Corresponsal en Londres
INTERNACIONAL

La desconfianza y el posicionamiento táctico marcan el inicio este lunes de la negociación que verdaderamente determinará qué significa el Brexit, si el inicio de un realineamiento estratégico en la descompensada relación entre la Unión Europea y su flamante ex socio, que resulta ser la segunda economía continental; o el establecimiento de costosas barreras entre dos poderes que, tras 47 años de relación, se convierten en rivales comerciales.

Reino Unido presentó ayer su dura estrategia contra los extranjeros

Reino Unido

Los primeros presupuestos del Gobierno británico para el futuro post-Brexit evidenciarán el 11 de marzo el alcance de la concentración de poderes instigada por Boris Johnson para centralizar en el Número 10 la política económica, una vez abandonada la Unión Europea y con el poder absoluto que le otorga su holgada hegemonía. El ministro del Tesoro confirmó ayer que la fecha prevista se mantenía, pese a haber aterrizado en el cargo a cuatro semanas de la presentación de unas cuentas que inaugurarán una nueva era de laxitud fiscal, con una mayor expansión de gasto, una ambiciosa inversión en infraestructuras y una notable relajación de los ajustes planteados durante la reciente campaña electoral.

Unión Europea

El Gobierno británico ha avisado ya abiertamente a la UE de que prefiere renunciar a un acuerdo de libre comercio entre ambos, antes que aceptar la sumisión a su manual de instrucciones regulatorias. Tras semanas escuchando cómo al sur del Canal vinculan el acceso al mercado comunitario con el alineamiento normativo -el cumplimiento de las leyes del bloque-, el Reino Unido ha confirmado su disposición a cerrar la transición del divorcio a final de año, como estaba previsto, y pasar a operar bajo el paraguas de la Organización Mundial de Comercio, pese a las consecuencias en áreas tan cruciales como la cesta de la compra.

Reino Unido

La primera reunión del flamante nuevo gabinete de Boris Johnson ha confirmado que la maniobra de centralización de poder ejecutada por el primer ministro ha propiciado los resultados ambicionados. El Gobierno británico habla con una sola voz, la dictada por el Número 10, una integración con profundas consecuencias tanto para los desafíos de los próximos meses, la nueva fase de la negociación del Brexit, o la dinamización de la agenda doméstica; como para la asunción de responsabilidades, focalizada exclusivamente en el premier.

Internacional

La explosiva dimisión del ministro del Tesoro británico ha expuesto la estrategia diseñada por Boris Johnson y su equipo para concentrar el máximo poder, aprovechando el férreo control otorgado por el incontestable triunfo electoral de diciembre. La primera remodelación de Gobierno tras las generales estaba destinada a completar una reestructuración moderada, sin tocar las carteras más relevantes, pero los planes de integrar el personal del Tesoro a la maquinaria del Número 10 fueron demasiado incluso para Sajid Javid, quien desde su nombramiento el pasado julio cargaba con el deshonroso sobrenombre de "ministro solo de nombre", dada su supuesta escasa influencia sobre las decisiones del Ejecutivo.