La segunda generación del 308 inauguró la nueva imagen de marca y revolucionó la forma de comunicar los valores de Peugeot. El frontal es su elemento más diferenciador. Fue el primer modelo que lució el nuevo logo en una parrilla creada para ponerlo de relieve. Es un modelo inconfundible. La característica firma de luz vertical se identifica a primera vista tanto de día como de noche. Los faros delanteros se prolongan hacia las luces diurnas en forma de colmillos que bajan hacia el parachoques. En su parte trasera, las luces LED con tres "garras" reafirman el ADN de la marca.