
El impulso a la transformación digital tras la pandemia ha provocado una auténtica guerra por el talento entre las empresas tecnológicas, un problema generalizado en el sector que afecta tanto a las grandes consultoras como a las startups.
La preocupación de las compañías esta más que justificada. Fuentes del sector consultadas por elEconomista estiman que la rotación de las plantillas de profesionales tecnológicos se dispara hasta un 35% desde los niveles del 20% de hace apenas unos años y que ya entonces se consideraban "inasumible".
La causa principal, según las empresas, es que la revolución digital ha ido más rápida que la formación de los profesionales. No solo en lo que se refiere a las profesiones consideradas STEM (ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas) sino a las que se han visto afectadas también por la innovación, como el marketing digital y la comunicación.
Por su parte, los sindicatos eluden valorar estas estimaciones y, aunque comparten parte del diagnóstico, señalan que el factor determinante son los sueldos. "Las condiciones laborales invitan a ello", señala José Varela, responsable de Digitalización en el Trabajo de UGT y Asesor del Sindicato en TIC.
Un 'boom' rezagado respecto a Europa
El auge de la demanda de profesionales tecnológicos en España es anterior a la pandemia. El Big Data y el Cloud computing ya marcaban la tendencia del sector antes de 2020, impulsadas por los avances en inteligencia artificial y machine learning a través de nuevos lenguajes de programación.
Así, el número de trabajadores en el sector TIC (Tecnología, Información y Comunicaciones) alcanzó los 806.300 en 2021, un 9,8% más que en la pandemia, según los datos de Eurostat.
Pero estos datos venían de un crecimiento que en la última década ha superado ampliamente al del total del empleo.
Sin embargo, hasta ahora los profesionales TIC solo suponen el 4,1% del total los trabajadores en España, un porcentaje que nos sitúa en el puesto 17 de la UE.
Muy lejos de países como Suecia o Finlandia, donde el empleo de los profesionales tecnológicos supone ya el 8% del total.
La explicación de este desfase, en palabras de Varela está en que que "nueve de cada diez empresas españolas nunca han contratado a un experto en este campo, ni baraja hacerlo".
El laste de la 'titulitis' en el empleo
En este punto, un factor a tener en cuenta es la diferencia de perfiles que buscan las empresas convencionales y las tecnológicas. "Las primeras apuestan eminentemente por los profesionales con un título universitario", señala Varela.
Aunque la calidad de su empleo no sea sustancialmente mejor que la de los demás. Según la última Encuesta de Inserción Laboral de los Universitarios, solo el 48,2% de los titulados TIC accedía a su primer empleo con un contrato indefinido.
Pero las empresas tecnológicas se encuentran con el problema del desfase entre la formación universitaria y las necesidades reales de competencias tecnológicas.
Así lo señala José Luis Gugel, CEO de The Key Talent y experto en talento digital, que defiende la necesidad de mejorar la alineación de Universidades, Formación Profesional e incluso colegios a la hora de adaptar de estos nuevos conocimientos.
Hasta que esto ocurra, muchos profesionales recién titulados o que necesitan reciclarse ante las nuevas tecnologías, se ven obligados a costearse esta formación por su cuenta a través de escuelas de negocio o fórmulas como los bootcamps.
Se trata de metodologías ágiles que viven una época dorada gracias a la digitalización y la formación on line, aunque no provea de un título 'oficial' reconocido por las empresas no tecnológicas.
La experiencia es un grado
Pero los profesionales TIC que más invierten de su bolsillo en su propia formación para mantenerse más actualizados son los que exigien una mayor retribución y ventajas en su condiciones laborales.
Pueden hacerlo sobre todo, en un momento en el que nunca ha sido tan fácil buscar trabajo en el extranjero. Según los datos de LinkedIn Salary, un trabajador de las principales profesiones digitales puede llegar a cobrar la mitad o incluso una tercera parte en Madrid que en Londres o Nueva York.
La diferencia no la determina solo el puesto, sino lo actualizado que esté el trabajador para las competencias requeridas, y la experiencia que ha acumulado.
Según los datos de la consultora especializada en la selección de talento TalentFY, las mayores subidas salariales en el último año se relacionan con posiciones de Back End, Desarrolladores web, UI/UX, Mobile, DevOps, Business Intelligence, Big Data y Ciberseguridad.
Pero además, el análisis de esta consultora revela que la experiencia es un factor determinante en los sueldos, hasta el punto de que un experto en estos campos puede ver duplicado su salario en cinco años.
Así, los trabajadores que combinan veteranía y actualizan sus competencias buscan ofertas de trabajo que conjuguen buenos salarios, facilidad para conciliar y, también, formación continua a cargo de la empresa. "En las empresas españolas, poco o muy poco de los tres", advierte Varela.
Transparencia salarial contra la conflictividad
Esta situación también lleva a una 'brecha digital salarial' del talento en las empresas tecnológicas que no solo provoca una alta rotación, sino conflictividad laboral, como la que afecta estos días al sector por la renovación de su convenio colectivo.
La información sobre sueldos no es difícil de conocer, gracias a herramientas como el mencionado LinkedIn Salary o Glasdoor, pero también a que los convenios colectivos son información pública.
Sin embargo, la mayor capacidad de negociación entre trabajadores más actualizados y el resto, incluso dentro de las propias empresas tecnológicas, está aportando una fuente adicional de tensión en la negociación colectiva.
En este punto, el CEO y fundador de The Key Talent, José Luis Gugel apunta que una mayor transparencia salarial en el sector puede contribuir a moderar una espiral desproporcionada de los sueldos.
En este sentido, considera que la futura Directiva de Equidad y Transparencia Salarial que ultima la UE puede suponer una herramienta positiva para frenar una creciente conflictividad en el sector.