. Al menos eso es lo que nos dicen los datos de las principales plataformas de empleo del mundo, LinkedIn e Indeed, que hablan de un aumento interanual en marzo del 2,9% en el número de vacantes y del 3,6% en los salarios ofertados en ellas. Eso sí, los usuarios que logran colocarse registran un leve retroceso del 0,7%, que aun así contrasta con los desplomes de más dos dígitos en Francia o Alemania. Una evolución que no solo se desmarca de la tendencia en Europa, sino que bate en algunas variables a Estados Unidos.

El coste medio de indemnización por despido o extinción de contrato cerró el cuarto trimestre de 2024 en 7.196,65 euros, un 19,9% menos que la cantidad anotada en el mismo periodo de 2021, justo antes de la aprobación y entrada en vigor de la reforma laboral. Pero el retroceso no ha sido general: de hecho, en sectores considerados intensivos en el uso de mano de obra y con salarios más bajos, como el comercio o la hostelería, se ha incrementado.

El plan del Ministerio de Trabajo para reducir por ley la jornada laboral a 37,5 horas semanales inicia, a partir de esta semana, un complejo periplo parlamentario, en el que solo existe una certeza. Si el propósito de la vicepresidenta Yolanda Díaz tuviera éxito, España, lejos de seguir la tendencia imperante en la Unión Europea, se convertiría en un caso extremo, de acuerdo con la comparativa que los datos de Eurostat y de EU Eurofound permiten establecer. No en vano contaría con el segundo límite legal más restrictivo al tiempo de trabajo de todo el club europeo, con excepción de las 35 horas imperantes en Francia desde principios de este siglo.

Las bajas de afiliación por causas clasificadas como despido sumaron un total de 249.813 en el primer trimestre del año, un 3,65% menos que hace un año, en lo que supone su primer retroceso desde la aprobación de la reforma laboral tras haber superado el umbral del millón de ceses en 2024. Pero este dato en apariencia positivo, siembra dudas, ya que viene contrarrestado con otro claramente preocupante: la precariedad vuelve a ganar terreno. Las extinciones por el fin de los contratos temporales vuelven a subir, un 5,5% y alcanzan los 2,2 millones, seguidas por las más de 900.000 bajas de fijos discontinuos inactivos, que crecen un 7,7%.

España ha regresado al primer lugar de la lista de la Unión Europea de países con más trabajadores forzados a trabajar a media jornada por falta de oportunidades laborales. Suman 1,14 millones de subempleados, el 5,2% del total de ocupados. Un dato aún más llamativo porque nuestro país dista mucho de ser el que tiene más empleados a tiempo parcial: suponen el 13,8% del total, muy por debajo de la media de los Veintisiete. Pero para cuatro de cada diez de ellos no es una elección, sino una vía directa a la precariedad laboral.

El mercado laboral estadounidense da los primeros síntomas de parálisis ante la guerra arancelaria impulsada por Donald Trump. La economía estadounidense creó 177.000 empleos en abril, lo que supone un retroceso respecto a los 185.000 anotados en marzo, una cifra revisada a la baja desde los 228.000 anotados inicialmente. Aun así, la tasa de paro permanece sin variación en el 4,2% y los salarios suben, lo que previsiblemente hará que el pulso entre el presidente y el responsable de la Fed, Jerome Powell, siga por ahora en tablas.